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“Vendí mariscos en las playas de Acapulco para salir adelante”

 
El coordinador de los diputados del PRI gusta de trotar en compañía de ‘Milo’, un bulldog inglés, dice no ser un hombre de gran cultura, sino ‘normalito’, y que cocina de todo, en especial el ceviche, su platillo favorito.

Con 62 años de edad y 57 de trabajo ininterrumpido, el Pelé o el Brother, como es conocido en Guerrero el coordinador de la fracción parlamentaria del PRI en la Cámara de Diputados, vendió mariscos e hizo mandados a los turistas que visitaban las playas de Acapulco para poder costear los gastos de su infancia y adolescencia.

La situación de René Juárez Cisneros (Acapulco, 1956) era tan precaria que tuvo que comenzar a trabajar a los 5 años e intercalar sus estudios de primaria, secundaria y universidad en escuelas nocturnas.

Su “primer gran empleo” como gerente de la taquería El Flaco Libanés lo consiguió a los 16 años; antes de eso, también fue garrotero, lavaplatos y mesero.

El ex presidente nacional del PRI revela que es un astrónomo frustrado. Estudió economía y, aunque no se considera bueno en su profesión, volvería a estudiar la misma carrera; sale a trotar por las mañanas en compañía de Milo, un bulldog inglés, es aficionado al futbol, admirador de Pelé y de Roberto Carlos, pero el que canta boleros, cocina de todo, en especial el ceviche, su platillo favorito.

¿Qué le hubiera gustado estudiar en vez de economía?

A los 12 o 13 años tuve la inquietud de estudiar astronomía, leía cosas sobre esos temas, pero la terca realidad siempre nos ubica, nos pone a cada quien en su lugar: me dijo: “estate quieto, chamaco, eso no es para ti”. Hay que buscar algo que te permita comer, vivir y salir adelante.

¿Qué vendía en la playa?

Mariscos: callo de hacha, camarón, ostión, pata de mula, almeja, almeja reina, almeja chocolata; también hacía mandados a los turistas en la zona de La Condesa... así me ganaba la vida, de una manera digna, me siento orgulloso de ese pasado.

¿En qué más trabajó?

En un restaurante que se llama El Sirocco, que estaba frente al Fuerte San Diego, ahí estuve tres años: primero, como garrotero, luego como mesero y al final como capitán de meseros.

Después me fui como gerente de la taquería El Flaco Libanés, tenía 16 años.

¿Sabe cocinar?

¡Claro! Ceviche acapulqueño, y tengo un secreto. Le aviento un poquito de Fanta. Sé hacer paella valenciana, porque trabajé en muchos restaurantes españoles; cocino en la casa para mis hijos, con mi esposa. A mí no se me cierra el mundo, si me corren de aquí, me voy a chambear a un restaurante.

¿Siempre será priista?

Me voy a morir priista, a menos de que alguien que intente dirigir el partido no estimule mis instintos de gran convicción, congruencia y orgullo, o que no esté de acuerdo con mis principios o mis convicciones, a lo mejor me retiro, pero jamás me voy a ir a otro.

¿Qué hace los fines de semana?

Me gusta caminar o trotar con mi esposa; saco a mi perro Milo a correr y, cuando se cansa, lo cargo o lo subo a su carriola. A veces salgo a comer o a cenar, hago una vida normalita.

También me gusta estar en contacto con la gente, salgo, hablo, digo lo que quiero, no tengo grandes formas ni ese modito de muchos priistas, me dicen Brother, de chamaco me decían Pelé, Negro... no me ofende ni me lastima, siempre y cuando no sea despectivamente. Ni modo que me digan güero.

¿Aprecia mucho a su mascota?

¡Claro! Mi querido Milo, su fidelidad no tiene precio ni comparación, lo quiero mucho, me identifico mucho, caminamos juntos, lo cuido, lo apapacho, siempre está conmigo.

¿A qué equipo le va?

A las Chivas, por el nacionalismo. Es el único equipo que se ha mantenido verdaderamente infranqueable. Hay equipos que contratan bultos en el extranjero que nada más vienen a llevarse los dólares.

A escala internacional, me gusta el Real Madrid; el Barcelona siempre los anda ridiculizando, pero me mantengo con los merengues por el recuerdo de Hugo Sánchez y del Chicharito.

¿Admira a algún futbolista?

A Edson Arantes do Nascimento, Pelé. Es un futbolista que he admirado dentro y fuera de la cancha, jugador desde los 16 años, que salió de una cuna humilde y trascendió siempre fiel a sus colores: el blanco del Santos.

¿Qué le gusta comer?

Soy de estómago universal, le entro a todo: mariscos, carne. Me gusta el ceviche y, por andar diciendo que me gustaba, cuando fui gobernador siempre que iba a algún lugar me lo servían.

¿Qué le gusta tomar?

Tequilita, vinito tinto y, cuando hay chance, una copita de champaña. No tengo por qué limitarme, si me la puedo comprar, me la compro, y si me la invitan, mejor.

¿Le gusta la música?

La romántica, Roberto Carlos es lo máximo.

¿Qué lee?

Generalmente cosas relacionadas con mi trabajo, con mi vida cotidiana. Presenté una iniciativa y estuve buscando algo de Gaspar Yanga, un hombre que vivió en Veracruz en la época feudal, fue esclavo, me identifico con él.

Hay mucha gente que se adorna mucho, yo no. A veces no tengo tiempo ni para dormir, menos para estar leyendo como yo quisiera. No soy un hombre con una gran cultura, soy normalito.

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Nacional
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