En el Poder Judicial hay circuitos de justicia que se han convertido en redes institucionales de corrupción, nepotismo, dictados y soluciones a modo, afirma el coordinador de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, quien expone que la limpia de este poder debió haberse llevado a cabo en los últimos años.
“He planteado que ellos se autorregulen y generemos procesos de investigación y depuración, sin que el Poder Legislativo los presione”, comenta el legislador en entrevista con EL UNIVERSAL.
Considera que en el Poder Judicial “se olvidaron de ser tocados, mencionados y se alejaron de los justiciables”, quienes son la gente que actualmente exige que este órgano del Estado no escape al cambio.
Monreal Ávila presentó la semana pasada un paquete de reformas a la Constitución, con el objetivo de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) aumente de 11 a 16 ministros y que sea creada una sala anticorrupción.
Esta propuesta generó rechazo, a lo cual el legislador sostiene que persigue una reforma integral del Poder Judicial y que preparaba la sustitución del Consejo de la Judicatura Federal (CJF).
El fin de semana pasado concluyó la redacción de su iniciativa, pero al reunirse el lunes anterior con el ministro presidente de la Suprema Corte, Monreal estuvo de acuerdo con retener el proyecto y correr la cortesía de que su interlocutor conozca y estudie el proyecto.
La llegada de Arturo Zaldívar Lelo de Larrea a la presidencia de la Corte sin duda dará aliento a emprender procesos de depuración de prácticas que crecieron en el silencio y la permisibilidad, señala en entrevista en su oficina en el Senado.
¿El cambio debe ser de fondo?
—Se requieren reformas profundas, consensuadas con los ministros. Saben que no basta con el intentar autorregularse, sino que se pueda iniciar un proceso que lleve a establecer acuerdos para que, vía legislativa, se tenga un nuevo cuerpo judicial.
Todos los organismos públicos atravesamos por mal momento. La opinión social nos coloca en una posición muy endeble y cuestionada, por el pasado o por los excesos recientes, y padecemos la inercia del desprestigio. No podemos escapar a ello si no hacemos actos concretos de sacudimiento.
¿La justicia está inalcanzable?
—No siento que la justicia impere, y denegar la justicia es un principio de conflictividad social. Si no obtienen justicia los justiciables, se sienten lastimados, frustrados, marginados. La exigencia social necesita solución.
¿Es el objetivo de esta sacudida?
—Una mayor cercanía de los órganos de justicia con el justiciable y con la víctima, con el demandante de justicia, en un plan de imparcialidad y transparencia, de efectividad. Concederle derecho a quien lo tiene, sin que influya el dinero.
¿Qué tan corrompido se encuentra el Poder Judicial?
—No podría generalizar, pero hay circuitos de justicia que se han convertido en redes institucionales de corrupción, de nepotismo, de dictados a modo, de soluciones a modo. He planteado que ellos se autorregulen y generemos procesos de investigación y depuración, sin que el Poder Legis-lativo los presione.
¿Habló con el ministro presidente de la Corte?
—El lunes conversé con el ministro Zaldívar Lelo de Larrea —junto con el consejero Jurídico de la Presidencia, Julio Scherer Ibarra, y el consejero de la Judicatura, Felipe Borrego Estrada— y llegamos a acuerdos iniciales que me parecieron importantes. La llegada de Zaldívar a la presidencia de la Corte, a partir de enero, me da aliento para pensar que sí se puede generar un proceso de transformación del Poder Judicial.
¿El desorden es imperante?
—La situación tiene que ver con irregularidad, nepotismo, corrupción, circuitos de complicidad. Hace unos días, este prestigiado diario ha documentado una serie de irregularidades ocurridas en sólo un año del orden de los 5 mil 500 millones de pesos en “hallazgos iniciales”. El Senado tiene 4 mil millones al año.
¿El caso es delicado?
—Además, ocurre en situaciones elementales y nos parece muy grave que en la casa de la justicia y prevalezcan hechos como la renta de edificios que no se ocupaban, el no cobro de seguros, la contratación de tecnología sobreestimada o contrataciones de construcciones que no existieron. No puede suceder esto en la casa de la justicia.
Pese a ello, ¿nada ha ocurrido?
—Todo esto no puede quedar en una mera anécdota. Creo que ahí el Judicial debe ir al fondo. El nuevo presidente de la Corte, Arturo Zaldívar, no puede quedarse sólo en el enunciado de irregularidades, sino tener que proceder hasta el deslinde de responsabilidades. Si no, no se va a rescatar la credibilidad del Poder Judicial.
Conozco bien a cinco de los 11 ministros y pudiera decir que son hombres y mujeres honestos, que no están en procesos de protección de estos circuitos de corrupción, y que han sido probos en el ejercicio de la función. No conozco a todos.
¿Qué pasa con las iniciativas sobre el Poder Judicial, con el equilibrio de poderes?
—No se trata de construir una Corte a modo, con nuevos ministros; ni siquiera estamos discutiendo ese tema. Se trata de generar prestigio y confiabilidad, confianza en uno de los Poderes de la Unión, dentro del equilibrio de los mismos, y a todos nos conviene. No se trata de lastimar al Judicial. Soy abogado, profesor en la maestría en la UNAM y soy un soñador y quiero ver un Poder Judicial distinto.
¿La Suprema Corte es responsable del cambio?
—Tienen la oportunidad de oro para decirle a la sociedad: “Somos un cuerpo distinto en este proceso de gobierno que inicia, y vamos a solicitar el deslinde de responsabilidades que tienen que ver con que se hayan cometido estos excesos”.
¿La investigación de irregularidades por 5 mil 500 millones de pesos es importante seguirla?
—Repito, no es concebible que en la casa de la justicia del país sólo de “hallazgos iniciales” aparezcan 5 mil 500 millones de pesos, sólo en la Judicatura, pero en cualquier parte del mundo este hecho sería un escándalo. En este país no.
¿Tiene sustento la información?
—Se presentó el reportaje muy sostenible. Hay pruebas de eso y no pasa nada, y eso es lo que no puede seguir ocurriendo, no puede caminar el Poder Judicial con un borrón y cuenta nueva. Esto no puede ser. Me temo que si no se hace algo rápido, puede generar mayor desconfianza y decepción ciudadana.
¿Esto creció en el silencio?
—Ha habido silencio y se han construido circuitos de impunidad y corrupción.
¿Con sus iniciativas sobre el Judicial, usted ha sacado a este poder de su zona de confort?
—Yo le digo a jueces y a magistrados que no es un tema personal, es contra todo el sistema de justicia, incluyendo el de procuración y administración de justicia.
¿En el nepotismo se singulariza este Poder de la Unión?
—Hay circuitos que tienen hasta 70 gentes. Nosotros, en el Legislativo, con un hijo, cuñado o sobrino nos linchan. Ellos [jueces y magistrados] tienen 50, 60, 70 [familiares] en un sólo circuito, y quiere decir que todo el circuito está cooptado.
¿Qué se ha hecho?
—Estos circuitos no se pueden tocar y ahora se alegan derechos adquiridos, posiciones sindicales. ¿Qué vamos a hacer? Es el tema de fondo.
¿Ha habido permisibilidad?
—Así es, los circuitos de nepotismo ahí están.
¿Y la burocracia?
—Ese es otro tema. Hay jueces, secretarios de acuerdo y magistrados limpios, honestos, que actúan con propiedad y capacidad jurídica, pero hay que revisarlo todo.
¿Es tarea de titanes?
—Muy complicada. Hay muchos intereses. Cuando saco reformas sufro ataques. Es normal. Alguien lo tiene que hacer.
¿Hay casos de narcojusticia?
—Sí, pero también de inmobiliarias, contratos de propiedad industrial, patentes, marcas, no sólo de narcotráfico. [Las mafias] están en lo civil, corporativo, penal y administrativo. Hay necesidad de una revisión integral, de fondo.
¿Dice que la Corte tendrá margen de lavar la ropa sucia en casa?
—Sí, uno de los acuerdos es que desde dentro se autorregulen. Ellos harán su tarea. Es lo que debió haberse hecho, y ahora veo que hay voluntad.
¿En qué consisten sus proyectos para que el Poder Judicial recupere prestigio?
—La primera iniciativa es del 4 de octubre pasado, con cambios a la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, que proponen rotación de jueces y magistrados.
También hemos propuesto reformas en materia de nepotismo, combate a la corrupción, eliminación de privilegios y transparencia. Fue la segunda de la serie del 11 de octubre. A ello siguió la del 18 de octubre, junto con la senadora Gricelda Valencia de la Mora, un proyecto en materia de evaluaciones de control de confianza para el ingreso y promoción de jueces y magistrados. El paquete incluye el proyecto del 16 de octubre, que propone disposiciones referentes la paridad de género en el Poder Judicial.
¿Y a ello se agregan las iniciativas de la Tercera Sala Anticorrupción y de sustituir la Judicatura?
—Son de reformas constitucionales y no tengo mayoría calificada para este tipo de cambios, pero quiero anotar que estoy seguro de que en la reunión que sostuve con el presidente de la Corte, con el Jurídico de la Presidencia de la República, y el representante del Consejo de la Judicatura, participamos en un esfuerzo de buena fe.
Representa un esfuerzo titánico, pero de coordinación, no de confrontación, para llegar a los mismos objetivos y que nuestras propuestas se pueden enriquecer y modificar o generar condiciones distintas. Lo importante es resolver el problema de la justicia en México.
¿Con respeto a los poderes?
—Se mantienen, no se perturba el equilibrio, no se tergiversa, ya que es lo que da pluralidad y fortaleza a la nación.
¿En el gran panorama de limpiar al Poder Judicial?
—Hablamos el lunes [pasado] de dos vías, como lo hemos comentado, el de la autorregulación, de autodisciplina y de autocontrol, y que es parte de sus propias facultades, a través de sus órganos. La otra vía es la legislativa, que sea coordinada y acordada con el Ejecutivo, especialistas en la materia, los institutos de investigaciones jurídicas y con los litigantes que enfrentan las circunstancias de este sector.
¿Es mayor la inquietud por la Suprema Corte?
—El equilibrio de los poderes queda a salvo, no se toca nada.
¿Qué pasa con los ministros?
—No es tema central en la interlocución con la Corte. Respecto de la iniciativa, pudiera reducirse el número de ministros, y lo he dicho, partimos de que el proyecto se someta al análisis y que se pueda modificar con voluntad de encontrar soluciones, para que el Judicial se modifique, recomponga y en esta tarea hay que poner mucha imaginación.
Al Legislativo le conviene rendir cuentas al Judicial y al Ejecutivo en un justo equilibrio entre ellos, que actúan como resortes independientes, tal y como lo diseñó Montesquieu desde hace varios siglos.
¿Cuál es la intención del cambio?
—Me interesa ver a magistrados y jueces o ministros, con otra ambición, la de impartir justicia sin que los poderosos, el dinero o los intereses influyan. Sueño con eso y creo que se puede hacer.
¿Hay jueces limpios?
—Hay un gran número de jueces y magistrados que son honestos y hay los que no lo son, y a éstos son a los que tienen que investigárseles. Con todo, no puede generalizarse.
¿La seguridad pública no sólo se alcanza con soldados y policías?
—Hay carpetas de investigación de jueces y magistrados en la fiscalía.