En el equipo de gobierno encabezado por el Tlatoani del fútbol mexicano Cuauhtémoc Blanco Bravo, pagan justos por corruptos y pecadores.
De esa manera se podría definir la reciente baja registrada en el cuadro titular de su equipo de trabajo, tras la renuncia con carácter de irrevocable presentada por el Subsecretario de Gobierno, José Guízar Nájera, quien desde la administración municipal de Blanco Bravo, como alcalde de Cuernavaca, se desempeñó en el equipo como el mejor defensa central del cuadro titular. Su salida del equipo titular se atribuye a la fuerte zancadilla, así como a la serie de jugadas sucias y marrulleras cometidas por el veracruzano Pablo Ojeda, habilitado por ex americanista como Secretario de Gobierno.
Con la dimisión del maestro en Derecho al cargo de Subsecretario de Gobierno, es la segunda baja significativa registrada en el gabinete legal durante los primeros nueve meses del gobierno del futbolista en retiro.
El primero de los cambios se realizó con la salida del extremo volador y responsable en la cancha de la Secretaría de Desarrollo Rural, Guillermo López Rubalcaba, quien fuera sacrificado al igual que Guizar Najera, ante la desmedida lucha de los tres grupos rivales que se disputan el control político y económico del poder Ejecutivo estatal.
Es un secreto a voces que entre los grupos en pugna se identifica al capitaneado por el jefe de la oficina de la Gubernatura, José Manuel Sanz Rivera, al que pertenecía José Guízar Nájera, quién desde su encargo como secretario jurídico del Ayuntamiento de Cuernavaca, se encargó de limpiar el camino de piedras y contener los fuertes embates orquestados por el ex gobernador Graco Ramírez y su hijastro Rodrigo Gayosso Cepeda, para sacar de la jugada político-electoral al jorobado de nuestra señora Carmen Salinas, como se conoce a Cuauhtémoc Blanco en el ámbito futbolero.
Desde esa posición, el maestro en Derecho logró frenar y taponear la serie de procedimientos “legaloides” y jurídicos con los que se pretendía fincarle juicio politico y así evitar que el ídolo de la afición futbolera, Cuauhtémoc Blanco contendiera por la gubernatura del Estado.
El otro grupo en rebeldía es el identificado como el de “Los pecadores”, el cual es comandado por el “inepto” secretario de Gobierno, Pablo Ojeda y Ulises Bravo Medina, medio hermano del que se dice gobernador del estado.
Cabe señalar que entre los pecados más recientes que se le adjudican al actual encargado de la política interna del estado, es el de haber contribuido al saqueo de cuantiosos recursos públicos del Estado de Veracruz junto con el corrupto ex gobernador de esa entidad Javier Duarte, actualmente preso y procesado penalmente en un reclusorio de la Ciudad de Mexico.
El otro grupo en disputa es el de los corruptos y es orquestado por los secretarios de FINANZAS, Alejandro Villarreal Gasca y Víctor Mercado, de Movilidad y Transporte.
De estos dos últimos no hay mucho que redactar, pues es ampliamente conocida la serie de malandrinadas cometidas y realizadas durante el gobierno de Sergio Estrada Cajigal, sexenio en el que se enriqueciero a más no poder.
Así se vive la pasión del juego del hombre, en donde se aplica todo tipo de rudeza inecesaria dentro del fuego cruzado que divide y descompone el cuadro titular del equipo de gobierno de Cuauhtémoc Blanco, donde pagan y sacrifican.