El Senado de Estados Unidos no aprobó anoche los fondos para financiar al gobierno federal, obligando a la administración de Donald Trump a un cierre parcial e indefinido (conocido como shutdown) de actividades a partir del primer minuto de hoy.
Este cuadro deja a Trump ante la perspectiva de una pesada derrota política justo cuando se preparaba para festejar, este sábado en su residencia Mar-a-Lago, de Florida, su primer año como presidente.
La presupuesto presentado por los republicanos obtuvo más votos a favor (50) que en contra (48), pero fueron insuficientes porque se requería el apoyo de 60 senadores.
Esta propuesta, que la cámara baja sí logró aprobar el jueves, dotaba de recursos al gobierno hasta el 16 de febrero, prolongando así el plazo de negociación entre demócratas y republicanos.
Los primero, sin embargo, condicionaron su apoyo al proyecto de Trump a que los republicanos acepten regularizar a cerca de 800 mil jóvenes indocumentados conocidos como dreamers.
Son los jóvenes indocumentados (80 por ciento mexicanos) que fueron llevados de niños a EU por sus padres y quienes se encuentran en la cuerda floja desde que, en septiembre, Trump canceló el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés).
El estatus legal con el que el ex presidente Barack Obama dotó a estos jóvenes expira el próximo 5 de marzo. A partir de entonces pueden ser deportados.
Gran parte del gobierno federal, incluida la mayoría de sus trabajadores civiles, se financia del presupuesto anual que debe ser aprobado por el Congreso.
Cuando el Ejecutivo se queda sin fondos porque el Legislativo no aprueba esas cuentas, envía a casa a los empleados no esenciales por no poder pagar sus salarios. Sin empleados ni fondos, amplios sectores de la administración federal no pueden funcionar.
Se estima que un shutdown llevaría a 800 mil trabajadores, de 2.1 millones de civiles que laboran en el gobierno, a sus casas.
Los trabajadores de la administración federal que se consideran esenciales (militares y agentes de fronteras) siguen trabajando, aunque no pueden cobrar.
Además, los museos y parques nacionales cierran sus puertas. También el zoológico de Washington DC, la Biblioteca del Congreso y los Archivos Nacionales.
Ante la reducción de trabajadores, la recaudación y la devolución de impuestos se ralentiza, al igual que la emisión de pasaportes y visados.
El último shutdown se produjo en 2013 con Obama. Durante 16 días la administración federal estuvo cerrada ante la presión de algunos republicanos contra la reforma sanitaria Obamacare.
El presupuesto de 2017 expiró el 30 de septiembre, último día del año fiscal. Desde entonces se aprobaron tres prórrogas, de un mes cada una, para que el gobierno federal siguiera funcionando.
Hasta ahora ningún presidente, salvo Trump, había sufrido un shutdown cuando su partido controlaba ambas cámaras del Congreso.
EL MAGNATE REITERA SU CONDENA AL ABORTO
Donald Trump prometió al movimiento antiabortista que estará siempre a su lado para proteger la “santidad de la vida” y hacer de la familia la “fundación” de la sociedad estadunidense.
El magnate se dirigió a la “Marcha por la Vida”, que celebró este año en Washington su 45 edición y tiene el apoyo de organizaciones religiosas de todo el país.
En su discurso transmitido desde la Casa Blanca, presumió las medidas que ha tomado para dificultar el derecho al aborto, como la prohibición de usar fondos para subvencionar a organizaciones que lo promueven en el extranjero, así como la creación de un grupo dentro de su gobierno destinado a defender a los doctores que, alegando motivos religiosos, se niegan a practicar legrados o tratar a pacientes transgénero.
“En mi gobierno siempre defenderemos el primer derecho recogido en la Declaración de la Independencia, el derecho a la vida”, prometió el presidente, quien antes de ganar las elecciones de 2016 se manifestó en varias ocasiones a favor del derecho de la mujer a decidir sobre su embarazo.