El Tribunal no sólo ratifica por unanimidad condena por corrupción, sino que aumenta la pena de nueve a 12 años, por delinquir siendo presidente. Anuncia recurso para poder ser candidato en las elecciones de octubre, a las que parte como favorito
El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, de 72 años, fue condenado ayer por segunda vez y se encuentra ya a un paso de la cárcel, si el mismo tribunal ratifica la sentencia en las próximas semanas y si, en un última instancia, lo manda a la cárcel la Corte Suprema.
El que fuera líder de la izquierda latinoamericana, que ya fue condenado en julio del año pasado a nueve años de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero por el juez Sergio Moro, encargado del macroproceso Petrobras, siempre ha insistido en su inocencia y por eso presentó un recurso de absolución en un tribunal de segunda instancia.
Dura condena. Se esperaba una ratificación de la condena, pero lo que casi nadie se esperaba era que los tres jueces del tribunal de Porto Alegre aumentasen la pena de nueve a doce años y un mes, tras considerar como agravante que los hechos ocurrieron siendo Lula presidente de Brasil.
“Por desgracia está siendo condenado un expresidente, pero que pactó y cometió crimen”, sentenció el juez instructor del caso Joao Pedro Gebran Neto, quien, al igual que sus compañeros y anteriormente el juez Moro, considera probado que recibió de la constructora OAS un departamento de lujo en la playa, como “premio” por beneficiar a esa empresa con contratos millonarios de Petrobras.
“No solo había un enriquecimiento personal, también servía para financiar campañas y el proyecto político de un gobierno”, remarcó Gebran Neto, en alusión a que Lula era, gracias a su condición de presidente, el “arquitecto” de la gigantesca trama de corrupción de la estatal petrolera durante su mandato.
“Hay prueba, por encima de lo razonable, de que Lula fue uno de los articuladores, si no el principal, de la trama de corrupción” que operó en Petrobras, la mayor empresa del país.
Financiamiento ilegal. Según el juez Leandro Paulsen, presidente de la sala, “Lula fue beneficiario personal y directo de los sobornos puestos a disposición del PT”, el Partido de los Trabajadores del que es fundador y que presuntamente se financió con dinero ilegal procedente de Petrobras.
“Estamos ante pruebas que resistieron a la crítica, al contrapunto. Si las pruebas fuesen débiles no habrían resistido. Si resistieron es que está demostrada la culpabilidad”, aseguró el último en pronunciarse, el magistrado Víctor Luiz dos Santos Laus.
Siete causas abiertas. En esta causa, una de las siete abiertas en su contra en la Justicia, la mayoría por supuesta corrupción, Lula fue condenado por supuestos sobornos e la constructora OAS, que se habrían traducido en la entrega de un apartamento de lujo en la playa a cambio de favorecer a la compañía en contratos con Petrobras.
Peligra candidatura. La decisión, aunque es apelable, complica las opciones del expresidente (2003—2010) para competir en las elecciones presidenciales de octubre ya que, según la legislación brasileña, los condenados en segunda instancia no pueden ser postulados.
No obstante, la última palabra sobre la candidatura de Lula, que lidera todos los sondeos de opinión y ha manifestado su intención de presentarse, estará en manos de la Justicia Electoral.
“No juzgamos personajes”. El tribunal de Porto Alegre, blindado para el juicio ante la expectación generada y el clima de profunda división entre la sociedad brasileña, subrayó que juzgaba “hechos” y no “personajes” ante las reclamaciones del abogado de Lula, Cristiano Zanin Martins, sobre la “motivación política” del proceso.
La ratificación de la condena, para la que cabe recurso, coincide con un año electoral en un país polarizado y golpeado por los múltiples escándalos de corrupción que salpican prácticamente a todos los partidos.
Euforia en la Bolsa. Los mercados reaccionaron con euforia a la decisión judicial y la Bolsa de São Paulo, que teme el regreso del líder izquierdista al poder, se disparó.