CIUDAD DE MÉXICO.
El presidente nacional del PAN, Ricardo Anaya Cortés, aseguró que “el fallecimiento de don Luis H. Álvarez llena de dolor al panismo y a México, por tratarse de una de las más grandes figuras de nuestra historia reciente y uno de los líderes de la transición a la democracia”.
Don Luis, nacido en Camargo, Chihuahua, el 25 de octubre de 1919, se acercó al Partido Acción Nacional por invitación directa de su fundador, Manuel Gómez Morin, y fue candidato de nuestro partido a gobernador de Chihuahua (1956) y a la Presidencia de México (1958), presidente municipal de Chihuahua (1983-1986), presidente nacional (1987-1993), senador de la República (1994-2000), Coordinador para el Diálogo para la Paz en Chiapas (2000-2006) y Comisionado para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (2006-2009).
Bajo su liderazgo, el PAN obtuvo el reconocimiento de sus primeras victorias electorales en las gubernaturas de los estados, concretamente en Baja California (1989), Guanajuato (1991) y Chihuahua (1992). Asimismo, Acción Nacional se convirtió en un actor protagónico en las reformas electorales que permitieron la transición a la democracia en nuestro país, entre ellas la que llevó a la creación del Instituto Federal Electoral en 1989.
Las batallas emprendidas por Don Luis para defender la democracia serán recordadas por siempre en la historia de nuestro México, como la caravana que en 1956 encabezó de Chihuahua a la Ciudad de México, por el fraude electoral en su estado natal, o la heroica huelga de hambre de más de 40 días que realizó en protesta por el fraude electoral de 1986 en Chihuahua. Además, don Luis fue un activo promotor de los derechos humanos, en particular de los pueblos indígenas.
El legado de Don Luis H. Álvarez es innegable para los demócratas y para México. No se entendería la historia reciente de México sin su enorme aportación. Para los panistas, don Luis continuará siendo una inspiración permanente en la lucha por construir una patria ordenada y generosa y una vida mejor y más digna para todos”, concluyó Ricardo Anaya Cortés.