El juicio contra Joaquín El Chapo Guzmán arrancó en el tribunal federal en Brooklyn con la defensa cuestionando abiertamente las intenciones reales de los gobiernos de Estados Unidos y México al procesar al narcotraficante mexicano. El abogado Jeffrey Lichtman llegó a afirmar en los argumentos iniciales que el actual presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, y su predecesor, Felipe Calderón, recibieron millones de dólares en forma de sobornos por parte de Ismael El Mayo Zambada, uno de los líderes del cartel de Sinaloa que “aún sigue en libertad”.
Los dichos de Lichtman tuvieron una respuesta inmediata en México. "Son absolutamente falsas y temerarias las afirmaciones... Ni él ni el cartel de Sinaloa ni ningún otro realizó pagos a mi persona", desmintió en Twitter el expresidente Calderón, que sacó al Ejército a las calles para comenzar la guerra contra el narcotráfico. El vocero del actual Gobierno del PRI, Enrique Sánchez, también descartó la afirmación realizada en Brooklyn. "El Gobierno de Peña Nieto persiguió, capturó y extraditó al criminal Guzmán Loera. Las afirmaciones atribuidas a su abogado son falsas y difamatorias".
La estrategia de la defensa trata de demostrar durante los cuatro meses que durará el proceso que El Chapo no era el líder del cartel de Sinaloa. “Hay muchos líderes y facciones que están en guerra”, indicó ante los miembros del jurado popular el letrado. El equipo legal intentará sembrar la duda de por qué Zambada opera la red mientras su hermano y sus hijos cooperan con las autoridades judiciales “mientras sigue liderando” la organización criminal. El Mayo Zambada nunca ha sido detenido por autoridades a pesar de una carrera delictiva que se extiende por más de medio siglo.
Jeffrey Lichtman es conocido por lograr que se declarara nulo el juicio contra John A. Gotti, hijo del capo los Gambino. En las vistas previas insistió, junto al abogado Eduardo Balarezo, que el narcotraficante es en realidad un subordinado y que su figura está rodeada de mucho mito, sobre todo desde 1993 cuando intentaron asesinarlo en el aeropuerto de Guadalajara y en la confusión del tiroteo murió el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo. “Él mismo alimentó el mito porque le gustaba”, explicó ante el jurado. “Pero el mayor narco no sale”, dijo Lichtman en referencia a Zambada. De esta manera, el equipo legal trata de crear confusión sobre la acusación principal de la Fiscalía, quien solicita la cadena perpetua para Guzmán.
Adam Fels, el fiscal del distrito sur de Florida, fue el encargado de presentar los argumentos iniciales de la acusación. “Este es un caso de drogas, dinero, violencia, fugas”, explicó, “de un imperio dedicado al tráfico ilícito de drogas que generó miles de millones en beneficios”. “El rey de esta trama es ese hombre”, dijo señalando a la mesa de la defensa, donde se encontraba Joaquín Guzmán. “Usó todos los medios a su disposición para estar en lo más alto”.
Desacreditar a los testigos
Los cooperantes serán la pieza central de la causa del Gobierno estadounidense. La Fiscalía quiere llamar al estrado a 16 testigos para declarar en contra de Joaquín Guzmán. Los nombres se mantienen en secreto por su protección. Se especula que entre ellos se encuentran Pedro y Margarito Flores, los hermanos que dirigieron durante una década la distribución de cocaína desde Chicago y que actualmente cumplen 14 años de condena cada uno. No se les vio en público desde la sentencia en 2015.
También se cita como posible testigo a Vicente Zambada Niebla, lugarteniente del cartel e hijo de El Mayo. La semana pasada, el narcotraficante se declaró culpable ante un tribunal de Chicago, como también hizo hace un par de meses Víctor Manuel Félix Félix, consuegro de El Chapo y principal operador financiero de la organización sinaloense. Recientemente fue extraditado Dámaso López Núñez, conocido como El Licenciado.
La defensa ha atacado a estos supuestos testigos diciendo al jurado que son criminales cuya palabra vale poco y que han sobornado a la DEA (la agencia antidrogas de EE UU), asesinado a jueces y otras autoridades. "Es gente que miente desde que empezó a andar”, dijo uno de letrados, que pidió a los jurados escuchar y mantener una mente abierta porque la Fiscalía todavía debe comprobar que Guzmán es culpable.
Este es el juicio más importante que se celebra en Nueva York en más de dos décadas. Las autoridades tomaron medidas excepcionales para proteger a los cooperantes, que están aislados en centros penitenciarios donde se encuentran recluidos para evitar cualquier tipo de incidente que ponga en riesgo testimonios que pueden ser muy valiosos durante el proceso. El pacto de culpabilidad suele incluir también que se facilite seguridad a sus familias.
Este caso también representa un esfuerzo sin precedentes para proteger a los 12 miembros del jurado y los seis suplentes seleccionados el pasado miércoles. El juicio empezó con cinco horas de retraso porque se tuvo que elegir a dos nuevos miembros. El nombre de todos ellos se mantiene bajo el anonimato. Estarán escoltados por guardias armados cada vez que se desplacen a la corte. Y para el acusado, el plan es que quede en Brooklyn durante los días que haya audiencias.
La defensa podría utilizar también como argumento durante el juicio que las estrictas condiciones de confinamiento le están causando a El Chapo un daño físico y mental. Eso, como indicaron durante las vistas previas, les impidió hasta ahora asistir convenientemente a su cliente. El único contacto directo que tuvo desde su extradición fue el personal que le custodia en la prisión y sus abogados ante la corte.
La fiscalía produjo más de 300.000 documentos para apoyar las evidencias que se presentará durante el juicio. Hay cientos de grabaciones y cerca de 140.000 comunicaciones interceptadas durante las dos décadas de investigación del cartel de Sinaloa, que sigue siendo uno de los más importantes y violentas en México, conocido por asesinar, torturar y secuestrar a cualquiera que representa una amenaza.