El tricolor no ha perdido su voto duro, según revela análisis interno, dice; no ve “traiciones” de priístas; matrimonios gay, no fue factor, asegura
En la foto: Carolina Monroy del Mazo, presidenta nacional interina del PRI (ARCHIVO EL UNIVERSAL)
La presidenta interina del PRI, Carolina Monroy del Mazo, considera que su partido no ha perdido su tradicional voto duro, simplemente recibió el castigo de una ciudadanía molesta por gobiernos estatales opacos y que hicieron caso omiso en materia de seguridad.
En entrevista con EL UNIVERSAL, la política mexiquense señala que en el interior del partido se tiene una primera conclusión de que el pasado 5 de junio, el Revolucionario Institucional se enfrentó a un voto dividido porque si bien hay entidades en las que se ganó un gran número de municipios, se perdió la gubernatura a consecuencia de gobiernos lejanos a la sociedad.
Monroy del Mazo asumió la dirigencia nacional del PRI de manera interina el pasado martes, tras la renuncia de Manlio Fabio Beltrones Rivera. Comenzó, entonces, la cuenta regresiva de 60 días en los que deberá convocar al Consejo Político Nacional (CPN) para que este órgano partidista la ratifique en el cargo o llame a la elección de un nuevo presidente.
En lo que el tiempo transcurre, la también diputada federal convocará a un debate interno, desde las bases, para determinar el camino que debe seguir el partido y, sobre todo, determinar qué procede con aquello y aquellos que hacen daño al instituto político.
Lo que tiene claro, es que la iniciativa del presidente Enrique Peña Nieto de permitir los matrimonios entre personas del mismo sexo, no fue en absoluto un punto negativo para perder siete gubernaturas en las pasadas elecciones, eso —dijo— es superficial.
Y con el presidente Enrique Peña Nieto lo que se tendrá, asegura, es una relación estrecha, sobre todo, porque él es un priísta.
¿Qué PRI recibe?
—Un partido en marcha, un partido reflexivo, un partido en donde estamos analizando, revisando qué ocurrió en cada estado. Cada entidad tiene su propia explicación, pero sí creo que existe todo un tema que nos está uniendo y nos debe de unir de cara al futuro para repensar el destino del partido y lo que tendremos que hacer los priístas.
Primero, en lo que coincidimos todos es en esa necesidad de continuar con el impulso a este proyecto de nación, que con visión de Estado, el señor presidente de la República, Enrique Peña Nieto, delineó con toda puntualidad. Además, fue avalado por los demás partidos en el Congreso de la Unión en 2014, que es cuando se da esta coincidencia para México, en donde las voces de los partidos políticos se expresaron mayoritariamente a favor de las reformas. Reformas largamente esperadas, pero nos falta seguramente comunicarlo mejor, porque es importante decir a la sociedad de qué le sirven.
¿Traen un problema de comunicación en el partido?
—Creemos en la autocrítica y sabemos que no hemos logrado, no hemos sabido comunicar debidamente todos estos logros. Hoy vemos cómo es que una reforma tan trascendente, por ejemplo, como la educativa, tiene todavía, si bien es una parte minoritaria del sector, pues ahí están las resistencias de algunos grupos. Todo esto que algunos llaman la exigencia, reconocimiento de un derecho, pero que también violenta la ley. Nosotros creemos en el Estado de derecho, para eso estamos construyendo un México moderno y serio entendiendo que también tiene costos y, bueno, lo que nos toca a nosotros es unirnos y hacer eco a todo ello.
También respecto de aquello que motivó un voto dividido y tan cruzado en el pasado proceso electoral, digo voto cruzado, porque por un lado algunas gubernaturas no se ganaron, pero al tiempo ganamos en esos estados la inmensa mayoría de municipios, además en algunos casos la mayoría absoluta. Fuimos el partido en esta elección del 5 de junio, que más votos obtuvo, pareciera esta una afirmación extraña, pero es la realidad.
Son cifras oficiales validadas por el Instituto Nacional Electoral (INE) en donde encontramos, por ejemplo, que obtuvimos en la suma de todos los votos, en todos los estados, el mayor número de sufragios como partido, sin considerar alianzas.
Adicionalmente, también, de poco más de 400 municipios que estuvieron en juego, ganamos 262, el partido que más se nos acerca tiene 161. Obtuvimos el mayor número de diputaciones locales en el país, hoy seguimos gobernando más de 50% del total de la población en México.
¿Qué pasó?
—No podemos hacer oídos sordos al disgusto de la sociedad que siendo priísta se expresa en contra de las malas prácticas. Para nadie es un secreto, porque no es ajeno, empezando por nosotros, situaciones desagradables de políticas públicas equivocadas, gobiernos lejanos a la sociedad, por eso, lo fallido al frente de su desempeño, pero que además en algunos casos hubo opacidad, en otros tantos inseguridad y esto tiene un costo. Y algo que personalmente me parece muy valioso, es que la sociedad, así sea militante, votó conscientemente respecto de lo que estima lo mejor, lo mejor para su comunidad, para su familia y esto debe ser una gran lección. El PRI no puede ser ajeno a los errores o a las omisiones o a los excesos de ni un sólo militante.
¿Prevén castigo para los malos gobernadores del PRI?
—Estamos en proceso de evaluación, en unas cuantas semanas muy próximo, estaremos estableciendo un diálogo directo. Nos interesa mucho escuchar a la militancia, pero nos interesa hacerlo desde la base seccional, nos interesan esos hombres y mujeres que creen en el PRI, que se comprometen para el PRI, que conocen lo que pasa en la calle mejor que nadie. Que se expresen, que lo hagan los consejos políticos municipales, que lo hagan los comités directivos estatales y de esta manera llegar a una postura y una definición muy completa de la militancia, esto es lo que hoy buscamos, lo que hoy queremos construir.
¿Perdió el PRI su voto duro?
—El voto duro ahí estuvo presente, pero hubo un voto cruzado. Por ejemplo: tenemos entidades, cuyos nombres omito para no señalar a nadie, pero tenemos algunos estados en donde el voto priísta se hizo presente y con él ganamos alcaldías. En esos mismos municipios, ese mismo sufragio priísta votó en contra de los candidatos a gobernador. Entonces, el voto del PRI ahí está, pero también es un voto del PRI que hoy está molesto por circunstancias específicas y absolutamente locales.
¿Cuál será la relación con el presidente Enrique Peña Nieto?
—Esta relación tendrá que ser muy cercana, como lo ha sido. Ha habido espacios en donde no ha habido la suficiente resonancia a las posturas del partido, pero no pensaría en eso, yo más bien lo veo de cara al futuro. Cuando inició nuestro proceso de dirigencia, el presidente Beltrones y una servidora dijimos claramente que queríamos absoluta cercanía con el titular del Ejecutivo federal, porque es uno de los nuestros, porque emanó del PRI, porque su partido lo respeta y para nosotros es un militante ejemplar. Mantendremos esa vinculación, esa estrechísima comunicación y cada uno en el ámbito de su responsabilidad.
¿Usted ve traiciones en el interior de su partido?
—No hablaría de traiciones, hasta este momento no las veo, lo que sí observo son puntos de vista distintos y que me parecen válidos. Creo que esto en un partido es un principio a respetar.
¿La iniciativa del presidente Peña de reconocer los matrimonios entre personas del mismo sexo fue parte de la derrota?
—A mí me parece francamente superficial atribuir a algo como eso que no es sino un tema incluso de orden internacional, con una trascendencia mundial. No busquemos esas explicaciones, no conducen a encontrar la verdad, lo que siempre hay son responsabilidades de distinto orden por acción u omisión, pero que más allá de la crítica, lo que importa ahora es la autoreflexión, la conciencia seria y la definición seria de lo que pasó, pero sobre todo, de lo que tendrá que pasar.