Saboteadores han aprendido a aprovechar la ventana de tiempo que les deja el paso de un vehículo encargado de despejar las vías para los trenes
Últimas Noticias Primera Edición publicó el 7 de febrero de 1968 que saboteadores descarrilaron el tren número 7 que iba a Chihuahua.
CIUDAD DE MÉXICO.
Delincuentes son capaces de desmontar en 20 minutos clavos, grapas, placas, durmientes y rieles de un tramo de vía férrea para descarrilar trenes, de acuerdo con investigaciones de ferroviarias.
Las normas de seguridad para los 26 mil kilómetros de vías férreas que tiene México establecen que 20 minutos adelante de cada convoy debe circular un vehículo conocido como Hy-rail (una pick-up habilitada con ruedas especiales), para que despeje las vías de eventuales obstáculos.
Sin embargo, el paso del Hy-rail se ha convertido en un aviso para quienes sabotean ferrocarriles, pues saben que tras él tienen una ventana de tiempo para dañar las vías.
En tanto, Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec perdió 34.8 mdp por el robo de trenes en Campeche, Chiapas, Tabasco y Yucatán entre 2007 y 2017.
Descarrilan trenes en sólo 20 minutos
Ese es el tiempo, entre el paso de un Hy-rail y el ferrocarril, en el que saboteadores desmantelan la vía.
Imágenes de hombres con el rostro cubierto por un pañuelo, blandiendo pistolas y cabalgando detrás de un tren, históricamente en México son parte de una narrativa cinematográfica con tintes justicieros. Desde hace dos años, escenas sin épica de vagones descarrilados por bandoleros, que despanzurran rieles y desentierran durmientes, tienen en jaque al sistema ferroviario de carga del país.
En 20 minutos los saboteadores son capaces de desmontar con poderosos marros los clavos, grapas, placas, durmientes (de madera o concreto) y rieles de un tramo de la vía férrea, suficiente para que descarrilen locomotoras y sus vagones, según se ha comprobado en investigaciones ministeriales.
De acuerdo con las normas de seguridad establecidas en los más de 26 mil kilómetros de vías de ferrocarril que tiene México –y que lo sitúan como uno de los diez países en más extensión de estas líneas–, 20 minutos adelante del paso de cada convoy del tren, circula un vehículo conocido como Hy-rail —una camioneta pick-up habilitada con ruedas especiales—, que va despejando las vías de eventuales obstáculos y sirve como inhibidor de hechos delictivos.
El paso del Hy-rail, sin embargo, se ha convertido en el aviso puntual para que quienes tienen el objetivo de sabotear un tramo de vía férrea lo pueda hacer antes de los siguientes 20 minutos, según han comprobado las investigaciones de la empresa Ferromex y entregadas a las autoridades.
Sobre la ruta Veracruz-Ciudad de México —primera que existió en México a partir de 1873—, que en las últimas semanas ha sido blanco de distintos hechos delictivos, Ferromex transporta por ahí al menos 23 productos químicos tóxicos, 29 inflamables, residuos sólidos potencialmente peligrosos para el medio ambiente, como ácidos e incluso explosivos, según la lista de productos que mueve la concesionaria.
Con la creación de la Agencia Reguladora del Transporte Ferroviario (ARTF), en 2016 se empezó a llevar el registro de los robos a los trenes –el año pasado contabilizó mil 96 asaltos–, ya que antes el tema formaba parte de las investigaciones de la Procuraduría General de la República, a partir de la respectiva denuncia de hechos.
El riesgo de los descarrilamientos de trenes de carga provocados –desde el 28 de abril han ocurrido siete hechos– no para solamente en la destrucción de la infraestructura ferroviaria, que incluye líneas de fibra óptica con la que opera los rieles, sino en el riesgo que podría producir el derrame de los productos tóxicos, inflamables, corrosivos y hasta explosivos que por esa vía se transportan desde Veracruz y Coatzacoalcos hacia de Ciudad de México.
Empresarios del ramo ferroviario hacen la reflexión del mensaje que, según ellos, lleva el descarrilamiento provocado de los trenes: “da la impresión de que dicen ‘deja que robe las mercancías de los vagones y a tus trenes no le va a pasar nada, de lo contrario, ahí están las consecuencias’, daño a tu infraestructura”.
Desde mediados de abril de este año, Excélsior ha informado que los hechos delictivos en contra de los trenes se han recrudecido. El 17 de abril en Puebla hubo dos asaltos a trenes en un lapso de 12 horas.
El botín que los ladrones obtuvieron entonces fue de aparatos electrodomésticos y vino, en la zona conocida como El Basurero, en los límites entre los municipios de Lara Grajales y Nopalucan, en uno de los hechos. El otro, donde se llevaron costales de cemento, se registró en el municipio de Tepeaca.
Estos dos atracos a trenes en Puebla se sumaron a otros cuatro que se registraron en los primeros tres meses de 2018.
El 7 de mayo pasado fue descarrilado intencionalmente un convoy ferroviario a la altura del municipio de Acultzingo, en Veracruz.
La máquina 4713 de Ferrosur que viajaba de Veracruz a Puebla descarriló en la madrugada de martes 8.
La información fue que asaltantes quitaron partes de la vía férrea para que colisionara el tren. Tan pronto como estuvo quieto el convoy se apoderaron de la carga y huyeron.
El 19 de mayo anterior se registró otro descarrilamiento de un tren y 17 vagones en Orizaba, Veracruz. Entonces se habló de sabotaje por la forma en que descarriló el tren. En este hecho hubo siete personas heridas.
Lourdes Aranda, directora de Relaciones con Gobierno y Comunicación de Grupo México Transportes, declaró a los medios que los delincuentes habían dividido el tren provocando el deslizamiento sin control de 39 carros y cuatro locomotoras por una pendiente descendente de 10 kilómetros, hasta impactarse con otro tren en el patio ferroviario de Orizaba.
Calificó como “un milagro” que no haya ocurrido una tragedia peor, haciendo notar que ese es el tren que transporta químicos peligrosos.
Ciro Gómez Leyva informó en Imagen Noticias que 360 trabajadores de Ferromex laboran en tres turnos para habilitar el paso en la colonia donde el tren descarrilado tiró puentes, postes de luz y dañó casas. Se espera que hoy quede restablecido el paso.
Ayer elementos de la Gendarmería y del Ejército frustraron otro saqueo al tren de Ferrosur en San Pablo Xochimehuacan, junta auxiliar del municipio de Puebla. Esta ocasión no fue el crimen organizado, sino los pobladores, quienes abrieron siete tolvas de los vagones que contenían granos de trigo y miles de pobladores salieron con cubetas y costales para llevarse el producto robado.
Caso aparte es lo que ha ocurrido en las vías de Guanajuato, donde los ladrones ponen a la venta en bodegas lo robado o vía telefónica.
Paralizados
- Gran parte del sector económico del centro de Veracruz se encuentra paralizada por el choque de trenes del pasado fin de semana entre Orizaba y Río Blanco.
- Tan sólo entre Córdoba y Orizaba no se han podido transportar por tren más de 300 mil toneladas de granos desde el accidente.
- En total, son más de dos mil empresarios de toda la zona que directa o indirectamente han resultado afectados por la falta de transporte ferroviario, ya que por esa vía no sólo se mueven granos, sino también productos químicos y de autopartes.
Robos, como si no pasara el tiempo
El primer ataque registrado data del 11 de agosto de 1912.
La historia de los robos y asaltos a los trenes en México se remonta a la lucha revolucionaria. Francisco Javier Gorostiza, en su libro Los ferrocarriles en la Revolución Mexicana, de Siglo XXI Editores, documentó varios asaltos a los trenes de la época.
El primero ocurrió, según el autor, el 11 de agosto de 1912. “Se informó que había sido asaltado en Ticumán otro tren de pasajeros, asegurando que la escolta y todo el pasaje había muerto. En el asalto perecieron los corresponsales de guerra de los diarios El País y El Imparcial. La ruta del ferrocarril por Ticumán era muy apropiada para un ataque. Cuando apareció el tren, un zapatista se colocó en medio de la vía con una bomba en la mano, e hizo señales al maquinista para que se detuviera, pero como no lo hizo, la arrojó, entablándose un fuerte tiroteo con la escolta. Los rebeldes siempre negaron el haber quemado los carros, culpando a los federales, que llegaron después, de prender el fuego”.
Otro asalto lo ordenó Venustiano Carranza, cuando buscaba capturar a Pancho Villa en 1915, documentó Gorostiza. “A finales de 1915, solicita a las autoridades del vecino país su autorización para trasladar por sus líneas ferroviarias a tropas mexicanas en persecución de Francisco Villa, que se había internado en Sonora a combatir a los constitucionalistas. Ese hecho enfureció al Jefe de la División del Norte. En represalia dicho caudillo ordenó el asalto al tren de pasajeros en Santa Isabel, masacrando a muchos extranjeros. Posteriormente, quizá también por ese resentimiento, ideó el asalto a la población de Columbus, a principios de marzo de 1916, dando origen a la famosa expedición punitiva norteamericana en persecución del guerrillero”.
En la primera plana de Excélsior del 6 de octubre de 1924 se publicó sobre un asalto al tren 286, procedente de Tierra Blanca y con destino a Córdoba, Veracruz: “Veinticinco muertos en un asalto a un tren de pasaje”, se lee en el título de la información, que señala: “una partida de vándalos, verdaderos trogloditas, detuvo el convoy, aniquiló a la escolta, dio muerte a la tripulación del tren y asesinó cobardemente a varios peregrinos indefensos que venía a presenciar las ceremonias religiosas del actual congreso eucarístico”.
En la hemeroteca de este diario también está información publicada el 9 de mayo de 1959: “Impune saqueo de los trenes de carga; centenares de maleantes en las vía férreas”, dice el encabezado.
“Un promedio de diez millones de pesos al mes roban a las industria nacionales y la Ferrocarril Mexicano cientos de pandilleros y delincuentes profesionales que a cada kilómetro de vía asaltan y saquean impunemente los furgones de los trenes de carga”, señalaba.
La nota relata que “miles de toneladas de chatarra importada para la fabricación de acero, cientos de kilogramos de estopa de las chumaceras de kis furgones, frutos, materias primas y artículos elaborados son bajados de los trenes por cientos de maleantes y desocupados que viven cerca de las vías del Ferrocarril Mexicano, entre la capital y Apizaco, dedicados exclusivamente al robo”.
El 7 de febrero de 1968, en las páginas de Últimas Noticias Primera Edición de este diario se publicó la información, con fotografías, de un sabotaje para descarrilar el tren número 7 con destino a Ciudad Juárez, Chihuahua. Las vías fueron cortadas y a la altura de Celaya el tren descarriló.
Gastan en seguridad 60 mdd en un año
Ferromex y Ferrosur destinan 17% extra de su presupuesto anual para contener a la delincuencia.
Los ataques de la delincuencia organizada han obligado a firmas como Ferromex y Ferrosur a destinar 17% extra de su presupuesto anual a la contratación de servicios privados de seguridad.
En total, esos gastos alcanzaron en un año un monto de alrededor de 60 millones de dólares, que sí impactaron en una disminución de los ataques, que incluyen robos y vandalismo, pues pasaron de 17 mil 808 en 2016 a siete mil 739 en 2017.
Iker de Luisa, director general de la Asociación Mexicana de Ferrocarriles (AMF), dijo en entrevista con Excélsior que regiones entre Puebla y Veracruz viven una acefalia de gobierno y desarreglo de la autoridad municipal que han dado paso a niveles alarmantes de ataques a los ferrocarriles, como robos, sabotajes y daño a la infraestructura ferroviaria.
Ante esta situación, la industria hizo un llamado a las instancias responsables, en todos sus niveles, para que se reestablezca el Estado de derecho, dijo De Luisa.
Agregó que la solución está en la coordinación entre los tres niveles de gobierno, con los concesionarios del ferrocarril, los dueños de la carga e incluso la sociedad civil, pero hay “muchos municipios que están sin cabeza, sin una autoridad municipal y entonces la coordinación se complica”.
Explicó que tan sólo en 2017 el robo a trenes, en todo el país, pasó de 50 en el primer trimestre a 600 en el último cuarto de ese año.
Tales cifras coinciden con las que se indican en una iniciativa de ley que propone la prisión cautelar para los delincuentes que ataquen al ferrocarril y cuyo delito se considere asunto de Seguridad Nacional: de 47 en los primeros tres meses a 510 entre los meses de julio a septiembre del año pasado.
Tal iniciativa fue presentada por Alfredo Javier Rodríguez Dávila, presidente de la Comisión de Transportes de la Cámara de Diputados, aunque en el último día de la legislatura no alcanzó a pasar al pleno. pese a que estaba enlistada y aprobada.
Ferrocarril del Istmo ha perdido 34.8 mdp
La empresa Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec registró pérdidas por 34 millones 851 mil 550 pesos, por el robo de trenes en los estados de Campeche, Chiapas, Tabasco y Yucatán entre 2007 y 2017.
Un reporte de la compañía indica que los 721 asaltos a los vagones ferroviarios se registraron cuando transportaban cemento, maíz, detergente, chatarra, sorgo, vajillas de plástico, frijol, alubia, así como partes para bicicleta.
Yucatán registró 222 atracos; Chiapas, 207; Tabasco, 199; Campeche, 76; en los límites de Chiapas y Tabasco, seis; Veracruz, cinco; en cuatro casos se desconoce el lugar; en tres los sellos fueron robados, mientras que un caso se cometió en el tramo de Palenque, Chiapas.
Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec es una de las empresas que reportan pérdidas por los constantes asaltos a los trenes por parte del crimen organizado.
Los empresarios han solicitado al gobierno que se incremente la seguridad en las rutas para evitar que se sigan registrando atracos.