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La iniciativa ReConstuir México, formada por arquitectos, ONG y empresas, trabaja en 142 viviendas de familias afectadas

Una vivienda dañada por el terremoto en el Estado de Morelos (centro de México). Una vivienda dañada por el terremoto en el Estado de Morelos (centro de México).

La iniciativa ReConstruir México, una plataforma sin ánimo de lucro formada por ONG, empresas y estudios de arquitectura a raíz del terremoto del 19 de septiembre del año pasado, ha empezado a dar sus frutos. Un año después del fatídico día, algunos de los más prestigiosos arquitectos del país ya han entregado una tercera parte de las 142 viviendas que se propusieron construir a la medida de las familias afectadas.

La operación, coordinada por la ONG Pienza Sostenible, ha abarcado territorios muy diversos; desde zonas urbanas, como la Ciudad y el Estado de México, a otras rurales, como Oaxaca y Chiapas (sur del país). Estos dos últimos Estados, además de ser unos de los más pobres del país, fueron también de los más afectados por el terremoto.

Ante esa diversidad de situaciones, la arquitecta Tatiana Bilbao, una de las coordinadoras, tenía claro que cada vivienda se debía adaptar a las necesidades de cada familia y al territorio. “No queríamos construir cajas de zapatos idénticas, sino casas a la medida para que recuperaran su identidad colectiva e individual”, asegura la arquitecta, una de las más internacionales del país.

La conexión con los afectados ha sido clave, por tanto, para el éxito del proyecto. Durante los últimos seis meses, Israel Espín y Paola Domínguez, dos de los arquitectos de la iniciativa, han viajado casi cada fin de semana al pueblo de Tlayacapan en el Estado de Morelos (centro de México) para hablar con la familia Rosales, cuya cocina y comedor se desplomaron por el terremoto. Juntos, decidieron reconstruir el pabellón con adobe y piedra, a la manera tradicional. “Era una demanda de ellos y también coincidió con nuestro interés por la arquitectura vernácula”, cuenta este arquitecto afincado en la capital del país.

Tanto los materiales utilizados (tierra, para los muros; piedra, para el basamento; y madera, para el techo) como los trabajadores que han participado en la construcción son de la zona. “Se trató de que fuera muy local”, asegura Espín. La casa se ha entregado este miércoles a sus propietarios. Es la primera que finaliza esta pareja de arquitectos en el marco de Reconstruir México, pero tienen otras cinco viviendas proyectadas en la localidad.

La financiación de la reconstrucción ha pasado por altibajos. Del Fondo de Desastres Naturales, las familias afectadas recibieron como máximo unos 3.000 dólares, en lugar de los más de 6.000 por vivienda prometidos. La ONG Pienza Sostenible ha tenido que suplir ese vacío con financiación de una mezcla de actores; entre ellos, Love Army, una coalición de influencers, el fideicomiso Fuerza México, y empresas como Diageo, uno de los líderes mundiales en producción de bebidas alcohólicas.

En los próximos seis meses, la plataforma tiene previsto acabar, además de las viviendas particulares pendientes, una clínica, un centro comunitario y un sistema de panaderías. Pero también tienen objetivos a medio plazo como, por ejemplo, promover una nueva cultura constructora. “Queremos reforzar la comunidad y enseñarles a edificar de manera segura”, dice Tatiana Bilbao. “Y les vamos a dejar manuales de construcción para el futuro”.

El desafío que supone la reconstrucción sigue siendo enorme. El terremoto, uno de los más fuertes registrados en el país, dañó 150.000 inmuebles en seis estados y aún hoy quedan miles de familias sin hogar. La iniciativa ReConstruir México representa un esfuerzo más para reparar ese daño.

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Nacional
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