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EL SOL DE CUERNAVACA: Ya hay crisis alimentaria

Desperdicio, cambio climático, contaminación y problemas de producción, provocan escasez de comida de calidad

De acuerdo con una última edición del Informe Mundial sobre Crisis Alimentarias realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), las crisis alimentarias están cada vez más determinadas por causas complejas como son los conflictos, los fenómenos meteorológicos extremos y los elevados precios de los alimentos básicos, factores que a menudo coinciden al mismo tiempo.

El informe presentado el 2 de abril de 2019 en Bruselas conjuntamente por la Unión Europea, la FAO y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), señala que la cifra de 113 millones de personas que se enfrentan a las crisis alimentarias es ligeramente inferior a los 124 millones de personas de 2017.

Sin embargo, el número de personas en el mundo que padecen crisis alimentarias se ha mantenido por encima de los 100 millones en los últimos tres años y el número de países afectados ha aumentado. Además, otros 143 millones de personas en otros 42 países están solamente a un paso de tener que enfrentarse al hambre aguda.

El director operativo del Banco de Alimentos en Morelos, Everardo Riestra Ochoa, afirmó que existen muchas teorías respecto a la comida que se tendrá en un futuro, en especial ante la posible falta de grandes sembradíos, problemas en el campo y con el ganado, lo que implicaría, estadísticamente hablando, que para el 2050 se debería tener el doble de sembradíos y producción animal por el crecimiento demográfico y de tierra cultivable.

Por ello, en en el continente asiáticos están enfocados en la cuestión hidropónica, mezclar la tecnología con la producción agrícola, incluso, existen ya edificios que son invernaderos, en lugar de ser horizontales, son verticales, lo cual permite que en las ciudades se tenga una mayor producción; mientras que otras ciudades alrededor del mundo, están instalando huertos comunitarios y hay estudios que indican que cada persona deberá tener un huerto traspatio para ser sostenibles, “la FAO lo que comenta es que las ciudades deben comenzar a producir su alimento dentro de la zona urbana en pequeñas explotaciones”.

En el informe Ciudades más verdes en América Latina y el Caribe, de la FAO, se asegura que la agricultura urbana proporciona alimentos frescos, genera empleo, recicla residuos urbanos, crea cinturones verdes y fortalece la resiliencia de las ciudades frente al cambio climático.

También se detalla que los huertos pueden ser hasta 15 veces más productivos que las fincas rurales. Un espacio de apenas un metro cuadrado puede proporcionar 20 kilogramos de comida al año, por lo que los horticultores urbanos gastan menos en transporte, envasado y almacenamiento.

En 2012 nació en la Ciudad de México, “Huerto Romita”, creado por mujeres interesadas en generar un cambio en el entorno y replicarlos. Entre las principales actividades está la práctica de la agricultura regenerativa dentro de la ciudad, diseño e instalación de huertos urbanos a domicilio, producción de plátulas de hortalizas, flores y hierbas. Además, realizan talleres, conferencias, pláticas, cursos y programas de huertos educativos.
ALIMENTOS FUTURISTAS

El Banco de Alimentos de Morelos junto con Fundación Wal Mart este año se encuentran creando un proyecto de proteína a base de insectos. Riestra Ochoa, encargado de la organización a nivel estatal, indicó que sacan la proteína de escarabajos, especialmente, cuando son pequeños donde la mayoría del cuerpo del insecto es proteína al tener sólo una pequeña parte que no se puede aprovechar.

Destacó que la ventaja de este proyecto es que en poco espacio y con escasos recursos, puede generarse mucha proteína, ya que en lugares pequeños se pueden tener miles y millones de insectos alimentándolos con desperdicio.

Asimismo, diversas organizaciones civiles están trabajando con el amaranto al contar con diferentes proteínas en las etapas de la planta y los superalimentos como los germinados de trigo y otro tipo de productos que igualmente pueden producirse en pequeños espacios y tienen mayor contenido de nutrientes para el ser humano.

A nivel nacional, según EFE, México está creando los llamados alimentos del futuro, una fórmula que comprime los nutrientes necesarios para la alimentación humana y que en 2030 podrían estar al alcance de los habitantes. Algunos tienen forma de pastilla y otros de bombón, pero contienen todos los ingredientes para que el cuerpo humano pueda sobrevivir 60 días sin necesidad de comer otra cosa más que estas tabletas.

Algunas de dichas tabletas ya se comercializan en ciertos lugares como Dubái, donde sirven para alimentar a los camellos, o Estados Unidos, donde se tiene intención de que alimenten a los transportistas que pasan largas horas en carretera.
CAMBIO CLIMÁTICO, AFECTA GRAVEMENTE LA ALIMENTACIÓN

La FAO, adelantó que se prevé que el aumento de temperaturas reduzca las capturas de las principales especies de peces del mundo en un 40 por ciento, siendo además que para el 2050 el declive del rendimiento de cultivos podría ser del 10 al 25 por ciento por el cambio climático. El ganado supone casi dos tercios de las emisiones de efecto invernadero y 78 por ciento de las emisiones de metano.

Entre tanto, los desperdicios y pérdidas mundiales de alimentos generan 8 por ciento de las emisiones anuales. A nivel nacional, se generan 20.4 millones de toneladas de alimento desperdiciado, es decir, 4.4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), lo que representa 491 mil millones de pesos.

Se utilizan 40 billones de litros de agua en alimentos, la huella hibrida de desperdicio de alimentos a nivel nacional representaría 2.4 veces el abasto de agua a nivel nacional.

Un estudio de 2014 publicado en la revista científica Nature, revela que elevados niveles de CO2 reducen significativamente los nutrientes esenciales en el trigo, arroz, maíz y soya. Vale la pena señalar que el “alto nivel de CO2” (545-585ppm) mencionado en el estudio, es el nivel esperado incluso si los gobiernos se ponen en marcha para bajar substancialmente sus emisiones.

Dentro de unos 20 a 30 años, será poco viable el producir alimentos a cielo abierto, tendrá que ser en invernaderos, aseveró Everardo Riestra Ochoa, director operativo del Banco de Alimentos en Morelos, advirtiendo que será un problema bastante grave para las sociedades que están acostumbradas a producir de forma masiva.

“Al tener temperaturas más altas, las plantas no se desarrollan igual, no se tiene la misma cantidad de producción. México es considerado uno de los países con problemas de sequías, las reservas hídricas no durarán mucho tiempo. La tecnología será un gran aliado para los agricultores”, exclamó.

En este sentido, comentó hacen falta capacitaciones y apoyo gubernamental, así como más campañas sobre los beneficios de las tecnologías en el campo, teniendo como ejemplo, Tezoyuca, donde está el Centro de Investigaciones de FIRA, en el cual han trabajado arduamente para que los invernaderos puedan ser más rentables, que ocupen menos agua y recursos para producir, incluso más de lo que se esta produciendo actualmente.
MEDIDAS contra el hambre

Riestra Ochoa confirmó que la forma más efectiva para eliminar el hambre es disminuir el desperdicio de alimentos, ya que una tercera parte de lo que se produce se va a la basura. Mientras que si se logrará rescatar la mitad de ese desperdicio, se podría dar de comer a toda la población en situación de carencia alimentaria.

En Morelos, más de 380 mil personas duermen con hambre, esto debido al bajo ingreso que perciben, lo que ocasiona que 49.5 por ciento de la población tenga un rezago social, es decir, la mitad de la población vive en situación de pobreza.

De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) de 2015, Axochiapan, Miacatlán, Temoac, Tetela del Volcán y Ocuituco; son considerados los municipios con mayor pobreza y por ende, con carencia alimentaria.

“Hace falta mucho la cuestión de concientizar sobre el desperdicio, hay mucha mercadotecnia implícita, las frutas y las verduras si no están perfectas como nosotros las queremos, las desechamos, lo que no es nada viable para seguir produciendo alimentos. No tiene caso producir algo que vas a terminar tirando”, subrayó.
DESPERDICIOS EN MÉXICO

El estudio Pérdidas y Desperdicios de Alimentos en México, del Banco Mundial, específica que el desperdicio anual del huevo es de 1.3 millones de toneladas; jitomate, 925 mil toneladas, naranja, 927 mil toneladas, papa, 778 mil toneladas, chile, 358 mil toneladas, frijol, 329 mil toneladas, aguacate, 312 mil toneladas, mango, 468 mil toneladas, plátano, 281 mil toneladas y arroz, 249 mil toneladas. Cantidades que equivalen a un tercio o más de la cantidad anual producida de cada alimento.

Al no existir información a nivel estatal, las centrales de abasto en el país apuntaron que las causas de las pérdidas o desperdicio de alimentos son principlamente por la limitada demanda de productos; la oferta de producción, deficientes equipos de conservación o refrigeración, falta de control de calidad en la selección de productos y manejo inadecuado en la transportación. En su mayoría, dichos alimentos los venden a precios de remate, los donan a causas sociales, los regalan o los tiran.

En supermercados, recauderías o tianguis la causa principal para el desperdicio de alimentos es la limitada demanda de productos; la falta de control de calidad en la selección de los mismos, los deficientes equipos de conservación o refrigeración, la sobreoferta de producción y el manejo inadecuado en la transportación. En su mayoría, son productos que deciden venderlos a precios de remate, los regalan o tiran, y/o los donan a causas sociales.

Es de mencionarse que según el estudio las emisiones por producción de huevo que no se aprovecha en México constituyen alrededor de 63 millones de dólares anuales, la producción de papa no aprovechada significa un costo de más de 22 millones de dólares por año, la de tortillas, 16 millones de dólares, los desperdicios de pollo representan costos de más de 19 millones de dólares y los desperdicios de queso fresco, implican costos anules superiores a los 13 millones de dólares.

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