Huyen. Comitiva encabezada por subsecretaria fue a ofrecer ayuda a familiares de fallecidos en Tlahuelilpan y... Acoso. “Nos tenían ubicados, nos aventaron una camionetas con la imagen de la Santa Muerte y reventaban reuniones”

Huachicoleros “no nos quieren ver ahí”... echan a agentes de Segob de Hidalgo | La Crónica de Hoy

Las bandas dedicadas al huachicoleo en Hidalgo han intimidado y ahuyentado del estado incluso a la Secretaría de Gobernación…

A finales del mes pasado, una comitiva de la dependencia, encabezada por la subsecretaria de Prevención y Participación Ciudadana, Diana Álvarez Maury, viajó a diversos municipios de la entidad en busca de contactar a familias de fallecidos en la explosión de Tlahuelilpan y ofrecerles ayuda. Sin embargo, sin culminar la tarea y con sólo dos días en la entidad, debió huir por el acecho de huachicoleros, quienes implementaron una táctica de persecución y vigilancia.

 

El grupo estaba conformado por 12 funcionarios; arribó el 21 de enero y se aceleró el regreso a la Ciudad de México el día 23.

En ese lapso, los enviados de Segob eran rastreados hasta su hotel en Tula, el municipio con más tomas clandestinas del país, y amedrentados durante los trayectos de pueblo en pueblo, con camionetas tipo militar plagadas de alusiones a la Santa Muerte. Se obstruyó hasta el acercamiento con los deudos, quienes les compartieron testimonios sobre la complicidad de autoridades locales con organizaciones delictivas.

De lo ocurrido fueron informados el día 25 de enero el presidente Andrés Manuel López Obrador, así como Alfonso Durazo, Luis Cresencio Sandoval y José Rafael Ojeda, secretarios de Seguridad Pública, Defensa y Marina, respectivamente, así como el resto de los integrantes del gabinete de Seguridad. “Sobran los halcones en la zona, tienen a taxistas y policías a su servicio, una red de inteligencia impresionante”, señaló a Crónica Alejandro González, coordinador de Asesores de la Subsecretaría, quien ofreció detalles de la vivencia:

“El Presidente envió a la subsecretaria Álvarez a tocar casa por casa, en busca de los deudos. En los días que estuvimos ahí nos seguían personas, desde funcionarios de los gobiernos estatal y municipal hasta huachicoleros, a quienes no les gusta que se caliente la zona”.

Cuando arribaban a su hotel, “llegaban enseguida tres3 o cuatro carros y había sujetos que se quedaban a vigilar ahí, en el estacionamiento. Al siguiente día salíamos e iban detrás de nosotros, de forma muy descarada y siempre los mismos autos. Desde la habitación pude ver a personas pegadas a la camioneta de la subsecretaria.…Yo le decía a ella: estos cuates nos andan siguiendo”.

La instrucción presidencial había sido desplazarse con bajo perfil, sin aparato de seguridad. Al llegar a Hidalgo tuvieron contacto con comandantes de la Policía Federal, quienes ofrecieron protección: “Hay riesgo en la zona”, decían. Sin embargo, la custodia fue descartada, así como el acompañamiento de la policía estatal.

“El miércoles empezamos a juntar a la gente en los municipios aledaños, como Tezontepec, pero había grupos tratando de reventar las reuniones, y desestabilizar, grupos de huachicoleros. Le comenté a la subsecretaria que no había condiciones para quedarnos, por el peligro de un loco alborotado o drogado que cometiera una tontería”.

En algunos encuentros “en casas del pueblo o explanadas de iglesias”, los funcionarios optaron por evitar la participación de los alcaldes. “Algunos de ellos fueron corridos, porque su presencia incomodaba a las familias, cuando se iban la misma gente decía: es que él anda metido en esto, sabemos quién se dedica al huachicol”.

–¿Qué pasó en los recorridos?

–Nos aventaban camionetas, las veías llegar de frente, directamente a pegarte, y nuestro chofer tenía que hacerse a un lado. Lo que buscaban era bajarnos. Sabemos que nos tenían bien ubicados, nuestra presencia molestaba.

En uno de estos episodios, compartió González, “nos aventaron una hummer sin placas, que traía en la parte de atrás imágenes de la  Santa Muerte. Estábamos subiendo hacia una comunidad, pero entonces la subsecretaria dijo: vámonos de aquí, ya no seguimos, esto me da mala espina, dimos la vuelta y nos fuimos”.

¿Le hablaron al Presidente del riesgo?

–El tema se tocó muy rápido en la reunión de la mañana, pero ya más en corto se lo reportamos al gabinete de Seguridad, les dijimos que nos andaban siguiendo y que había muchos halcones. Nuestra misión no era ver quién estaba dentro del huachicol o no, pero se tocan muchos intereses y hay gente que no quiere vernos ahí.

–¿Cuando hablas de gabinete de Seguridad te refieres a los secretarios de Seguridad Pública, Marina y Defensa?

–Sí, son las personas que lo presiden.

–¿Y cuál fue su respuesta?

–No son ajenos a la situación, saben lo que pasa, que es un problema muy grande metido en muchos lugares y que será muy difícil desterrar, se está encontrando una resistencia terrible. En el tema de Salamanca, donde pusieron la camioneta con explosivos, el Secretario de la Defensa le dijo al Presidente: no había forma de que pudieran explotar, es una medida para amedrentar, pero no está de más tomarlo en cuenta, porque hay intereses enormes.

El objetivo de los servidores públicos de Segob era coordinar el apoyo de 15 mil pesos a cada familia afectada, así como gestionar la ampliación del cementerio de Tlahuelilpan y cancelar el canal de riego aledaño al ducto explotado, con la idea de conservar posibles restos de desaparecidos y destinar el área para la construcción de un memorial.

La encomienda era atender al menos a 150 víctimas, pero la labor se suspendió con sólo 100 registros.

¿No han vuelto a Hidalgo?

–No, estamos coordinando desde aquí, para que se den todos los apoyos instruidos. Si salimos librados, no fue por su falta de ganas de hacernos daño, sino por la posible reacción del Estado.