Con 95 votos a favor, el Pleno del Senado eligió a Yasmín Esquivel Mossa, esposa del empresario José María Riobóo, como ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por los próximos 15 años.
El Senado requirió de un receso y dos rondas de votación por cédula para designar a Esquivel Mossa como nueva ministra en sustitución de Margarita Luna Ramos, quien concluyó su periodo en el máximo tribunal del país hace una semanas.
De un total de 121 votos, 95 fueron en favor de Esquivel Mossa, seis por Loretta Ortiz, esposa de José Agustín Ortiz Pinchetti, cero votos por Celia Maya, 19 votos en contra de la terna y uno nulo.
En su oportunidad, Esquivel Mossa se comprometió a trabajar con independencia y sin simpatías ideológicas.
“Independencia sí, indiferencia no, independencia sin simpatías ideológicas, respondiendo a los mandatos de nuestra Constitución política”, estableció.
Recalcó que su compromiso es recuperar la confianza y fortalecer la credibilidad de los ciudadanos en sus instituciones.
“Ejerceré con autonomía, independencia, responsabilidad y transparencia (…) tengo un compromiso irrenunciable con el respeto al derecho”, aseveró.
Fue un proceso maratónico que arrancó a las 11: 20 horas con la aprobación del dictamen de idoneidad y después de casi tres horas de posicionamientos y rechazo, sobre todo del PAN, al final recibió “luz verde” con la mayoría morenista y sus aliados.
Sin embargo, ya en una primera votación el nombre de Esquivel Mossa no alcanzó la mayoría calificada y se obligó a un receso para que luego de ese periodo, por fin se lograra la cifra mágica que requería ese nombramiento.
El PAN, a través de los senadores Damián Zepeda y Gustavo Madero, rechazó una y otra vez la terna al acusar un grave conflicto de interés de las tres aspirantes y el riesgo de sometimiento del Poder Judicial por parte del Ejecutivo.
“Le toca a la Suprema Corte de Justicia de la Nación decir o decidir entre un conflicto entre poderes, el poder federal con un poder estatal, o entre dependencias u órganos a nivel federal o local, es el árbitro.
Por lo tanto, si la SCJN es el árbitro judicial, no puede el Poder Ejecutivo dominarla porque estaría viciando las decisiones que este órgano esté tomando, y eso es hoy lo que está sucediendo en este país, con los nombramientos que estamos viendo”, alertó Zepeda Vidales.
Madero advirtió que el Senado es el único bastión donde radica la posibilidad de hacer un contrapeso real al Ejecutivo, por lo cual pidió a sus compañeros senadores rechazar esta terma por la “dañina cercanía que tiene” con el presidente López Obrador.
“No cuestionamos los méritos académicos ni profesionales, sino la dañina cercanía con el Presidente y con el partido del Presidente, debemos entender el reclamo de la sociedad, de contar con un Poder Judicial que actúe con incuestionada independencia”, indicó.
El coordinador de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, calificó como “interpretaciones torcidas” los argumentos de supuesto conflicto de interés en contra de las aspirantes a la Corte y consideró que nada tenían que ver con los principios del derecho.
“El haber sido militantes o simpatizantes no demerita sus capacidades o méritos”, reviró.