Anticipan expertos recortes a gastos operativos e inversión, así como mayor endeudamiento de los Estados por la reducción de 69% al Ramo 23.
Con menos recursos destinados al fondo de moches, los gobiernos locales tendrán que apretarse el cinturón, se verán obligados a recortar gastos como el de inversión o bien, endeudarse, coincidieron expertos.
"Si los estados van a recibir menos recursos, o recortan gasto operativo, o sacrifican inversión o se endeudan", señaló Daniela Brandazza, directora del área de calificaciones de estados y municipios de S&P Global.
En primera instancia, explicó la especialista, se espera que se recorte el gasto en inversión para compensar la falta de ingresos y posteriormente podrían endeudarse.
"Siempre se recorta primero lo que duele menos, puede llegar a pasar que se baje el gasto de inversión en 2019 y si quieren hacer este gasto requieran pedir deuda", señaló.
A pesar de no tratarse de un monto presupuestado, y cuestionado por su asignación discrecional, las entidades ya estaban acostumbradas a recibir estos recursos extra, por lo que la reducción tendrá un impacto en sus finanzas, señaló Kristobal Miguel Meléndez Aguilar, investigador del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
De acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda, las entidades que el año pasado registraron una mayor dependencia de estas transferencias fueron Sinaloa y Campeche, para las que representó el 10 por ciento de los recursos que reciben del Gobierno federal.
En el caso de Baja California Sur, los recursos recibidos a través de este fondo, representaron el 9 por ciento del total de las transferencias, mientras que para Coahuila, Colima, Durango y Guerrero, fue de 8 por ciento.
A diferencia de aportaciones y participaciones que designan un presupuesto fijo para los estados, el Ramo 23 aumentaba si los ingresos estimados de la Federación subían, explicó el investigador.
Las entidades recibían mucho más de lo que les correspondía, que debería ser 30 por ciento de los recursos excedentes; sin embargo, se estaba distribuyendo una proporción cercana a la totalidad de los ingresos excedentes.
Por ejemplo, en 2018, Tabasco recibió 14 veces más de lo previsto por el Ramo 23, Coahuila y Yucatán 8 veces más y Durango, Sinaloa y Campeche 7 veces más de lo planeado, según cifras de Hacienda.
Los recursos extra eran utilizados generalmente para funciones de saneamiento financiero en el pago de nóminas o gastos no previstos.
Con la eliminación de varias de las líneas del Ramo 23, los estados deberán administrarse mejor al no contar con recursos para liquidar pasivos, afirmó Meléndez Aguilar.
Si bien hay estados que tienen espacio para endeudarse sin afectar la calidad crediticia, como Querétaro o Guanajuato, otros como Coahuila, Chihuahua o Quintana Roo con un grado alto de endeudamiento, podrían verse más presionados y con mayores afectaciones en su situación financiera.