Realidad. Más de la mitad del crudo extraído es del tipo pesado, difícil de refinar; en el boom petrolero (años 80) Cantarell producía 3 millones de barriles/día, hoy sólo produce 200 mil Carísimo. Para reconfigurar las refinerías y puedan procesar petróleo pesado se requiere una inversión anual de 100 mil millones de dólares a partir del 2020, dice Ramsés Pech
México tiene petróleo y refinerías, elementos a partir de los cuales AMLO trazó una de sus promesas más importantes: reducir los precios de la gasolina a más tardar en tres años. El problema es que, en la actualidad, la mitad del petróleo mexicano es pesado, un tipo de hidrocarburo que implica procesos más complejos, caros y de los que se obtiene menos volumen de gasolina. Según especialistas, para revertir esa situación se requiere una inversión (100 mil millones de dólares anuales) que parece imposible de lograr con las arcas públicas y menos en los tiempos prometidos.
Para el consultor en energía Ramsés Pech, por ejemplo, podrían pasar más de dos décadas, en el mejor de los casos, para que producción y refinación de Pemex puedan centrarse en crudos ligeros y satisfacer la demanda interna de gasolinas. Y en cuanto a inversiones dice: “se necesitarían los 100 mil millones de dólares por año a partir del 2020, para producir crudo ligero. ¿De dónde saldrá ese dinero? ¿Del presupuesto? Allí no hay, por lo que se tiene que traer de privados”.
Hoy en día, según datos de Pemex, 55 por ciento del petróleo mexicano es crudo pesado, es decir, un tipo de energético de una calidad menor a la producida en EU, Rusia, Irán y Arabia Saudita. Sólo 33 por ciento del petróleo extraído en México es ligero y 12 por ciento es considerado súper ligero.
La calidad del petróleo se clasifica por su nivel de pureza, y por lo tanto, entre más limpio o ligero, se puede aprovechar para extraer una mayor cantidad de gasolina; además el barril de petróleo ligero tiene un mejor precio para la venta al exterior.
La fortaleza de México nunca fue producir crudos ligeros y además hay que considerar que ese 55 por ciento se refiere al volumen actual de producción, que es mucho menor al de los años del boom petrolero mexicano. En los mejores tiempos de producción del yacimiento Cantarell, Campeche, se llegaron a obtener hasta tres millones de barriles de petróleo diarios (ligeros y pesados).
López Obrador ha establecido un megaproyecto que, de cumplirse al pie de la letra, no llegará a producir esa cantidad de barriles.
Con menos producción de petróleo y la mitad de éste de tipo pesado, llegar a la producción de gasolina para impactar los precios parece un desafío difícil de sortear.
Arturo Carranza, especialista en temas de energía del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP), quien también es consultado por Crónica, refiere que México cuenta con seis refinerías, pero diseñadas originalmente para procesar crudo ligero.
Con el tiempo, sigue Carranza, las refinerías mexicanos se fueron adaptando para procesar crudo de mayor densidad. Las refinerías que operan actualmente en el país se ubican en Salamanca, Salina Cruz, Minatitlán, Cadereyta, Tula y Ciudad Madero y fueron instaladas entre 1914 y 1979. Rocío Nahle, futura secretaria de Energía, anunció la rehabilitación de las seis, aunque aún sin dar más detalles.
La antigüedad tecnológica de las seis refinerías es lo que ha obligado a hacer adaptaciones para procesar una mayor cantidad de crudo pesado, un factor al que tanto Carranza como Pech hacen referencia en las pláticas por separado que sostienen con Crónica.
El complemento a esta situación ha sido la importación de gasolinas para cubrir el déficit de producción respecto a la demanda.
Ramsés Pech señala que México se ha enfrentado a la realidad de que entre más pesado es su crudo, menos gasolina se puede sacar de una refinería en una primera fase.
Meter más barriles de petróleo pesado tampoco es una solución sin contras: cada barril enviado a las refinerías a producir gasolina impacta en las finanzas públicas, ya que se reduce la exportación y, por lo tanto, también el de los ingresos petroleros.
“Si cae la producción de petróleo, en consecuencia hay menos producción de gasolinas, más importación, y recibimos menos ingresos por exportación de crudo. El 14 por ciento de los ingresos públicos está asociado a los ingresos petroleros”, explica Carranza.
TIEMPOS DE CONSTRUCCIÓN. En vísperas del cambio de gobierno, la nueva administración anunció que construirá dos refinerías. Es parte del plan de acción para el sector energético de Andrés Manuel López Obrador: una en Tabasco y otra en Campeche, para procesar 300 mil barriles de petróleo diarios.
Una inversión de seis mil millones de dólares cada una.
“Suponiendo que las bases de licitación para la refinería se tengan en octubre de este año, para que se publiquen en enero, la asignación tardaría más de un año. Después de eso, se tardarían alrededor de cuatro o cinco años en la construcción de la refinería. Entonces estamos hablando de que se pondría en operación hasta el 2025 o más allá”, dice Pech al respecto.
En tanto Arturo Carranza piensa que sería complicado que el proyecto se tenga listo en tres años, pues a nivel mundial se ha comprobado que la construcción de una refinería tenga atrasos y por lo tanto, se concrete en un plazo más prolongado, como de seis años.
Pech va más allá respecto de la construcción de las refinerías, pues aunque considera que es necesario tener al menos una que procese crudo pesado, lo cierto es que a nivel mundial, la preocupación ya no es obtener hidrocarburos, sino la transición a lo eléctrico.
“No valdría la pena invertir en una nueva refinería, si en el futuro ya no van a usarse tanto los combustibles, sino la electricidad, para mover los automóviles”, ejemplifica.
A partir de lo comentado por los dos especialistas consultados por Crónica, se deducen necesidades inmediatas de Pemex:
Inyectarle mayor inversión con el fin de acelerar la extracción de crudo y exploración de nuevos campos petroleros en colaboración de empresas privadas; inversión en infraestructura; y acelerar los planes de explotación de los campos donde se encontró crudo ligero.
“Tan sólo para Pemex Exploración y Producción, se necesitan como 40 mil millones de dólares para poder incrementar una producción de cuando menos entre 2.5 y tres millones de barriles diarios a partir del 2020”, señala Pech.
Precisamente, entre las metas de López Obrador está incrementar la producción de crudo a 2.5 millones de barriles por día, desde el promedio actual de 1.9 millones de barriles diarios.
Esa meta es mayor si se toma en cuenta que la producción de petróleo sigue en picada. Tan sólo en mayo pasado, cayó 7.5 por ciento anual, al registrar un promedio anual de 1.8 millones de barriles diarios, es decir, de acuerdo con datos de Pemex.
Por su parte, la producción de gasolinas durante mayo y junio reportó tendencias a la baja en consonancia con una caída que se viene dando desde hace meses.
Tipo de petróleo que se extrae en México (datos oficiales de Pemex)
Maya o pesado 55%
Istmo o ligero 33%
Olmeca o súperligero 12%
La medición de calidad (densidad)
La calidad del petróleo se mide a través de la unidad API establecida por el Instituto Americano del Petróleo. El crudo mexicano se clasifica en tres tipos:
Pesado (Maya) 22 grados API
Ligero (Istmo) 33.6 grados API
Súper ligero (Olmeca) 39.3 grados API
En algunas etapas, México ha llegado a producir hasta 80% de crudo Maya (pesado)
► Para poder lograr el proceso de refinación, se tiene que separar el crudo por medio de métodos físicos, basados en cambios de presión y temperatura. Pemex tuvo que modificar los procesos y maquinaria de sus refinerías. Mientras eso pasaba, su nivel de deuda crecía y a la vez, se tenía que importar más gasolina ante una mayor demanda, y una producción continuamente insuficiente.