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Fallan los PREP; todos los partidos se dicen ganadores

La pirinola de los comicios más "despiadados" de la historia giró y giró en el lodo y la basura –Miguel Ángel Osorio Chong y Enrique Peña Nieto dixit– y antes de caer sobre uno de sus lados salpicó expedientes reales y fabricados, propaganda sucia, interminables listas de propiedades, cash a raudales para "aceitar" el voto y picantes grabaciones telefónicas ilegales.

La pirinola se detuvo poco antes de que comenzara el futbol y cayó sobre el único costado que le permitió la imperfecta democracia mexicana: todos ganan.

Al menos Veracruz, Oaxaca, Tamaulipas, Quintana Roo y Chihuahua se van a la cama con dos o hasta con tres gobernadores electos.

Sin resultados oficiales a la mano, pero armados con sus encuestas y sus estrategias para litigar la elección –si acaso tienen elementos, pues de lo contrario simplemente apostarán al pronto olvido de su declaración de victoria–, los candidatos hablan de ventajas y tendencias que los favorecen. Algunos ni siquiera se toman la molestia de dar números o citar sus fuentes.

El Instituto Nacional Electoral (INE) enmudece o, cuando mucho, responde tardíamente sin poder hacer nada para evitar las anticipadas declaratorias de triunfo.

Aunque semanas atrás lamentó que las campañas electorales estuviesen llenas de "lodo y basura", el presidente Peña informa, tras ejercer su derecho al sufragio, que sólo se han registrado "incidentes aislados".

El "incidente aislado" que pone la cereza al pastel veracruzano es la detención, en un retén, del senador Fernando Yunes, hijo del candidato de la alianza PAN-PRD, porque se niega a que abran unas maletas, en la versión del gobernador Javier Duarte. "Ten pantaloncitos", le dice el senador al mandatario estatal, no sin antes llamarlo "cabrón".

Los partidos ajenos a la alianza que encabeza el PRI dedican buena parte del día a conferencias de prensa y activismo en las redes sociales para sumar "hechos aislados" al panorama electoral.

La nueva normalidad electoral

Incendios de oficinas de campaña, candidatos o promotores tiroteados, reporteros detenidos, brigadistas que palomean listas y pagan en efectivo, hallazgos de bodegas de despensas y propaganda apócrifa configuran nuestra nueva normalidad electoral, pero no empequeñecen los ánimos festivos de (casi) ninguno de los actores de la contienda.

"México decidió PRI", dice, en lenguaje tuitero, Manlio Fabio Beltrones, convencido de que se ha cumplido su vaticinio de nueve de 12 victorias.

"Nunca en la historia" el PAN se había embolsado tres gubernaturas en un solo día, festeja Ricardo Anaya. Al presidente nacional panista no le parece pertinente decir a cuáles entidades se refiere.

Horas antes, su antecesor, Gustavo Madero, había adelantado: los dos Duarte (el de Chihuahua y el de Veracruz) "van a chupar faros".

"¡Ya ganamos!", le responde por la noche Enrique Serrano, candidato del PRI en Chihuahua, cuando ya el panista Javier Corral festejaba su victoria por tres o cuatro puntos, según encuestas.

Y para no quedar atrás, el dirigente formal del PRD, Agustín Basave, lee los resultados de este modo: "La gente salió hoy a castigar al PRI en las urnas".

Basave incluye en la cuenta amarilla una apretada victoria sobre Morena en la Ciudad de México (por tres puntos), aunque al cierre el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) no le da la razón.

Al filo de las nueve de la noche, el consejero Ciro Murayama señala que, en vista de que no hay ningún conteo rápido publicado, "los supuestos triunfos se basan en encuestas, no en votos".

Partidos y candidatos hacen lo de siempre frente a la autoridad electoral: la ignoran.

Las izquierdas irreconciliables

En la Ciudad de México la elección "histórica" –según Miguel Ángel Mancera– despierta el interés de alrededor de 30 por ciento de los electores. Parece poco, pero rebasa las expectativas incluso de los estrategas de los partidos.

La nota a lo largo del día es el cruce de acusaciones entre el PRD y Morena. Reparto de despensas, compra de votos, amenazas, intimidación y otras linduras forman parte de las baterías de ambas fuerzas políticas.

La suma de las izquierdas, de las irreconciliables en el ex Distrito Federal, da 68 por ciento de los votos, según los nocturnos resultados del PREP.

De acuerdo con los balances iniciales de dirigentes del PRD, se trata de una derrota más para el partido que encabeza Basave. Morena gana en todas las delegaciones que gobierna y, además, se expande a Iztacalco, Magdalena Contreras, Milpa Alta y Miguel Hidalgo. Un líder perredista informa que tampoco traen todas consigo en Álvaro Obregón, Coyoacán y Gustavo A. Madero.

De mantenerse las tendencias, llegarían a la Asamblea Constituyente 20 diputados de Morena y 17 del PRD.

¿Cuándo comenzó la historia de la pirinola? Algunos se irán hasta 1977 y la famosa ley conocida como LFOPPE, que abrió tímidamente las puertas del régimen hegemónico a la oposición.

Siguieron el Código Federal Electoral de 1986, con cambios que se prolongaron hasta 1989 e incluyeron la integración de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal; la creación del antecedente del actual INE, el Instituto Federal Electoral (IFE); el Cofipe y la ciudadanización del IFE, y luego una cascada de reformas electorales a razón de una por cada legislatura.

La pirinola y la abuelita de Fidel

La alternancia conseguida en 2000 hizo superhéroes a los integrantes de los órganos ciudadanizados. Todo estaba dicho con el triunfo de Vicente Fox y los nuevos héroes ciudadanos eran invitados al extranjero para hablar de cómo México había conseguido, por fin, arribar a la modernidad electoral.

Uno de esos consejeros fue a Florida y remató así su ponencia: "La democracia, una de las aspiraciones políticas más viejas de la nación, llegó por la vía de las elecciones. Durante casi dos décadas el país se empeñó en conseguir elecciones limpias, partidos fuertes, libertad política... y lo logró".

Después de estas elecciones, ¿cuántos suscribirían lo escrito por José Woldenberg? ¿O preferirían atenerse al consejo del ex gobernador de Veracruz y ahora cónsul Fidel Herrera? De suyo parlanchín, Herrera viene a votar, pero se niega a responder las preguntas de los reporteros sobre la abultada deuda pública veracruzana: “Aplicaré lo que me dijo mi abuelita: ‘Calladito se ve más bonito’”.

Nadie, evidentemente, le hace el menor caso.

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