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Los líderes sindicales que se han perpetuado en sus puestos se resisten a aceptar los cambios y podrían aprovechar la ambigüedad de la nueva Ley Laboral respecto a la renovación de dirigencias.
Los 47 años que estuvo Fidel Velázquez ininterrumpidamente al frente de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) han sido un modelo seguido por otros.
El que está más cerca es Francisco Hernández Juárez, quien ha sido secretario general del Sindicato de Telefonistas desde 1976, y estará, por lo menos, hasta el 2020.
Todos están bajo la mira porque no podrán perpetuarse según la nueva Ley Federal del Trabajo que en su Artículo 358 señala que los procedimientos de elección deberán salvaguardar el voto personal, libre, directo y secreto.
Además, el periodo de las directivas no podrá ser indefinido o de una temporalidad que impida la participación democrática de los afiliados.
«(La Ley) sí dificulta que se sigan reeligiendo dirigentes indefinidamente, algunos incluso como si el sindicato fuera su patrimonio», dijo Héctor de la Cueva, del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS).
No obstante, la prohibición de la reelección indefinida no es categórica, ni establece un límite a partir del cual las autoridades pudieran actuar en contra de las dirigencias.
«¿Cuántos años son los necesarios para que obstaculice la vida democrática? ¿5, 10, 15 o 20? La ley lo deja en la ambigüedad», señaló.
Para los dirigentes, la ley se mete en la vida interna de los gremios.
Felipe Sosa, líder del Sindicato de Trabajadores de la Industria del Cemento, Cal, Asbesto, Yeso, Envases y sus Productos, lleva 28 años como dirigente y dice que la legislación es agresiva.
«En esto de que las cuotas sean voluntarias, que no haya reelección de los dirigentes, esto lo tiene que decidir la misma gente (del sindicato), no la gente externa», reclamó.
Para Roberto Mendoza León, quien lleva 30 años al frente de la Federación Obrera Sindical de la República Mexicana (FOSRM) y reelegido hasta 2024, ahora sí hay que estar cerca de los afiliados.
«Con el cambio en la reforma, uno tiene que estar fidelizando la relación con los trabajadores constantemente, estar muy cerca de ellos, porque si uno se aleja de los trabajadores, de esa misma manera se van a alejar de la posición de secretario general del sindicato», consideró.