Estudioso de la historia local de Cuautla, con una carrera de más de cuarenta años en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), desde donde administra el museo regional en cuyas salas vivió José María Morelos durante el Sitio de 1812, Barreto Mark considera que las exhumaciones de Tetelcingo han permitido constatar que hoy, los cuautlenses se preocupan más por lo que pasa a su alrededor, interesados por conocer la verdad:
"Si te preocupaba lo que pasaba a nivel nacional, ahora te preocupa lo que pasa a nivel local: ¿Qué es lo que está pasando? ¿Por qué no se nos dice la verdad? ¿Por qué se nos ocultan muchas cosas?".
Son preguntas que el cronista deja en el aire, tal como lo hacen muchas otras personas que también se han cuestionado los motivos por los cuales el gobierno estatal inhumó, sin que la gente lo supiera, 117 cuerpos sin vida en un cementerio irregular de la comunidad indígena de Tetelcingo.
A pesar de que en las últimas semanas el estado de Morelos se dio a conocer por la forma indigna e ilegal en que las autoridades tratan los cuerpos de gente que perdió la vida sin ser identificada, para el conocido antropólogo aún hay esperanzas de recuperar la grandeza de Cuautla:
"¿Por qué en vez de preocuparnos nos ocupamos? ¿Por qué no nos organizamos para hacer que esta ciudad sea un gran centro de cultura que nos permita que se desarrollen los jóvenes, que tengan fuentes de trabajo? Las autoridades tienen su papel, pero también nosotros tenemos que decir de lo que queremos de nuestra ciudad", dijo.