La sobreexposición en los medios de comunicación de Andrés Manuel López Obrador y su equipo durante el periodo de transición ha impactado de forma negativa en el bono democrático que obtuvo con su aplastante triunfo del 1 de julio
En menos de dos meses Andrés Manuel López Obrador será el próximo presidente de México. Cada paso que da el mandatario electo está rodeado de reflectores que comienzan a desgastar poco a poco su imagen.
Si bien, el líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) es el candidato a la Presidencia de la República que más votos ha cosechado, las expectativas de su gobierno son altas y si no cumple lo que prometió en campaña su popularidad y confianza podrían caer drásticamente, aseguran expertos
Desde la campaña presidencial López Obrador marcó agenda, era el candidato más conocido, el mayor cosechador de likes y retweets y sus mítines fueron los más concurridos. Bien fuera por tierra o a través de redes sociales, el tres veces candidato al cargo político más importante del país acaparó la elección del pasado 1 de julio.
“Si se analiza la campaña y a todos los candidatos, por más que se esforzaran, como El Bronco con una propuesta tan controversial como cortarle la mano a la gente, o de repente José Antonio Meade dándole continuidad a lo que está haciendo el gobierno actual o Ricardo Anaya ofreciendo una pensión universal, no lograron los reflectores que López Obrador tuvo.
“Él y su gente son sumamente inteligentes para saber detectar, tener el feeling de cuál es el interés ciudadano general del país, dar una declaración y después esperar a que los medios de comunicación hablen por sí mismos de lo que él habló”, comentó a Reporte Indigo Enrique Ortega, especialista en imagen, marketing y redes sociales.
Una historia fue la campaña y otra distinta será el nuevo gobierno; según el especialista, la imagen de López Obrador se comienza a debilitar por cuestionamientos recientes sobre la congruencia de sus declaraciones con sus actos y los de su equipo, como la boda de lujo de su mano derecha César Yáñez, la polémica consulta pública sobre el Nuevo Aeropuerto Internacional de México o dichos del presidente electo que después son matizados como el utilizar el término “bancarrota” para referirse a la situación financiera del país.
“Da una imagen de falta de congruencia, de incoherencia y naturalmente lo convierte en un foco para los medios de comunicación. La imagen de López Obrador si bien sigue siendo una imagen muy fuerte, se debilita poco a poco aun cuando todavía no es presidente (…) Su imagen va a llegar desgastada al 1 de diciembre”, agregó Ortega.
El especialista señala que la popularidad y la aceptación que ha logrado Andrés Manuel López Obrador se debe a que sabe conectar con la gente.
“Varado en Huatulco, de manera muy inteligente grabaron un Facebook Live donde menciona que él está consciente que teniendo el avión presidencial no le pasarían esas cosas pero que se le caería la cara de vergüenza por subirse a un avión tan lujoso muriéndose tanta gente de hambre. Ese tipo de palabras son cuando conecta su figura con la del pueblo y se desprende de lo que estábamos acostumbrados de cómo debe de ser un presidente, por eso la gente se lo aplaude”, dijo el especialista.
Finalmente Ortega advirtió que por el tipo de labor que representa ser presidente, Andrés Manuel, perderá mucho contacto con la gente por lo que deberá de comenzar a actuar más institucionalmente.
“Tiene que comenzar a hacer las cosas más institucionales, tiene que comenzar a comportarse como un presidente y ya no como un candidato que siempre fue oposición. Pero sobre todo ser más coherente”
El eterno candidato
El estratega digital Miguel Jarquín divide la historia en redes sociales de López Obrador en tres etapas, cada una de ellas representa un intento para llegar a la Presidencia. En la primera el tabasqueño no tenía una imagen establecida como marca, a pesar de ello la popularidad aumentó debido a la guerra sucia en su contra pero su credibilidad y aceptación descendió.
Para la segunda etapa hubo más asesoría y se definió su imagen, sus comentarios eran más moderados que seis años atrás. En este año, según el estratega, Andrés Manuel tuvo la exposición necesaria y su máximo logro fue el buen manejo de las crisis.
“Lo llevó muy bien porque a pesar de que hubo ataques directos en su contra, él supo que era un discurso que ya venía de periodos anteriores, lo tomaba en risa y fue menos hostil, le dio un tratamiento viral por lo que convertía esas crisis en oportunidades”, dijo al respecto el estratega de la Universidad La Salle.
El presidente electo asumirá un rol de servidor público y ya no de candidato, por lo que su contacto con la gente disminuirá
Según Jarquín, actualmente López Obrador se encuentra en un momento crítico a pesar de que la aprobación a su imagen es muy alta, en un periodo muy corto de tiempo ha disminuido su popularidad. Esto se debe a la confrontación entre “la idea y la acción” sobre las propuestas de campaña y a la marca que él vendió.
“Los riesgos de López Obrador fundamentalmente están puestos en la realidad inmediata de su persona, de su gestión, pero también de los personajes que están dentro de su partido. La imagen del presidente electo está relacionada a una idea de venta frente a una realidad de ejecución de acciones en un país con muchos problemas, además la congruencia de marca de Andrés Manuel va a terminar en una ruptura total”, agregó el especialista.
La manera de salir bien librado de este bache en la popularidad e imagen en la que se encuentra el presidente electo es iniciar una nueva etapa en su estrategia, dejar de lado la imagen del político en campaña cercano al pueblo para actuar más como presidente.
“Ya no debe de continuar con esta dinámica populista en la que quiere demostrar que es del pueblo y para el pueblo, eso ya quedó claro. Lo que tendría que hacer es comenzar a dar resultados dentro de las redes, la etapa de promesas y de cercanía entre la marca y los usuarios terminó, ahora tiene que venir un cierre de estrategia”