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Elba Esther Gordillo, la maestra más poderosa de México busca el regreso a la política

Tras pasar cinco años y medio en prisión la exlíder sindical del magisterio prepara diversos frentes para retomar su poder

 

 
 

 

 


Maestra Elba Esther Gordillo
Elba Esther Gordillo, en agosto de 2018.


 

Como si fuera una predicadora religiosa Elba Esther Gordillo toma el micrófono y habla frente a un grupo de maestros que la vitorea. “Ustedes son poderosos, pueden cambiar las mentalidades, las actitudes, los hábitos”, les dice vigorosamente. Vestida completamente de blanco, gafas oscuras y un libro en la mano, La Maestra sigue su discurso mientras se pasea de un lado a otro del escenario. Es 1 de mayo de 2019: han pasado ya más de seis años desde que la exlíder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) cayó en desgracia al ser acusada del desvío de recursos del gremio, lavado de dinero y crimen organizado. Tras cinco años y cinco meses en prisión, la absolución y la devolución de sus millonarios bienes, Gordillo (Comitán, 1945) anuncia su regreso y lanza una advertencia: “Soy alguien que se pone a disposición para ser útil y sacar de nuestra casa a los que ayer nos pusieron de rodillas”.

La Maestra no oculta sus ambiciones: volver a ser la líder del sindicato más grande de América Latina ––con 1,6 millones de agremiados–– y tener la influencia política de antaño donde ni el presidente en turno se atrevía a decirle que no. Pero la escena en México ha cambiado significativamente desde 2013, el año en el que ingresó a la cárcel. Los partidos políticos que la auparon, el PRI y el PAN, sufrieron una drástica caída tras las elecciones de 2018 en las que Andrés Manuel López Obrador, el primer presidente de izquierda de México, resultó electo. El político ha dejado claro que los antiguos mecanismos de imposición de líderes sindicales desde el Estado están fuera de discusión y que si alguien desea dirigir un sindicato en México debe ganárselo con el voto directo.

“¿Cómo van a hacer una elección en el sindicato más grande de México, que tiene más instalaciones que casillas del Instituto Nacional Electoral?”, se pregunta Arturo Cano, autor de Doña Perpetua (Penguin Random House, 2008). El SNTE se convirtió desde la década de los años 90 en un importante contrapeso electoral al que buena parte de los políticos tuvo que recurrir. Un círculo en el que Gordillo tenía prácticamente un cargo vitalicio y en el que todos los liderazgos del sindicato estaban construidos por ella. “Para líderes como Elba Esther funciona la imposición por encima. Es un personaje frágil en una campaña abierta”, apunta Cano. Pero La Maestra ha reconocido que está dispuesta a someterse al escrutinio, incluso cuando éste podría poner en cuestión el origen de su riqueza. “Sí a la democracia, pero sí también a que se entienda la democracia desde la perspectiva del interés de los trabajadores de la educación”, dijo Gordillo en su discurso del Día del Trabajo.

Tras el cierre del caso judicial, la Fiscalía devolvió a La Maestra siete cuentas bancarias, tres inmuebles, tres automóviles y varias obras de arte; además, es conocida su afición por la compra de ropa de marcas de alta gama y sus viajes en aviones privados. La caja del sindicato de maestros es una máquina perfectamente aceitada que cada mes retiene alrededor del 1% de la nómina de los docentes. Además del poder, está el dinero. “[Gordillo] entiende al sindicato como una estructura corporativa, política y empresarial”, señala Cano. Su liderazgo, sin embargo, es poco cuestionado al interior del gremio. “En el sindicato, la maestra Elba Esther les funciona de una forma muy práctica en cuanto a que ha mejorado sus salarios y los programas de estímulos pero no están preocupados por la grilla sindical. A los maestros realmente no les importa el origen de su riqueza”, explica la periodista Sonia del Valle, que ha cubierto los pasos de Gordillo en los últimos 15 años.

Su destino ha estado marcado por su relación con los presidentes mexicanos: Carlos Salinas de Gortari le entregó el liderazgo del SNTE; Ernesto Zedillo la mantuvo allí a pesar de sus dudas; Vicente Fox y Felipe Calderón consistieron su poderío; y Enrique Peña Nieto la llevó a prisión. Gordillo ha pedido a López Obrador poner a un lado los rencores, tras respaldar a otras fuerzas políticas en los primeros dos intentos del político de izquierda para llegar a la presidencia. Su nueva relación es todavía una incógnita. “Sin duda la maestra va a tener una relación con el nuevo gobierno pero no necesariamente con el presidente. Ella tiene una relación más favorable, por ejemplo, con el secretario de Educación, Esteban Moctezuma”, refiere Del Valle.

López Obrador y Gordillo han coincidido en el diseño de la nueva reforma educativa, ambos han despreciado el modelo que Peña Nieto planteó con la evaluación de los profesores en 2014. Alfonso Cepeda, actual líder del sindicato de maestros, es el único contendiente que La Maestra tendría que derrotar en unas elecciones que aún no tienen fecha pero que podrían celebrarse antes de que finalice 2019. El sindicalista ha adoptado el tono del presidente mexicano y ha ofrecido al magisterio como el “ejército intelectual” de la Cuarta Transformación. Mientras que Gordillo ha optado por acudir a los enclaves más significativos para los profesores para ofrecer el progreso. La carrera ya ha comenzado.

La otra puerta que la exlíder de los maestros mantiene abierta es la creación de un nuevo partido político: las Redes Sociales Progresistas. La fuerza, con una brújula política similar a la del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) de López Obrador, ha sido construida gradualmente por su yerno Fernando González y su nieto René Fujiwara. Los potentes discursos de La Maestra se han repetido por diversos rincones de México en las asambleas del movimiento, algunos se han viralizado en las redes sociales. “Ella siempre ha dicho que se quiere ir por la puerta grande del sindicato”, recuerda Del Valle. Su vigencia parece no agotarse.

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Nacional
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