El nuevo tratado de libre comercio norteamericano está aún pendiente de la ratificación del congreso estadounidense y canadiense
El Senado mexicano ratificó este miércoles el nuevo tratado comercial con EE UU y Canadá. Con la aprobación de todos los grupos parlamentarios y tan solo cinco votos en contra y seis abstenciones, el mayor acuerdo comercial del mundo, que sucederá al NAFTA (TLC, en español), supera una nueva fase y queda tan solo pendiente de las correspondientes ratificaciones en los parlamentos estadounidense y canadiense.
“Hay una coincidencia plena de la importancia de aprobar el tratado, ya que es el motor más importante de la economía”, señaló Gustavo Madero, líder de la bancada del PAN, la oposición de derechas mexicana. Tras meses de intrincadas negociaciones y de duras posiciones por parte de Donald Trump, los tres socios alcanzaron en octubre del año pasado un acuerdo sobre el texto definitivo, que prologará una relación comercial valorada en 1,2 billones de dólares, y que ha multiplicado por cuatro los intercambios desde su entrada en vigor hace casi un cuarto de siglo.
La firma por la parte mexicana correspondió a Enrique Peña Nieto, en uno de sus últimos actos de gobierno tras la abultada derrota a favor de Morena. El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, no participó directamente en el proceso negociador, sino a través de su mano derecha para asuntos comerciales, Jesús Seade. Entre ambos mandatarios existía una suerte de pacto tácito para que el pacto final se sellase en el tramo final del mandado de Peña Nieto.
La ratificación del Congreso mexicano llega en plena resaca de la crisis diplomática abierta por las amenazas arancelarias de Trump, que pretendía establecer una tarifa del 5% a los productos mexicanos como baza negociadora para lograr más mano dura en la frontera. Una medida que, de momento, ha quedado suspendida, pero que tendría encaje a pesar del esquema legal en materia comercial que establece el nuevo tratado. Trump mantiene la carta de la imposición unilateral de aranceles por la vía de la emergencia nacional.
El presidente estadounidense felicitó a su homólogo a través de su cuenta de Twitter y añadió: “Ahora le toca a nuestro Congreso hacer lo mismo”. En las elecciones legislativas del pasado noviembre, los demócratas recuperaron la mayoría en la Cámara de Representantes, mientras que los republicanos mantuvieron el control en el Senado.
López Obrador también celebró en Twitter la ratificación mexicana del USMA, en sus siglas en inglés. Para México la relación comercial con su vecino del norte es crucial: es primer inversor y primer socio comercial, es el destino de más del 80% de sus exportaciones y durante el primer trimestre del año el saldo comercial alcanzó los 203 millones de dólares.
Las duras posiciones de Trump lograron cambios considerables con el texto aún en vigor. La imposición del arancel del 25% a las importaciones de acero y del 10% al aluminio no se han resuelto con la firma de este acuerdo. El sector automotriz, la gran palanca mexicana, ha sido una de las áreas donde más concesiones ha tenido que aceptar México para salvar el pacto. Para lograr evitar la carga arancelaria, el volumen de los productores mexicanos que crucen la frontera habrá de superar el umbral del 75%. Para apoyar el empleo en EE UU, las nuevas reglas de origen establecen que entre el 40% y el 45% del contenido de los automóviles debe estar fabricado por empleados que ganan al menos 16 dólares por hora trabajada: eso limita casi en su totalidad a las compañías de autopartes presentes en México.