Las empresas tecnológicas están padeciendo los estragos de la incertidumbre en los mercados financieros, situación que ha provocado el fracaso o el retraso de sus salidas a Bolsa a pesar de sus altas valoraciones
Las tecnológicas están sufriendo. En este momento, el optimismo y los mercados financieros no van de la mano y las empresas del sector lo saben muy bien.
Muchas de las compañías que lanzaron sus Ofertas Públicas Iniciales (OPI) durante este año se han enfrentado a varias dificultades, lo que genera cuestionamientos sobre si la ‘magia’ de los gigantes tecnológicos se está terminando o si es momento de pensar en nuevas formas de vender sus ideas.
Dentro de los factores que tienen un mayor peso se encuentra el complejo entorno bursátil a nivel internacional, lo que provoca una desconexión entre la valoración privada y los niveles de negociación pública.
El mayor problema al que se enfrentan las tecnológicas es que muchas veces salen al mercado cuando aún no están preparadas
Un par de empresas tecnológicas conocidas como unicornios, por tener una valoración superior a los mil millones de dólares, han cancelado o retrasado su salida a Bolsa ante las señales de incertidumbre que los mercados financieros están dando.
Sin embargo, aquellos que se han aventurado no les ha ido muy bien; uno de los mayores descalabros en lo que va de 2019 fue la llegada de Uber a Wall Street, a pesar de que era una de las OPI más esperadas desde hace años.
La empresa fundada por Travis Kalanick lleva tiempo tratando de lidiar con los escándalos que ha arrastrado. Días antes de su salida a Bolsa se enfrentó a una huelga de sus conductores en diferentes países.
Originalmente su oferta pública estaba pensada en que alcanzaría una valoración de 120 billones de dólares a 45 dólares por acción, pero la empresa de transporte logró 82.4 billones y el precio de sus títulos bajaron a 42.33 dólares.
Durante su primera jornada bursátil sus papeles cayeron 7.6 por ciento y 10 por ciento al día siguiente. En total, la empresa recaudó 8.1 billones en mayo pasado; para inicios de este mes Uber cotizaba en 30 dólares por acción, dentro del 6 por ciento de los mínimos histórico.
El camino para lograr los 120 billones de valoración luce lejano cuando a la fecha este se ubica en 72 billones de dólares, según estimaciones de CB Insights.
Jorge González, socio y director de G2 Consultores, explica que el mayor problema al que se enfrentan las tecnológicas es que muchas veces salen al mercado cuando aún no están preparadas.
“Una empresa tarda años en consolidarse y otros más en preparar su OPI, en el caso de las unicornio sucede que quieren entrar a las grandes ligas cuando no saben cómo hacerlo o simplemente no son compañías que han comprobado su rentabilidad”, dice el también managing partner de los fondos de inversión G2 Momentum Capital y On Ventures.
Misión casi imposible para las tecnológicas
Dentro de la lista de los que no les fue tan bien este año también aparece Lyft, el principal competidor de Uber, que buscaba estrenarse en la Bolsa con 72 dólares por acción para alcanzar una valoración de entre 20 y 24 billones de dólares. No obstante, su banderazo de salida en mayo pasado tuvo una sesión amarga al caer casi 7 por ciento marcando un mínimo a 56 dólares por título.
Apenas dos semanas después de arrancar su cotización, sus acciones se desplomaron 37 por ciento en el índice Nasdaq de la Bolsa de Nueva York.
Slack, el servicio de mensajería para empresas, planificó abiertamente su OPI desde 2018 y la concretó en junio de este año, pero su debut pasó sin mucha fiesta en los mercados. A esto se sumó que sus pérdidas crecieron 50 por ciento a 39 millones de dólares durante el primer trimestre.
Uno de los problemas a los que se enfrentan las empresas al lanzar sus OPI es el complejo entorno bursátil a nivel internacional, lo que provoca una desconexión entre la valoración privada y los niveles de negociación pública
WeWork es otro de los que estuvo a punto de tener el mismo destino, pero suspendió su campanazo tras la renuncia de su cofundador y director ejecutivo Adam Neumann.
El mayor reto al que se enfrenta en este momento la startup estadounidense es que debe recuperar la confianza de los inversionistas, ya que cuando abrió sus libros financieros a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por su sigla en inglés) se descubrió que en realidad su valor no era de 47 billones como se creía, por lo que se redujo a 12 billones.
Juan Luis Hernández, socio fundador de Novus Concilium, asegura que convertirse en una empresa pública requiere de un gran esfuerzo y el error que tienen en común muchas tecnológicas es que piensan que solo basta con tener una valoración alta y acumular millones de usuarios.
No es nada sencillo salir a Bolsa porque se debe tener un gobierno corporativo, además de contar con un producto o servicio lo suficientemente maduro para que el mercado lo acepte y sobreviva al paso del tiempo. La innovación no es sinónimo de permanencia y eso muchas compañías lo olvidan
- Juan Luis Hernández
Socio fundador de Novus Concilium
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Boom de las tecnológicas
A pesar del complejo panorama en el mercado financiero, hay empresas tecnológicas que no se desaniman y, ahora más que nunca, quieren subirse al elevador bursátil.
Tan solo en 2018, el banco de inversión Renaissance Capital contabilizó a 190 empresas tecnológicas que debutaron en Bolsa, cifra 19 por ciento superior a las OPIs reportadas un año anterior, de acuerdo con MarketWatch
La lista de las empresas tecnológicas la encabezaron Sonos, Spotify y Dropbox, así como un grupo de unicornios originarios de Utah, Estados Unidos, que saltaron al mercado.
Tras varios años de sequía bursátil en el sector tecnológico y, a pesar de los descalabros que se han suscitado en lo que va de 2019, la puerta se abrió para dejar entrever las intenciones de varias empresas multimillonarias de hacerse públicas.
Durante casi una década este tipo de compañías mantuvieron sus libros financieros en privado, pero la búsqueda de una mayor capitalización las ha motivado a dar este importante paso.
En este momento, los inversionistas están ansiosos de que Airbnb lance su OPI, sin embargo, el mercado deberá esperar algunos meses más, debido a que la plataforma de alquiler de viviendas informó a mediados de septiembre en un breve comunicado que haría este movimiento “durante 2020”.
Una de las mayores fortalezas de la compañía estadounidense es que es rentable en términos financieros y su llegada a Wall Street podría ayudarle a afianzar su presencia a nivel mundial, ya que cuenta con ingresos por encima de los mil millones de dólares, con un potencial para crecer 30 por ciento anual.
En la actualidad, tiene más de siete millones de usuarios en más de 100 mil ciudades de todo el mundo y hasta julio pasado reportó 8.2 millones de llegadas de huéspedes.
El inicio de este gigante no fue fácil, ya que tuvo problemas para levantar capital, sin embargo, en 2009 consiguió una inversión de 600 mil dólares y tiempo después entró al club del billón de dólares.
Hoy, ocupa el sexto lugar como el unicornio más rentable en el mundo, con una valuación de 29 billones de dólares, según CB Insights. Esta cifra lo ubica por encima del valor conjunto de las cadenas de hoteles Hilton y Expedia.
Alejandro Cortés, director de inversiones en BlueBox Ventures, considera que el secreto detrás del éxito de Airbnb es que la compañía ha sabido ganarse la confianza del mercado al proporcionar los detalles que los inversionistas buscan.
“Airbnb tiene un modelo disruptivo que ha llamado la atención desde sus inicios y si antes de la OPI demuestra que su modelo de negocio es rentable, su suerte puede ser muy diferente a la de otras empresas que ya salieron al mercado accionario”, precisa el ingeniero industrial.
Analistas de MarketWatch estiman que el potencial de valoración de la OPI de la plataforma puede alcanzar los 38 mil millones el próximo año.
Los fracasos que se han experimentado durante este año no han impedido que algunas compañías como Airbnb busquen salir a Bolsa pronto
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Inversión, ¿sin rentabilidad?
Un aspecto que destaca es que aproximadamente 84 por ciento de las firmas que el año pasado se hicieron públicas no reportaron ganancias, aunque su valuación de mercado superaba el billón de dólares, de acuerdo con un análisis elaborado por Jay R. Ritter, profesor de finanzas en la Universidad de Florida.
La última vez que ocurrió un fenómeno similar fue a inicios de la década de los 2000, cuando 86 por ciento de las firmas no demostraron ser rentables, justo a la mitad de la crisis de la burbuja puntocom
Por tradición, los unicornios no venden productos, sino que ofrecen servicios, entonces esto aumenta el apetito de sus salidas a Bolsa, pues están respaldados por el interés de millones de usuarios.
Los datos de Ritter evidencian que, a pesar del riesgo que conlleva, los inversionistas se sienten confiados con las compañías no rentables, ya que esperan que una vez en el mercado público serán suficientes uno o dos años para que sus números mejoren.
Jorge González, socio y director de G2 Consultores, explica que esto ocurrió con Amazon, cuando a finales de 1990 realizó su Oferta Pública Inicial. En ese año generó ventas por 148 millones de dólares, frente a pérdidas netas por 30 mil millones de dólares.
Cambio de reglas, pero no del juego
Pese a todo, las compañías tecnológicas están acostumbradas a perder dinero y su llegada al mercado bursátil terminó con el monopolio que durante años ostentaron las empresas tradicionales.
Los unicornios se multiplican a gran velocidad, tan solo el año pasado se unieron al club del billón de dólares 119 nuevas firmas, y hasta marzo pasado Visual Capitalist enlistó 326 gigantes de este tipo en todo el mundo. A inicios de 2009 solo existían nueve.
Del total, 47.9 por ciento se encuentran en Estados Unidos, un 28.8 por ciento en China, en tanto que 5.2 por ciento se ubican en Reino Unido y 4 por ciento en India.
Al momento de hablar de mercado bursátil, las empresas tecnológicas cambiaron las reglas, pero no el juego.
Una de las cuestiones que más desconcierta a los analistas es que este tipo de empresas suelen ‘inflar’ sus números y al momento de que se quieren convertir en públicas la realidad suele ser muy diferente.
También utilizan mediciones diferentes a los Principios Contables Generalmente Aceptados (PCGA) o a las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF) para mostrar sus mejores cifras.
Aunque sus formas de negociar son cuestionadas, incluso sus mismos directivos han estado en la mira por sus polémicas decisiones, estas empresas aportan un gran valor al mercado.
El valor total de los 10 unicornios más valiosos del mundo asciende a 388 billones de dólares y se espera que una vez que den el salto a la Bolsa el monto se duplicará.
Los Unicornios utilizan mediciones diferentes a los PCGA o a las NIIF para mostrar sus mejores cifras
Juan Luis Hernández, socio fundador de Novus Concilium, opina que las compañías de este tipo son fábricas de dinero, pero eso no significa que llegarán a desplazar a las que llevan años capitalizándose.
“No se puede decir que las empresas tecnológicas son mejores que las convencionales porque cada una aporta un valor diferente al mercado, pero una OPI representa la consolidación de un negocio y eso siempre manda una buena señal a los inversionistas porque les da certezas para el futuro”.
Prueba de confianza
Cuando una empresa tech anuncia que sonará la campana en el balcón de remates de cualquier bolsa de valores siempre genera una alta expectativa entre los inversionistas y al momento de realizar su OPI suelen establecer récords.
Especialistas coinciden en que esto se relaciona con un sentimiento de confianza en el que, sin importar la rentabilidad de los unicornios, tienen fe en que más adelante sus inversiones darán frutos.
Sin embargo, más del 40 por ciento de los unicornios que se hicieron públicos desde 2011 no han mostrado grandes movimientos o están por debajo de sus valoraciones finales en el mercado privado, de acuerdo con un estudio elaborado por Battery Ventures.
En este momento, los analistas están ansiosos por la llegada de nuevas OPI, ya que ante la sequía que se experimenta desde hace un par de años necesitan poner a jugar sus cartas en las pocas opciones existentes.
La edad promedio de las empresas de tecnología que se hicieron públicas desde 1999 fue de cuatro años, según Jay Ritter, un profesor de la Universidad de Florida que estudia los mercados públicos.
El arribo de los unicornios al mercado ha atraído a un mayor número de analistas, pues confían en que sus inversiones darán frutos en algunos años
Alejandro Cortés, director de inversiones en BlueBox Ventures, manifiesta que el mercado se ha preparado mucho mejor tras la llegada de las tech, aunque aún se deben realizar algunos ajustes para establecer un piso parejo entre todos los jugadores que quieran entrar a cotizar, pues esto ayudará a atraer a más compañías e inversionistas.