El juicio contra Joaquín El Chapo Guzmán se ha reanudado tras dos semanas de descanso con la acusación llamando al estrado a Vicente Zambada Niebla, el primogénito de Ismael El Mayo Zambada, el líder del cartel de Sinaloa y quien sigue prófugo. Vicentillo es uno de los activos más valiosos de la agencia antidroga de Estados Unidos. La estrategia de la Fiscalía es intentar probar ahora que Guzmán ordenó asesinatos desde la cabeza de la organización criminal. Y eso fue lo que Zambada Niebla contó en su primera aparición tras saludar respetuosamente al capo sentado en el banquillo de los acusados.
Vicente Zambada contó como El Chapo trató de reconstruir su imperio tras huir de la prisión de máxima seguridad de Puente Grande (Jalisco) en enero de 2001. Una de las supuestas órdenes que dio fue la eliminación, en septiembre de 2004, de Rodolfo Carrillo Fuentes, uno de los capos más importantes de la organización de Juárez. El llamado Niño de oro, hermano del poderoso Señor de los Cielos, Amado Carrillo, fue socio de El Mayo mientras Guzmán estaba en prisión. Sin embargo, tras la muerte de Amado en la plancha de un hospital mientras se hacía una operación estética, Rodolfo comenzó a eliminar gente del cartel de Sinaloa.
Los capos sinaloenses y de Juárez intentaron arreglar las cosas en varios encuentros. La operación de los Carrillo Fuentes era muy importante para introducir droga a Estados Unidos desde la ciudad fronteriza de Chihuahua. Pero Rodolfo abandonó una de esas reuniones insultando a El Chapo. Allí comenzó la guerra. Guzmán pidió permiso a El Mayo Zambada y a El Azul, otro líder, para asesinarlo, reveló Vicentillo, quien fue detenido por autoridades mexicanas en septiembre de 2009 y extraditado a Estados Unidos once meses después. De acuerdo a su testimonio, El Mayo respondió: "Estoy con ustedes, hicimos la lucha. Vamos pa delante".
El Chapo mandó entonces a un sicario apodado El negro a matar a Rodolfo. El pistolero cumplió con la orden en un centro comercial, donde asesinó a El niño de oro junto a su esposa Giovanna Quevedo Gastélum. Vicentillo contó que el conflicto entre los dos carteles escaló con esta acción. En venganza, los de Juárez ordenaron asesinar a uno de los amigos más cercanos de El Chapo en una fiesta de cumpleaños de El Mayo Zambada.
Hacía una década que los dos capos no se veían. Vicentillo, de 43 años, relató ante el juez Brian Cogan cómo fue creciendo la relación entre ellos desde que su padre lo presentó a El Chapo cuando tenía 15 años. Se refirió en todo momento a él como “mi compadre”. “Es el padrino de mi hijo menor”, explicó Vicentillo.
Zambada Niebla empezó en el negocio de la droga en Cancún, el balneario en el Estado de Quintana Roo, que controlaba su cuñado Javier Díaz. De él aprendió cómo funcionaba el negocio, hasta que su pariente fue asesinado por los hermanos Arellano Félix y se trasladó a Culiacán para estar junto al patriarca. “Me pegué tanto que empecé a inmiscuirme en el negocio”, ha explicado el primogénito de El Mayo. En 2001 ya era considerado un jefe más de la sociedad criminal.
“Mi padre es el líder del cartel”, describió quien hace tres meses se declaró culpable de múltiples cargos por narcotráfico. Esto fue solo unos días antes de que iniciara el juicio contra El Chapo, al que ayudó a supervisar el operativo para introducir varias toneladas de cocaína y heroína a Estados Unidos. Se enfrenta por ello a una condena a cadena perpetua. Pero sin su cooperación no hubiera sido posible la captura de Guzmán, por eso espera que su testimonio pemrita reducir la pena.
La fuga de Puente Grande
Vicentillo reconoció a El Chapo como unos de los cabecillas del cartel de Sinaloa, pero con su testimonio también incriminó a su padre. Explicó que ambos eran socios: “Se repartían los cargamentos a la mitad”. La consolidación de esta sociedad se hizo en el rancho de Franciso Aceves, conocido como Barbarino, tras la fuga de Guzmán de Puente Grande, en enero de 2001.
Vicentillo dijo que era mentira que el presidente mexicano de ese entonces, Vicente Fox, y el encargado de la prisión hayan sabido de los planes. "Solo tres o cuatro personas lo sabían", dijo Zambada Niebla, quien detalló ante el jurado cómo El Chapo les contó su experiencia mientras contaba las puertas que cruzaba escondido en un carrito de lavandería. "Se le hizo eterno hasta que llegó a la última barrera". El motivo de la fuga es que Guzmán Loera había sido notificado días antes de su extradición a Estados Unidos.
Vicentillo también explicó que su padre utilizó sus contactos con las autoridades mexicanas para saber las operaciones de captura que se llevaban para dar con el rastro de El Chapo. Citó en concreto al coronel Adams, un responsable de la seguridad del presidente Fox. Era uno de los que advertió para que se moviera entre varios sitios de la Sierra Madre y evadir las fuerzas del orden tras la fuga. A cambio, indicó, recibía "pagos mensuales".
Era una cuestión de tiempo que se subiera al estrado. Su tío Jesús El Rey Zambada fue el primer testigo estrella de la fiscalía al arrancar el juicio a mediados de noviembre, quién ya contó que El Chapo había ordenado la muerte del hermano de El Señor de Los Cielos por negarle el saludo. Vicentillo recordó también el episodio que elevó la figura de El Chapo: el asesinato del cardenal Jesús Posada en el aeropuerto de Guadalajara, a quien Guzmán negó haber ejecutado y delito que cargó a la cuenta de sus rivales, los Arellano Félix.
En ese proceso de hilar testimonios previos, también hizo mención al relato que antes de la Navidad hizo el narco colombiano Jorge Cifuentes sobre el encuentro que los líderes del cartel tuvieron con representantes de la petrolera Pemex, para realizar envíos de cocaína en sus barcos. Habló de que la idea surgió de altos cargos políticos y ejecutivos que querían invertir en la operación, No citó nombre pero sí precisió que la idea era transportar 100 toneladas de coca. Nunca se ejecutó.