Soldados con cascos y maquinaria de construcción color oliva rodearon al presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en la presentación del nuevo proyecto del aeropuerto de Ciudad de México. Este lunes, el mandatario ha mostrado los planos del aeródromo que se construirá en la base aérea de Santa Lucía (a 50 kilómetros de Ciudad de México), elaborados por ingenieros y arquitectos del Ejército, después de que en diciembre su gobierno cancelara el aeropuerto de Texcoco, a 30 kilómetros de la capital y cuya obra está avanzada en un 30%.
López Obrador trata de pasar página para proponer un plan en el que el actual aeropuerto Benito Juárez será reforzado por la nueva construcción en Santa Lucía. El proyecto será liderado por un equipo militar de ingenieros, aunque el gobierno ha asegurado que varias compañías constructoras participarán en el desarrollo del aeródromo. El plan presentado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) muestra la construcción de dos pistas para la aviación civil y una más de uso militar, así como el diseño de cuatro edificios terminales. El aeropuerto se llamará Felipe Ángeles, como un importante militar que combatió durante la Revolución mexicana.
Sin embargo, el mismo documento señala que para 2021, cuando está prevista la inauguración del aeropuerto, solo se contará con un edificio terminal. Esta infraestructura permitirá que al menos dos aerolíneas comerciales trasladen sus operaciones a las nuevas instalaciones. Para los próximos tres años, la administración estima que se gastarán 68.300 millones de pesos (3.600 millones de dólares). La previsión del Gobierno de López Obrador es que, al terminar su gobierno en 2024, se haya levantado al menos otro edificio terminal más. El desarrollo total de la obra, como está diseñada por los ingenieros militares y que incluye cuatro terminales, no estará lista hasta 2069.
Hace cinco años un dictamen reveló que el aeropuerto de Ciudad de México se encontraba saturado. Sus dos pistas ya no eran suficientes para el creciente traslado de pasajeros y la expansión de las aerolíneas de bajo coste. El Gobierno de Enrique Peña Nieto, entonces, lanzó el proyecto del aeropuerto de Texcoco con un coste estimado en 13.000 millones de dólares y cuya construcción avanzó hasta un 32%. Nada más llegar al gobierno, López Obrador detuvo el proyecto primero con la polémica compra de bonos por 1.800 millones de dólares y, tras conseguirlo, suspendió los trabajos de construcción.
López Obrador ha acusado reiteradamente al gobierno anterior de corrupción y de elevar los costes de la construcción en complicidad con las empresas de ingeniería. Sin embargo, frente a estas acusaciones hasta ahora no se ha abierto una investigación. Ante estos señalamientos el presidente ha preferido entregar la dirección del proyecto a los militares. “[El nuevo aeropuerto de Santa Lucía] va a resolver el problema de saturación del actual aeropuerto de la Ciudad de México, pero también va a ser un ejemplo de cómo se puede llevar a cabo una política racional, austera, en el marco de la honestidad que se necesita como forma de vida y como forma de gobierno en nuestro país”, dijo en la presentación del proyecto. Aseguró que el encargo recae en la Fuerzas Armadas porque se trata de “la institución de instituciones” en términos de administración pública.
El nuevo aeropuerto estará conectado con el ‘Benito Juárez’ por una vía exclusiva de 46 kilómetros para agilizar el tránsito de los pasajeros con vuelos en conexión, además el Gobierno mexicano planea construir una tercera terminal en el actual aeródromo, en el mismo sitio donde se construyó hace un par de años el hangar presidencial que albergaba el avión que López Obrador ha puesto en venta. Para desahogar el tráfico aéreo en Ciudad de México, también habrá obras de remodelación en el aeropuerto de Toluca (Estado de México).
En la presentación del nuevo proyecto estuvieron ausentes los empresarios. El presidente mexicano ha insistido en los últimos días en que los inversionistas serán bienvenidos en la construcción de este aeropuerto y que el Estado respetará los negocios que emprendan a partir de este plan. Este lunes, Bloomberg ha revelado que el magnate Carlos Slim pidió en diciembre, a través de una carta, a López Obrador seguir con la construcción del aeropuerto de Texcoco y que incluso se ofreció para organizar al sector privado para continuar con las inversiones. El presidente habría rechazado la oferta de Slim y ambos se distanciaron. El magnate de las telecomunicaciones poseía una importante participación y diversos contratos en el proyecto anterior.