Con la oposición excluida y con el 76 por ciento de los votos, el mandatario logra un cuarto término como presidente de Rusia por seis años más
No hubo sorpresa, y Vladímir Putin arrasó ayer en las elecciones presidenciales rusas, incluso rebasando lo que proyectaban las encuestas. En uno de sus peores momentos en sus relaciones con Occidente por el ataque al exespía ruso en Londres y por su papel en la guerra de Siria, el mandatario logró un apoyo histórico.
Con el 90 por ciento del voto contado, Putin lograba el 76.4 por ciento de apoyos, más de sesenta puntos por encima del 12 por ciento de votos que recibió el segundo en los comicios, el comunista millonario Pável Grudinin.
Estas cifras convierten la victoria de Putin en la más aplastante desde que llegó al poder en 2000; hace seis años, en unas elecciones plagadas de fraudes, logró el 63.6 por ciento de votos, mientras que en 2004 se hizo con el 71.3 por ciento de los sufragios.
“Rusia está condenada al éxito. Debemos mantener la unidad”, exclamó el mandatario ante varios miles de personas congregadas en la plaza del Manezh, frente al Kremlin, donde agradeció el apoyo recibido.
ÉXITO ROTUNDO. De este modo, el mandatario, de 65 años, en 2024 habrá estado manejando el timón del país más grande del mundo ininterrumpidamente durante casi un cuarto de siglo, incluyendo los cuatro años que fue primer ministro, entre 2008 y 2012.
En su primera comparecencia ante la prensa tras proclamar su victoria en los comicios, Putin negó que se plantee, “de momento”, reformar la Constitución para poder seguir en el poder dentro de seis años.
La fecha electoral coincidió con el cuarto aniversario de la anexión de Crimea, lo que da fe de cómo Putin usa el nacionalismo como elemento aglutinador entre sus seguidores.
De hecho, en Crimea los apoyos al presidente rebasaron alcanzaron el 91.7 por ciento, un éxito que también repitió en Chechenia, con el 93 por ciento de votos. En Moscú y San Petersburgo, las dos grandes ciudades del país, Putin logró un respaldo mucho más amplio del esperado, superando también el 70 por ciento de votos.
AUSENCIAS CLAVE. Parte de ese apoyo aplastante en lugares donde tradicionalmente la fortaleza de la oposición frenaba las cifras de Putin se explica por la ausencia del líder opositor Alexéi Navalni, excluido de los comicios por supuestas irregularidades fiscales.
Navalni denunció fraude en las elecciones, y convocó a sus seguidores a manifestarse, mientras que el candidato Grudinin se quejó de que estos comicios han sido “los más sucios que se han celebrado en el espacio posoviético”.