CIUDAD DE MÉXICO.
El pleno del Senado echó abajo la reforma educativa porque el PRI y el PRD cambiaron su sentido del voto en lo particular y el morenista Salomón Jara se retiró del pleno, por lo que fue el voto que le faltó al gobierno federal para concretar los cambios planeados en el sistema educativo.
Ayer, de forma inédita, una reforma constitucional que ya había sido aprobada en lo general, se frenó en lo particular, porque se rechazó la mayor parte del contenido, incluida la columna vertebral referente a la eliminación de la evaluación como condicionante de la permanencia de los maestros frente a grupo y su sustitución por un proceso de selección.
De igual manera, se rechazó todo lo referente a que la relación laboral de los maestros quedará sujeta al Apartado B del artículo 123 Constitucional; todo lo referente a la existencia de la Ley Reglamentaria del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros.
Además, el Senado rechazó la sustitución del actual Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación por un nuevo organismo.
Asimismo, quedaron invalidadas todas las disposiciones referentes a la gratuidad y obligatoriedad de la educación desde el nivel preescolar hasta la licenciatura, lo que generaba una nueva disposición para que las universidades públicas dejen de cobrar las cuotas escolares y de servicio que actualmente aplican.
Otros aspectos que rechazaron los senadores se refieren a la creación del Fondo Federal Especial que asegure a largo plazo los recursos económicos crecientes para la prestación de los servicios educativos gratuitos y obligatorios.
En lo general, la votación fue de 95 votos en favor, procedentes de Morena, PRI, Movimiento Ciudadano, PRD, Partido Verde, Encuentro Social y Partido del Trabajo. Se registraron 25 en contra; 24 provinieron del PAN y uno de Emilio Álvarez Icaza. Hubo dos abstenciones, de la priista Vanesa Rubio y de la verdeecologista Alejandra Lagunes.
Pero después de cuatro horas de que todas las bancadas, incluida Morena presentaron 60 reservas provenientes de 24 legisladores y que fueron rechazadas por la mayoría morenista y sus aliados del PT, PES y Verde, la Mesa Directiva procedió a la votación en lo particular, de los artículos reservados.
Los priistas y los perredistas cambiaron el sentido de su voto y emitieron su rechazo en lo particular.
Vanessa Rubio cambió su voto por el de rechazo y Alejandro Lagunes en favor. Claudia Anaya y Manuel Añorve, del PRI, que habían votado en favor, lo hicieron en abstención.
Pero también se registró un cambio significativo en Morena. El senador Salomón Jara se ausentó y no votó en lo particular, lo que provocó que quedaran 81 votos en favor, 39 en contra y dos abstenciones.
Morena necesitaba 82 votos para lograr la mayoría calificada, lo que significa que el senador ausente de Morena fue decisivo para que la reforma se cayera.
“FUE UN MAL CÁLCULO”
El senador Gustavo Madero, del PAN, consideró que Morena se confió, porque ya sabía que algunos senadores iban a votar en favor en lo general y en contra en lo particular la reforma educativa, pero es evidente que hizo un mal cálculo al permitir la ausencia de su compañero.
Una vez concluida la votación en lo particular en contra de la mayoría de la reforma, la minuta fue regresada a la Cámara de Diputados.
La Constitución dice que si la Cámara revisora (Senado) regresa la minuta rechazada y la Cámara de origen (Diputados), puede aceptar o rechazar la decisión del Senado.
Si la acepta, sólo toca los artículos rechazados y los manda al Senado, que debe aprobarlos, para que salga a los Congresos estatales. Pero si los diputados rechazan la posición del Senado, ratifican el contenido y lo regresan otra vez al Senado; si éste lo vuelve a rechazar, entonces la reforma deberá esperar al próximo periodo de sesiones.
-Leticia Robles de la Rosa