La mayoría de estos empleados se encuentran en total indefensión laboral, al carecer de percepciones fijas y los mínimos beneficios de seguridad social y prestaciones.
En un sondeo realizado por La Jornada en diferentes estaciones de servicio de esta capital, los despachadores revelaron que no perciben salarios y sus ingresos provienen únicamente de las propinas que les dejan los automovilistas.
Los despachadores encuestados mencionaron que tampoco tienen derecho a aguinaldo, acceso a una vivienda, fondo para el retiro ni vacaciones, mucho menos a reparto de utilidades. Además, están obligados a vender una cantidad fija de aditivos y aceites para el motor, productos que en caso de no vender deben pagar.
También deben comprar sus uniformes y pagar un derecho de piso de 250 pesos diarios. El ingreso promedio al día es de cerca de 300 pesos, ya descontando el pago de dicha cuota por trabajar.
Este reportero se identificó con el encargado de una gasolinera ubicada en la avenida Ermita Iztapalapa perteneciente al Grupo G-500 y quien, por obvias razones, prefiere mantenerse en el anonimato. Relató: Yo trato de que no se dé la práctica del cobro de derecho de piso, pero luego tengo jefes de piso en la gasolinera que son los que cobran el derecho a los despachadores, pero a veces es difícil darse cuenta si les cobran una cantidad de más. En caso de que yo los detecte los sanciono, pero no es una práctica que nosotros autoricemos
.
En otra entrevista, una despachadora de combustibles en una de las cinco estaciones de servicio ubicadas en la carretera Picacho Ajusco, en la delegación Tlalpan, y quien sólo se identificó como Susana, comentó: “Nos cobran 250 pesos diarios por piso más lo de los aceites, que es una cuota de 50 pesos del producto y si no los vendemos tenemos que llevarnoslo y pagar esa cantidad.
–¿A cuánto asciende su ingreso diario ?
–En un día bueno y asignándome una bomba de la entrada obtengo 400 pesos y en un día flojo entre 250 y 300 pesos ya descontando los 250 pesos del derecho de piso.
–¿Quién se queda con esa cantidad del cobro por el derecho a trabajar?
–La persona que se queda con esa cantidad es el gerente.
–¿Qué prestación de ley tiene?
–Sólo el Seguro Social y eso te lo dan después de un año de servicio.
–En caso de despido, ¿tienen derecho a una liquidación o indemnización? ¿Hay reparto de utilidades?
–No, ninguna, para nada. Lo único que nos dan es el Seguro Social y nos hacen firmar nómina como si recibiéramos un sueldo.
–Como mujer trabajadora, en caso de embarazo, ¿hay algún apoyo?
–En mi caso, me dieron permiso de irme un tiempo y lo autorizaron porque no podía estar expuesta a los olores de la gasolina, pero no me pagaron nada, sólo que pude regresar a trabajar.
Posteriormente, ante la reticencia de encargados y empleados a hablar sobre sus condiciones de trabajo ante un reportero, se tomó la decisión aparentar solicitar trabajo.
Se acudió a una de las gasolineras emblemáticas de esta ciudad, la ubicada en la esquina de Insurgentes y Reforma perteneciente al influyente Grupo Hidrosina, la marca con mayor número de estaciones de servicio en el país, con 210 en total y que recientemente cambió de imagen.
Al hablar con una de las mujeres despachadoras y preguntar qué prestaciones de ley tendría en caso de acudir con el encargado o gerente para solicitar empleo, la respuesta fue categórica: Ninguna, sólo después de un año puede tener Seguro Social. Los encargados de isla sí tienen Seguro
, confirmó la trabajadora.
En otra gasolinera, identificada con el número 3994, localizada en Cafetales y avenida La Virgen, en la delegación Coyoacán, contigua a las instalaciones de la Secretaría de Marina y caracterizada por sus enormes filas de automovilistas que cargan día y noche por la certeza de recibir litros completos, un despachador también constató que el ingreso es por propinas y laboran sólo cuatro días por el exceso de personal.
–¿Hay un cobro por trabajar o mejor conocido como derecho de piso?
–Sí, nos cobran entre 200 y 250 pesos diarios y no tenemos ninguna prestación pues no somos militares. El cobro que nos hacen es para pagar gastos de limpieza de la propia gasolinera y producto (aceites, lubricantes, anticongelantes, etcétera) que nos ponen a ofrecer a los automovilistas.
–¿Alguna otra prestación?
–No, nada.
Además de dicha práctica laboral, gran cantidad de estaciones de servicio son denunciadas ante la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) por despachar litros incompletos. Por ello, la Profeco se comprometió a alcanzar la meta de verificar en los próximos meses al menos 6 mil estaciones de servicio, que sería la mitad de las que operan en el país.
La reforma energética permite la liberalización del mercado de los hidrocarburos, con lo que las nuevas gasolineras podrán aumentar sus ingresos al ofrecer servicios adicionales y contar con tiendas de conveniencia, entre otros.
En julio llegará la estadunidense Gulf
Tras 75 años de operación de gasolineras bajo la franquicia de Petróleos Mexicanos (Pemex), este mes arrancaron dos nuevas marcas de estaciones de servicio en el país: La Gas, en Mérida y Campeche; e Hidrosina, en la Ciudad de México, ambas de franquiciatarios mexicanos y con el suministro de combustibles de la estatal, pero con identidad propia.
En julio se espera la entrada del grupo estadunidense Gulf, el cual aparentemente será la marca que otorgará la mejor cadena de suministro, dado que pretende importar sus propias gasolinas de Estados Unidos.
Este grupo incursionará en territorio nacional con cuatro gasolineras ubicadas en la Ciudad de México, Puebla, Monterrey y Guadalajara. Pretende crear un modelo de gestión que convierta a sus colaboradores en los más motivados y productivos de la industria.
La comercialización de gasolinas en el país en 2015 reportó la venta promedio de 792.8 mil barriles diarios. En el primer cuatrimestre de 2016, la venta mensual promedio ha sido de
805.3 mil barriles diarios.
Habrá nuevas figuras en la industria gasolinera en México, como estaciones de autoservicio muy parecidas a las que operan en Estados Unidos y Europa e incluso la incursión de electrolineras, aunque diversos encuestas revelan que el consumidor mexicano prefiere el sistema asistido.
Pese al anuncio de cuantiosas inversiones en una nueva era de modernización y de maximización de ganancias, se mantiene el mismo esquema de explotación al escamotearles los más básicos derechos laborales y de protección social.