La disputa entre los gobernadores en funciones y Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador, arreció ayer, a ocho días de que el Tabasqueño tome posesión, debido a la decisión de incluir en la estructura federal a los llamados superdelegados, funcionarios bajo el control directo del futuro presidente que tendrán a su cargo temas tan diversos como la seguridad pública y el reparto de apoyos directos a población vulnerable.
Para los gobernadores críticos a esta medida, principalmente panistas y con cierto liderazgo de Enrique Alfaro, el gobernador electo de Jalisco bajo las siglas de Movimiento Ciudadano, la creación de los superdelegados y la intención de que la coordinación con el orden federal se haga a través de ellos, muestra desdén del futuro gobierno hacia las autoridades locales.
Morena ha salido en defensa de estos supercoodinadores federales. Yeidckol Polevnsky se refirió directamente a Enrique Alfaro, indicando que estaba equivocada en sus apreciaciones, mientras Mario Delgado señaló que ve “acelerados” a los gobernadores. En cuanto a la intención de fondo, señalan los morenistas, se trata de ahorrar recursos y pidieron que los gobernadores lo entiendan. El argumento morenista es que en algunas entidades llegaba a haber hasta 50 representantes de dependencias federales. Todos serán eliminados para que quede sólo uno.
Jaime Bonilla, superdelegado asignado a Baja California, dijo que los gobernadores panistas, firmantes de un desplegado sobre este tema, sobrerreaccionaron. Los coordinadores de Programas Integrales de Desarrollo tendrán participación en materia de seguridad y coordinarán todas las Delegaciones Federales en las respectivas entidades federativas, aseguró Bonilla.
Olga Sánchez Cordero defendió la propuesta amlista señalando que estos delegados se encargarán de dispersar los recursos de programas sociales.
Del Senado salió igualmente una posición morenista más desafiante. El guerrerense Félix Salgado Macedonio, quien dijo que esta Cámara vigilará que gobernadores acaten mandato constitucional, “ningún gobernador de ningún estado de la República podrá oponerse”. Y remató: “Aquel gobernador que no se ajuste al lineamiento constitucional, desde aquí se puede dictar la desaparición de poderes. Nunca en la historia política se ha dado la desaparición de poderes en un estado donde hay mucha violencia, mucha corrupción”.
Otra figura que empieza a despuntar en la oposición a los superdelegados, Javier Corral, gobernador de Chihuahua, señaló que en esta controversia se está comprobando el “desdén con el que el próximo gobierno trata a los gobernadores”. Chihuahua, señaló Corral, no va a aceptar mecanismo de coordinación presidido por superdelegados estatales y tampoco se va a subordinar a un mando militar en estrategia contra la violencia, algo que Alfaro también ya apuntó. “Me parece que lo que está en medio es un asunto muy delicado, que cobra vidas todos los días en el país y con el que no se puede andar jugando a la política para estar colocando a precandidatos en áreas para las que no están capacitados”, finalizó el gobernador Corral.