La Feria Internacional del Libro de Guadalajara ha distinguido este año a una de las grandes maestras de la literatura latinoamericana viva, la poeta y traductora uruguaya Ida Vitale, de 94 años. La autora de La luz de esta memoria (1949) y Procura de lo imposible (1998) ha sido reconocida por su "capacidad inextinguible de revelarnos el mundo a través de su poesía" y se ha alzado con el 28º Premio FIL de la Literatura en Lenguas Romances, galardón que le será entregado el próximo 24 de noviembre, con motivo de la inauguración de la feria —uno de los encuentros más importantes de la narrativa en español—, que se celebra en la capital del Estado mexicano de Jalisco.
"Estoy en una edad en la que no espero sorpresas y ustedes me las dan. Casi todo lo bueno me viene de México", ha agradecido la poeta. Lo ha dicho, entre otras cosas, porque en 1974 tuvo que exiliarse al país norteamericano, donde vivió 12 años, huyendo de la dictadura en Uruguay. En gratitud a lo vivido durante aquellos años, Vitale escribió Shakespeare Palace. "Ojalá México siga siendo, como hasta ahora, un refugio para los que andan un poco perdidos por el mundo", ha deseado quien fue compañera de generación de Mario Benedetti y discípula de Octavio Paz.
El jurado ha destacado su trabajo poético, pero también su labor de traductora: "En las últimas siete décadas, la poesía de Ida Vitale ha enriquecido la lengua española. También lo ha hecho en sus notables traducciones —como, por ejemplo, sus versiones de Pirandello, Bachelard y Simone de Beauvoir—, que forman parte de sus contribuciones a la literatura".
Vitale ha asegurado que se encuentra ahora en un proceso de "mudanza" (en referencia a su ya avanzada edad), por lo que no está escribiendo nada, sino más bien "corrigiendo". "Para mí este premio significa la vida, es la sobre-vida. En realidad, yo podría haber desaparecido del mundo de los vivos hace tiempo, esto es como una reaparición", ha comentado por teléfono a los asistentes a la rueda de prensa en la que se ha comunicado la premiación.
A lo largo de su vida, Vitale ha sido reconocida por un sinfín de galardones. Entre ellos destacan el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, el Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo, el Alfonso Reyes o el Internacional de Poesía Federico García Lorca. Entre sus obras más alabadas se encuentran Léxico de afinidades, Sueños de la constancia y Cada uno en su noche. Además, la poeta uruguaya ha trabajado en periódicos y revistas. Para todos ellos ha tenido unas palabras: "La poesía tenía un sentido, que hoy ha desaparecido. No sé si algún diario tiene la costumbre hoy en día de publicar poesías, no porque murió un poeta, sino como una forma de hacer consciente a la gente de la importancia de la poesía", ha apuntado.
El jurado estuvo compuesto por la mexicana Elena Gutiérrez de Velasco, la italiana Elena Stancanelli, Valerie Miles, nacida en Nueva York y radicada en Barcelona, la rumana Carmen Musat, el estadounidense Efraín Kristal y el colombiano Héctor Abad Faciolince. La poeta uruguaya pasa a ser la cuarta mujer galardonada por la FIL. Solo tres mujeres figuraban hasta hoy entre los galardonados: Nélida Piñón (1995), Olga Orozco (1998) y Margo Glantz (2010). Vitale ha sido elegida entre un total de 79 propuestas de 17 países, en las que estuvieron representados 62 escritores.
Desde 1991, la Asociación Civil —el ente responsable de la distinción, que reúne a varias instituciones— ha otorgado el homenaje, dotado con 150.000 dólares (unos 129.000 euros), a plumas de la talla de Nicanor Parra, Juan Marsé, Sergio Pitol, Juan Gelman, Juan Goytisolo, Carlos Monsiváis o Fernando del Paso. El último reconocido con el premio el año pasado fue el escritor y periodista francés Emmanuel Carrère. En 2016, fue el turno del autor rumano Norman Manea, víctima de dictaduras fascistas y comunistas. Vitale, exiliada de otra dictadura —la cívico-militar uruguaya de la década de los setenta y ochenta—, recoge el testigo.