El Nobel pidió a AMLO no velar por los indígenas desde la óptica del pasado, al criticarlo por exigir al Rey que pida perdón por Conquista.
Una petición que ha desatado un escándalo y que llegó hasta el Octavo Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), en cuya inauguración el Nobel peruano ofreció ayer unas palabras, ante la presencia de los Reyes Felipe VI y Letizia, quienes lo escuchaban desde el palco de honor del Teatro General San Martín de esta ciudad argentina.
El día anterior, en la presentación del encuentro, el director de la Real Academia Española, Santiago Muñoz Machado, había calificado ya de populista la solicitud de López Obrador.
Último de los invitados en dar su discurso durante la apertura del CILE, Vargas Llosa empezó por reconocer que no hay acuerdo sobre cuántas lenguas había en América antes de la llegada de los conquistadores. Unos dicen que hasta 3 mil.
"Los americanos no se entendían y por eso se mataban. América era una Torre de Babel cuando llegaron los europeos", dijo.
En lo que no hay controversia, agregó, es en la importancia que significó el unir en una sola lengua la diversidad a casi todo el continente.
"Y a propósito de controversias, me gustaría citar una carta de López Obrador, Presidente de México", anunció. Y entonces, los más de 400 invitados, los representantes de las 23 academias de la Lengua Española, y los escritores Nélida Piñón, de Brasil; Sergio Ramírez, de Nicaragua, y Carmen Riera, de España, contuvieron la respiración desde sus asientos en color carmín y oro en el Teatro General San Martín, inaugurado en 1891.
"Tengo la impresión de que el Mandatario mexicano se equivocó de destinatario", continuó Vargas Llosa, elaborando ahí mismo su discurso: "Esa carta debió de mandársela a él mismo, y responderse, o respondernos, por qué México, que hace cinco siglos se incorporó al mundo occidental, gracias a España, y que desde hace 200 años es independiente y soberano, tiene todavía tantos millones de indios marginados, pobres, ignorantes, explotados".
Es una pregunta que se pueden hacer todos los presidentes latinoamericanos, sostuvo.
El autor, lo mismo de novelas como La fiesta del Chivo, sobre la vida del dictador de República Dominicana Rafael Trujillo, o El hablador, sobre la tradición de la narración oral de los indígenas machiguengas, aseguró que los crímenes contra los indígenas no son asunto del pasado, sino del presente.
Así que el peruano, quien en 1990 definió para siempre al régimen priista como la "dictadura perfecta", lanzó un reto al mexicano: "Ojalá cuando acabe su mandato los indios tengan mejores condiciones de vida". Y luego siguió dándole lecciones de historia.
"El señor López Obrador no parece informado de que las grandes matanzas de indígenas no se consumaron en la Colonia sino durante las repúblicas: en Argentina, en Chile, en la Amazonia durante la explotación del caucho, en el Perú en tiempos de la guerrilla".
El escritor estaba también enterado del abuelo español de López Obrador, José Obrador, que llegó a México en 1914.
El problema de la marginación de los indígenas es un problema no de los españoles de ahora ni de los que hace cinco siglos se quedaron en España. "Es un problema que afecta fundamentalmente a los españoles que vinieron y se quedaron aquí: a los abuelos, bisabuelos y tatarabuelos del señor López Obrador, y los míos ", sentenció.
El discurso del peruano eclipsó a los demás, incluso un lapsus del Rey Felipe VI, quien llamó José Luis a Jorge Luis Borges, quedó en segundo plano. Y también —aunque algo menos, pues aún quedan tres días de actividad dentro del CILE— al análisis mismo de la lengua.
En marzo de 2018, de frente a las campañas presidenciales, López Obrador no quiso entrar en polémica sobre los comentarios del peruano. "Es buen escritor, pero mal político", dijo apenas. Los invitados al Congreso Internacional de la Lengua Española se preguntaban ayer si ahora sí el mexicano, acostumbrado a enfrentar a sus adversarios con acusaciones de corrupción sin prudencia alguna, iba a responderle a Vargas Llosa.