Comicios, sin riesgo por la violencia
Señalamientos de fraude, parte de una desconfianza histórica, asegura
Estos hechos están focalizados sólo en ciertas entidades; no podemos decir que esté generalizado en toda la República. Y el origen podría ser lo que piensa mucha gente, que la delincuencia está atrás de estos crímenes, pero mientras no se encuentre a los responsables, difícilmente podría determinarse cuál es
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En entrevista con La Jornada, Otálora Malassis subraya que las suspicacias sobre un fraude tienen sustento sólo en la desconfianza histórica. Ubica las sugerentes menciones de que soltarán al tigre
o que saldrán diablos
, en la dinámica de un debate político que no le genera mayor presión política al organismo.
En abono a sus dichos subraya una insólita característica de este proceso: una escasa litigiosidad. Si las proyecciones del TEPJF auguraban un registro de 50 mil recursos, si bien aún falta la fase poselectoral, las querellas interpuestas se redujeron drásticamente, a contracorriente de las tendencias históricas, incluso las quejas por compra y coacción del voto.
–Al comenzar el año, el tribunal proyectó recibir 50 mil recursos, ¿realmente ha habido tal cantidad de quejas?
–Este proceso ha sido muy atípico. Ha habido muy poca judicialización, y eso es algo sorprendente, porque no es la costumbre política mexicana. Teníamos esa previsión con base en la elección presidencial de 2012 y las habidas en los estados. Cambió muchísimo, ningún partido –en comicios federales– realizó procesos internos de selección y por eso no entraron unos 20 mil asuntos. Además ha habido muy pocas quejas por compra de voto, por uso de programas sociales, de recursos públicos, de intervención de funcionarios. El INE esperaba tener mil 500 quejas, pero tuvo 400, y eso implica que no se impugnaron esas resoluciones.
–¿Qué lectura da a esta reducción, contraria a las tendencias?
–Es contraria totalmente. En 20 años del tribunal iba creciendo. Ahora estamos cayendo. No sé si interpretar una mayor madurez de los actores porque hay menos frivolidad en la impugnación. Habrá que ver a escala local lo que sucede en los estados donde hay elecciones y el nivel de litigiosidad en los tribunales locales.
–Antes las quejas eran parte de la campaña, por el impacto político.
–El impacto político, en este caso, realmente no lo hemos tenido, no se ha detectado una irregularidad flagrante en el proceso presidencial.
–Contrario a esto, aún hay quienes hablan de un fraude
–El cuestionamiento es parte de nuestra cultura, es el temor al fraude electoral. Hay que tener confianza en que la autoridad administrativa y la procuración de justicia están haciendo su trabajo, vigilando que no se dé la compra del voto o algún otro fraude. Espero que haya una votación masiva y ese temor al fraude quede en la memoria.
–¿Hay elementos para pensar en el fraude?
–Es parte de una desconfianza histórica. Este proceso ha caminado bastante bien, no hemos tenido grandes conflictos que nos hagan temer, ponernos inquietos en cuanto a que pueda suceder algo grave el día de la jornada electoral.
–No ha habido litigiosidad, pero la violencia se ha presentado en el proceso.
–El país está inmerso en ella desde hace años. Hay que ubicar esta violencia política en una elección donde se renovarán 18 mil cargos. Hay comicios locales en varios estados y todo el conflicto social se magnifica, pero no pone en riesgo el proceso, estoy totalmente convencida. Incide porque quien pensaba votar por un candidato que sí estará en la boleta pero ya no participa realmente, ve afectado su voto.
–Hay especialistas que dicen que es el crimen organizado, que busca controlar territorios.
–El problema está focalizado en ciertas entidades, no se puede decir que esté generalizado en toda la República. Y el origen podría ser lo que piensa mucha gente, que es la delincuencia que está atrás de estos crímenes. Pero mientras no se encuentren a los responsables, difícilmente podría determinarse cuál es.
–¿La impunidad alienta que se cometan mas crímenes?
–He hecho llamados a las autoridades para que no queden impunes estos crímenes, que son pocos, pero a la vez son muchos porque se trata de vidas.
–¿Cómo tienen prevista la fase poselectoral?
–Sinceramente, todo va a depender del resultado: a un resultado amplio, bajará la litigiosidad, quiero pensar. Si es más cerrado, mayor va a ser. Si uno piensa en una diferencia menor a 5 por ciento entre primero y segundo lugares, eso va a disparar las impugnaciones para tratar de ganar votos. En 2012 tuvimos 360 juicios para que se revisaran muchas casillas.
Otálora refiere que en el procesamiento de los juicios lo último por lo que se debe apostar es por la nulidad, porque eso significa la derrota de la democracia
–¿Qué le dicen las afirmaciones de que se soltará al tigre
o saldrían diablos
?
–No son los mejores posicionamientos, porque no llaman a la armonía, y me parece que a unos días de la jornada electoral es a lo que tienen que llamar todos los actores políticos.
–¿Generan mas presión?
–Presión, no, porque son declaraciones que se dan todavía en el debate político.
–Entre las resoluciones más polémicas estuvieron las de las candidaturas independientes.
–Se tiene que revisar la edificación de candidaturas independientes. En el tema del financiamiento, el resultado de dichas candidaturas independientes para la presidencial no ha sido el mejor. Sí estamos ante un problema.
–¿Hubo gran desgaste del tribunal con la resolución de El Bronco?
–Me quedé en la minoría. Lo sano es esperar el final del proceso para evaluar la actuación del tribunal, cuáles fueron los aciertos y desaciertos. Definitivamente los hay. El juez es humano, comete errores de interpretación de los hechos, de la ley. Veamos el conjunto de decisiones, ha habido muy buenas sentencias: permitimos los debates de intercampaña, la creación de 13 curules exclusivamente para indígenas y otras que finalmente quedaron atrás de una sola decisión.
–De esa resolución surgieron diferencias con el INE.
–Tuvimos varias en este proceso, hasta que ambas instituciones comprendimos que la tensión era normal, y que podemos pedirle madurez a los actores, pero también la debemos tener nosotros y aceptar nuestras diferencias de criterio, aceptar que este modelo es así. Estamos resolviendo finalmente conflictos políticos dentro de un proceso de lucha por el poder, obviamente hay una tensión entre dos instituciones propias del sistema que tenemos.