Propuestas que es difícil diferenciar de un candidato a otro, de señalamientos negativos y de ataques poco contundentes, marcaron el primero de los tres debates entre los candidatos a la jefatura de Gobierno
Foto: Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO.
Un alud de propuestas que es difícil diferenciar de un candidato a otro, de señalamientos negativos y de ataques poco contundentes, marcaron el primero de los tres debates entre los candidatos a la jefatura de Gobierno.
Este debate será recordado por marcar el fin de las láminas, gráficas, y ampliaciones de notas informativas utilizadas por los candidatos para reforzar sus discursos.
También se recordará por la falta de un golpe contundente dado por alguno de los contendientes, y por demostrar que al menos tres de los aspirantes ratificaron su desventaja por la falta de propuestas articuladas.
Los candidatos arribaron a las instalaciones del canal 11, en el Casco de Santo Tomás, como lo hacen los actores en un estreno o en la entrega de un premio, por una pasarela, con decenas de disparos de cámaras y tomas en video. Es el único momento en que todos se se sienten cómodos.
Vino luego la espera en las oficinas habilitadas como camerinos, los guardias de seguridad que resguardan puertas detrás de las que se dan los últimos toques a la estrategias, y se hace calistenia política.
Uno a uno visitaron el estudio de televisión, dialogaron con el moderador, Javier Solórzano, y tuvieron un último momento de concentración antes de salir al estudio de televisión.
En los estrechos pasillos del Canal 11 se cruzaron, se saludaron, entraron al mismo tiempo al sanitario, o fingieron no verse Arturo Escobar, del Verde; Dante Delgado, de Movimiento Ciudadano; Alejandro Encinas, asesor de Morena; René Fujiwara, de Nueva Alianza, entre otros.
Todos los candidatos salieron a sus atriles vestidos de blanco (excepto Purificación Carpinteyro, “Puri”, como ella misma se calificó), en un intento de suavizar su imagen personal y de conectar con el público.
Todos contra las punteras
Fueron dos horas de intercambios de golpes, donde Claudia Sheinbaum fue el blanco de duros señalamientos de su más cercana adversaria, Alejandra Barrales; de severos cuestionamientos del abanderado del PRI, Mikel Arriola; incluso la elocuente Mariana Boy, del Verde; y del siempre anecdótico Marco Rascón.
Los segundos pisos de Periférico de San Antonio a San Jerónimo y su cuestionable utilidad para reducir la contaminación, fueron utilizados contra Sheinbaum en varias ocasiones.
Arriola y Barrales recriminaron que Morena postule a Rigoberto Salgado, de Tláhuac, como candidato a diputado, y que el narcomenudeo haya proliferado en esa demarcación y en Xochimilco.
Severa también, la de Morena, respondió a Arriola: ¿Cómo te atreves a hablar de los delegados, cuando tu partido tiene hundido al país en la peor crisis?” y a Barrales le lanzó: “Pareciera que sólo en las delegaciones de Morena hay narco, y que en Coyoacán, Álvaro Obregón, Iztapalapa (gobernadas por el PR) no pasa nada”.
La ex delegada en Tlapan reviró una y otra vez que en contraste habilitó la Línea 1 de Metrobús (que tuvo que ser ajustada en varias ocasiones).
Sheinbaum, Mikel y Boy cuestionaron a Barrales ser parte de un gobierno que, aseguran, dejó en situación de caos a la Ciudad de México en materia de movilidad e inseguridad.
La perredista fue señalada también por sus propiedades y durante el propio debate su equipo subió a las redes de la candidata documentos que, afirma, desmontan cualquier intento de cuestionar su patrimonio e ingresos.
A Mikel Arriola se le recordó en varias ocasiones que su principal lastre es el PRI y Rascón fue profuso para enumerar episodios trágicos de la historia reciente de México atribuibles a gobiernos priístas.
Sheinbaum y Barrales se enfrascaron en un nuevo enfrentamientos por la tragedia del 19 de septiembre en el Colegio Rébsamen, en Tlalpan.
La perredista señaló que Sheinbaum “evade todo, dice 'no me corresponde', 'no me toca', 'no es mi facultad'” cuando se le cuestiona por el derrumbe de la escuela.
La ex delegada en Tlalpan, en su momento más álgido, crispada, le recriminó a la perredista que utilice de “forma vil y poco ético”, el tema del Rébsamen como bandera de campaña, pero evitó enredarse en detalles del tema.
Si algo quedó demostrado es que el formato consensuado entre los candidatos y sus representantes es que el debate es cansado, poco dinámico, los candidatos son cortados antes de concluir alguna idea, y fue tortuoso para aquellas faltas de discurso o de articulación de propuestas.
Si el primero de los enfrentamientos debe definirse por un momento, podría ser el de la crispación que genera el tema del Colegio Rebsamen, entre Barrales y Sheinbaum, y porque las propuestas en seguridad, movilidad, abasto de agua, recuperación de espacios públicos, atención a jóvenes, son similares entre los aspirantes y los matices que cada uno les da apenas logran diferenciarlas.
El primer encuentro no tuvo un ganador, pero sí la confirmación de que cuatro de los aspirantes tienen una visión de ciudad bien articulada, y que sólo dos de ellas compiten para gobernar la capital.