En la celebración del 81 aniversario de la expropiación petrolera, Nahle informó que entregó en la Torre Ejecutiva de Pemex las cartas de invitación para el proyecto, que tendrá un contenido nacional de 50 por ciento.
La Sener destacó que la licitación será por invitación restringida a estas cuatro empresas que tienen las mejores prácticas de transparencia, ética y sobre todo un amplio conocimiento técnico de construcción en refinerías.
"Se contó con la participación de la Secretaría de la Función Pública, quien acompañará todo el proceso de selección, evaluación, adjudicación y la construcción de la obra", dijo la secretaría.
"Hoy formalmente se anuncia la séptima refinería... Pemex ya cumplió con todos los requisitos que antes no se pedían y que ahora están establecidos en la reforma energética", añadió.
De esta obra, que generará alrededor de 23 mil empleos directos y 100 mil indirectos, y se pretende esté terminada en tres años, Nahle dijo que ya se tienen los estudios para las 566 hectáreas del terreno propiedad federal y se trabaja en el acondicionamiento del sitio con estudios topográficos y geotécnicos, hidrológicos, ambientales y sociales y el mejoramiento masivo del suelo.
Añadió que ya se tiene un listado de productos terminados en capacidad, especificación y volumen, diagrama de flujo, cartas compromiso para cubrir garantías y seguros que sean requeridos, así como contrato de compra-venta de crudo entre las subsidiarias de Pemex.
"Garantía de comercialización de los combustibles, acreditación de la capacidad financiera, aprobación de preinversión y proyección presupuestaria, declaración de impuestos, acreditación de capacidad técnica, dictamen técnico y económico", añadió.
Dos Bocas tendrá un costo total de 8 mil millones de dólares y se espera que produzca 340 mil barriles por día. Tendrá 17 plantas, 93 tanques de esferas de almacenamiento, urbanización, edificios, talleres y áreas verdes, y será de alta eficiencia energética.
Advertencias
Desde que el entonces presidente electo Andrés Manuel López Obrador anunció que el modelo del sector energético en el país se orientaría a la refinación de hidrocarburos, las agencias calificadoras mostraron preocupación por el futuro de Pemex y sus implicaciones en las finanzas públicas y, por ende, en la calidad crediticia de México.
En octubre de 2018, Moody’s señaló que un modelo orientado a la refinación y no a las exportaciones llevaría a Pemex a quedar expuesta a un menor flujo de efectivo, donde sus ingresos por la venta de gasolinas serían en pesos, cuando 87 por ciento de la deuda está en dólares; con esto, la calidad crediticia de la petrolera se debilitaría y podría ampliar considerablemente el déficit fiscal del país.
Ese mismo mes, Fitch Ratings mantuvo la calificación de la deuda mexicana a largo plazo denominada en moneda extranjera en ‘BBB+’, pero ajustó su perspectiva de ‘estable’ a ‘negativa, debido a un deterioro en el balance de riesgos para el perfil crediticio de México, dada la incertidumbre y probables efectos negativos de políticas públicas por parte de la nueva administración, además de crecientes riesgos en las obligaciones financieras de Pemex y un desempeño económico débil en relación con otras economías comparables.
En enero pasado, Fitch Ratings redujo la calificación en moneda local y extranjera de Pemex de “BBB+” a “BBB”, y la nacional a largo plazo de “AAA” a “AA”, con perspectiva negativa, debido al continuo deterioro del perfil crediticio de la empresa; en febrero informó que el plan de apoyo a la empresa productiva del Estado es insuficiente, por lo que mantuvo sin cambio la calificación.
En tanto, Moody’s advirtió que el paquete de apoyo a Pemex es negativo para la calidad crediticia del gobierno mexicano.
