Llamar matrimonios a estos enlaces es empobrecedor, dicen; “Medida no es suficiente para evitar discriminación al sector”
Una iniciativa de ley del presidente Enrique Peña Nieto que propone la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo ha causado rechazo entre diferentes organizaciones religiosas Referirse a una unión homosexual como matrimonio es empobrecedor y ocasiona confusión, puesto que designa con el mismo término a realidades diferentes, consideró el Consejo Ecuménico de México, que integran ocho iglesias distintas, entre ellas la católica, que en bloque rechazan así la iniciativa presidencial de legalizar estos enlaces y que abre la posibilidad de la adopción a parejas del mismo sexo.
Indicó que “la heterosexualidad es un elemento constitutivo esencial del propio concepto de matrimonio, el cual o es heterosexual o no lo es”.
Al fijar su posición en contra de las iniciativas de las leyes enviadas por el presidente Enrique Peña Nieto para permitir las uniones entre personas del mismo sexo, el Consejo, integrado, entre otros por la Arquidiócesis Primada de México, la Iglesia Ortodoxa Griega, así como la Iglesia Evangélica Misionera del Pacto Misión DF, insistió en que “no es lo mismo un matrimonio que se establece entre un hombre y una mujer, que la unión entre dos personas del mismo sexo”.
En un comunicado suscrito por la Dimensión Episcopal de Diálogo y Comunión de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), que preside el obispo Carlos Briseño
Arch, el Consejo Ecuménico, del que forman parte la Diócesis en México de la Iglesia Ortodoxa en América OCA, la Eparquía Greco Melquita de Nuestra Señora del Paraíso en México y la Eparquía Maronita de Nuestra Señora de los Mártires del Líbano, entre otras, señaló que es inconveniente llamar matrimonios a las uniones homosexuales.
Argumentó respecto que “la remoción de toda discriminación por razón de la orientación sexual no requiere la inserción del nuevo modelo de pareja en la institución matrimonial.
“Las discriminaciones que se puedan dar en el tejido social no se evitan mediante la configuración legal de un matrimonio que dé cabida a dos realidades diferentes. Se requiere que las innovaciones que se puedan introducir en esta materia estén respaldadas por un amplio consenso politico y social.
“Nos encontramos ante la posible reforma de mayor calado que se haya hecho del régimen legal del matrimonio en la historia de nuestro derecho, ya que afecta la médula de la institución matrimonial. La reforma trasciende al cambio normativo para incidir en uno de los pilares de nuestra cultura jurídica y en la mentalidad social, términos como marido y mujer van a ir perdiendo su sentido”, alertó.
El Consejo Ecuménico, en el que también participan la Iglesia Católica Ortodoxa del Patriarcado de Antioquia en México, Iglesia Nacional Presbiteriana de México, la Iglesia Ortodoxa Griega en México y el Sínodo Luterano de México, reiteró su respeto a todas las personas sin distinción de creencia religiosa o identidad sexual, defendiendo al matrimonio y a la familia como base de la sociedad.
“No creemos que debilitar a la familia como sociedad natural fundada en el matrimonio sea algo que favorezca a la sociedad, hablamos de antropología, sicología y sociología; la diferencia y la reciprocidad natural entre el hombre y la mujer es el fundamento antropológico de la familia, es una verdad de la naturaleza humana de todos los tiempos y de todas las culturas”, afirma.
Indica también que “la ley puede fijar la forma del matrimonio, los derechos de los cónyuges, las causas de separación y la edad para acceder a él, pero lo que no debe hacer es alterar el concepto mismo de matrimonio; llamar matrimonio a la union de personas del mismo sexo es un cambio tan radical como lo sería llamar matrimonio a la unión de más de dos personas o a la unión sometida a plazos fatales”.
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