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Pronunciamiento del Consejo Universitario

 

 

A la opinión pública

 

Enmedio de la crisis humanitaria que vive el estado, en la que la violencia, la muerte, la inseguridad y la exclusión social se replican mutuamente en las fosas clandestinas de Tetelcingo, la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) sigue cumpliendo con el compromiso académico y ético-político adquirido con la sociedad morelense.

 

En el marco de este compromiso, la UAEM postula la misión de formar profesionales a la vez que ciudadanos críticos y socialmente responsables, capaces de contribuir a resolver los graves problemas colectivos, así como la de asumir las exigencias sociales de llevar al centro mismo de la política universitaria los valores de justicia y solidaridad con los grupos más vulnerables y excluidos de la entidad, dándole el fundamento ético-político a sus funciones sustantivas de investigación, docencia y extensión.

 

Para atender estas exigencias sociales, la UAEM ha puesto en marcha programas institucionales de Intervención comunitaria, Movimientos ciudadanos, Convivencia y no violencia y Atención a víctimas, entre otros, desde los cuales se despliega, por ejemplo, la demanda al Congreso del Estado de dar cumplimiento a la Ley de Participación Ciudadana, planteada por los universitarios junto con los distintos actores sociales del estado comprometidos con la construcción de una democracia incluyente que sea la base de un nuevo pacto social.

 

Desde el programa de Atención a Víctimas, la UAEM se sumó a la lucha de centenares de víctimas de la violencia y contribuyó a visibilizar el horror de las fosas clandestinas de Tetelcingo, la ilegalidad de las mismas, la impunidad que subyace en los modelos actuales de seguridad pública y procuración de justicia, y la corrupción que hace posible que estos crímenes de lesa humanidad se pretendan hacer pasar por simples “errores y faltas administrativas”.

 

Hoy, la UAEM está participando activamente en la identificación de los 150 cuerpos depositados como basura en dichas fosas, en 2014, abriendo así la posibilidad de que los familiares de las víctimas se rencuentren con sus seres queridos y de que, finalmente, se haga justicia a las víctimas de esta atrocidad.

 

Sin embargo, asumirse como una universidad socialmente responsable en estos términos, molesta a los poderes dominantes y a las partidocracias que quisieran ver una universidad acrítica, sumisa, ciega y sorda ante la realidad, sometida a los criterios del mercado y, sobre todo, cómplice de la tiranía responsable de la crisis humanitaria que agobia a las y los morelenses.

 

Los violentos embates contra la UAEM lo demuestran claramente. Se ha intentado vulnerar su autonomía desde el Congreso del Estado; el gobierno estatal ha desconocido compromisos financieros y de infraestructura adquiridos con la Universidad; ha pretendido reducir el presupuesto anual que le corresponde constitucionalmente a la UAEM; y también desde el poder político se orquestan campañas mediáticas orientadas a denostarla y a deslegitimarla socialmente.

 

Y hoy, en medio de la vergüenza y el horror de Tetelcingo, en medio de la exigencia de la UAEM de justicia para las víctimas y de castigo para los culpables, la Fiscalía del Estado de Morelos denunció a las víctimas, a diversos actores de la comunidad universitaria y al rector de la UAEM por delitos que no han cometido.

 

Por su parte, el Congreso del Estado, en lugar de mandatar investigar y castigar los crímenes ocultos en las fosas clandestinas, en lugar de solidarizarse con los familiares de las víctimas y de acompañarlos en la búsqueda de justicia, ordena una auditoría facciosa a la UAEM.

 

Estas acciones son, a todas luces, una consigna política contra los universitarios, un acto de represión de Estado frente al posicionamiento ético-político de nuestra Universidad, no solamente en el caso de Tetelcingo sino, en general, ante su compromiso de articularse con los pueblos y comunidades morelenses a fin de poner a su servicio el conocimiento que genera a la vez que nutrirse del que ellos tienen, esto es, de caminar a su lado y construir con ellos una realidad distinta y mejor a partir de su propia concepción del mundo y de la vida.

 

No tememos a las denuncias penales en nuestra contra, porque no corresponden a la realidad; son una fabricación sin fundamento. Tampoco nos preocupan las auditorías por consigna de burocracias políticas, ya que no hemos robado ni aplicado los recursos de manera indebida. Corresponde a la sociedad, a los pueblos y comunidades morelenses juzgar nuestra actuación.

 

A las partidocracias y a quienes pretenden someter a la Universidad a sus execrables intereses, les decimos que los integrantes de la comunidad universitaria de la UAEM seguiremos ejerciendo nuestra autonomía y capacidad crítica para visibilizar y denunciar la corrupción y la complicidad de gobernantes y representantes políticos con la delincuencia, así como la impunidad de aquellos que cometen, por acción u omisión, acciones criminales contra la población.

 

Asimismo, a través de nuestros programas institucionales de docencia, investigación y extensión, continuaremos articulándonos con los pueblos y comunidades de Morelos, en el afán de construir junto con ellos un mundo en el que quepan muchos mundos. Los universitarios estamos obligados a hacerlo en el marco de nuestra responsabilidad social.

 

 

Por una humanidad culta

Una Universidad socialmente responsable

 

Consejo Universitario de la UAEM

 

Ciudad Universitaria, 30 de mayo de 2016.

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