-Para las diputaciones locales y presidencias municipales, acusó
Cuautla, Mor.- En el Partido Revolucionario Institucional ya tenían “todo planchado” para registrar a sus precandidatos a las 12 diputaciones por mayoría y 33 alcaldías.
Desde temprana hora se pudo ver llenas de presuntos aspirantes las oficinas del Comité Directivo Estatal (CDE) del PRI, que buscaban obtener el “visto bueno” o el “palomazo” para registrarse.
Se dieron algunos casos sonados en la región oriente donde Isaac Pimentel Mejía, considerado uno de los posibles abanderados más fuertes con los que contaba el priísmo de Ayala, decidió no registrarse como precandidato “debido a que el piso no fue parejo”, según su propia declaración.
Por ello, determinó no hacer el juego de una dirigencia estatal que desde un día antes, el viernes por la tarde-noche-madrugada, citó a todos o a la mayoría de los suspirantes a los diferentes cargos de elección popular, para preguntarles ¿Por qué querían ser alcaldes o diputados? El cuestionamiento se hizo para mujeres y hombres sin distinción.
Después de haber terminado el auscultamiento de los presuntos, se les dijo que serían llamados al día siguiente, sábado, para registrarlos como precandidatos a los diferentes cargos de elección popular, las 12 diputaciones y las 33 presidencias municipales.
Sin embargo, no hubo llamados, sino que la gran mayoría tuvo que enfrentar un nuevos auscultamiento de parte del dirigente estatal del tricolor, Alberto Martínez González; el delegado del Comité Ejecutivo Nacional, Antonio Lugo Morales y del precandidato a la gubernatura, Jorge Meade Ocaranza.
Ante “una situación que se vio estaba planchada, con dados cargados y piso no parejo, fue que decidimos no participar como precandidato a la presidencia municipal de Ayala, ni siquiera presentarnos para evitar que se dieran suspicacias”, relató Isaac Pimentel Mejía.
Otros como Barué López Corona, de Tepalcingo; el regidor y la presidenta del Comité Municipal de Cuautla, José Luis Salinas Durán y María Asunción Chicón Mejía, además del empresario Oscar Mejía Briz, entre otros, se presentaron para registrarse como presuntos precandidatos, lo que no contaron fue que les pusieron trabas, y al final tuvieron que regresarse por donde vinieron.
Lo mismo sucedió con hombres y mujeres que confiaron en el supuesto proceso abierto del PRI, que tuvieron que regresarse a sus lugares de origen debido a que no los dejaron registrarse.
Solo que tenían el “visto bueno”, el “palomazo” eran registrados y les entregaban en ese mismo momento el documento que los avaló como precandidatos a una diputación o presidencia municipal.