Miedo. Industriales apuntan a mafias y a contrabandistas de cuello blanco; “son un monstruo de corrupción y soborno”. Maraña. Remarcan el ingreso de mercancías por debajo de su valor, evasión fiscal y mal uso de programas
Primera parte
La ilegalidad en la industria del vestido es un negocio de al menos 18 mil millones de dólares, de acuerdo con datos de la Cámara Nacional de la Industria Textil (Canaintex).
“De ese tamaño es el monstruo, y su poder de corrupción y soborno”, aseguró en entrevista con Crónica José Cohen, presidente del organismo.
No resultó una charla común, porque fueron también convocados los industriales más representativos del ramo, interesados en dar seguimiento a los desfalcos ventilados por este diario en los últimos días. Ahí, en la sede de Polanco, todos se mostraron agobiados por la situación, abiertos a contar algunos secretos turbios, decididos a terminar —de la mano de la hasta ahora inalcanzable administración lopezobradorista— con las tranzas en el sector, las que no pudieron o no supieron frenar en gobiernos pasados. Porque los vicios no son nuevos…
—¿Y quién está detrás de este negocio ilícito? —se preguntó a Cohen, quien durante el encuentro fue recogiendo las inquietudes de los agremiados y dándoles voz.
—Desde luego hay crimen organizado, y contrabandistas de cuello blanco.
Y ejemplificó: “Hay empresas totalmente clandestinas, pero no son changarros, porque manejan maquinaria pesada e inversiones millonarias. Antes me informaban del robo de contenedores de prendas o mezclilla, pero ahora me están reportando el robo de materia prima, de pacas de algodón. ¿A dónde van a dar esas pacas? Necesariamente tienen que ir a una hilatura, que es una inversión de más de 30 millones de dólares, algo estructuralmente muy torcido”.
Han documentado ya, en zonas de la ciudad como Correo Mayor o Anillo de Circunvalación, el ascenso inconcebible de chinos y coreanos, dueños de edificios completos, desbordados de textiles. “A lo mejor, parte del problema se resolvería mandado a migración, porque la mayoría son ilegales”.
Y han corroborado los movimientos de empresas sin rostro, a las cuales se llama pasadoras, especializadas en la importación irregular de productos, y cuyos operadores u intermediarios también son asiáticos.
¿Nombres y más detalles? No, porque tienen miedo. “Son mafias que te ponen en riesgo, guerras que no nos toca declarar”. Algunos de ellos, por su propia cuenta, han escarbado en el tráfico de la ropa de paca, el cual —conforme a las cifras del organismo— alcanza ganancias superiores a los mil millones de dólares, pero en esa búsqueda han sido amenazados por bandas delincuenciales.
“De repente recibimos pitazos: ‘está cayendo en Manzanillo una carga de mezclilla ilegal’. Se mete a 17 centavos de dólar el metro cuando vale un dólar con 50. Lo reportamos a la Secretaría de Economía y nos responde: ‘sólo es un contenedor’. Pero luego los contrabandistas corrompen a la Aduana y con ese único permiso meten 300 contenedores, hablamos de un quebranto de 250 millones de dólares. Se ha georreferenciado al importador y nos encontramos con un terreno de 400 metros cuadrados, en cuya puerta hay un letrero que dice: Se vende mezclilla”.
Cohen y el resto de los empresarios, cuyos nombres dan horizonte sobre su importancia en el gremio, repasaron en el encuentro los distintos rostros de ilegalidad: desde el ingreso de mercancías por debajo del valor de la materia prima hasta la evasión fiscal y el mal uso de programas sectoriales.
—¿No debería desaparecer la subvaluación?
—Sería algo lógico para no generar distorsión en el mercado interno, porque ya ni con los precios del campo puedes competir, el contrabando también le está pegando al agricultor. Todas las importaciones por debajo de la materia prima tendrían que considerarse fraude. Lo que les cuesta un dólar lo importan a 10 centavos, de acuerdo con la ley deben entregar una garantía por el valor restante mientras se investiga la legalidad de la operación. Sin embargo, el SAT termina por devolver el cien por ciento de esa garantía y valida la acción. Viene ese importador y dice: ‘ya no le hago al contrabando, soy gente de bien’. Oye desgraciado, si estás importando por debajo de la materia prima, y hasta presumen: ‘la autoridad me checó y me devolvió la garantía’… El efecto perverso es que están legalizando lo ilegal, una licencia para matar y sí: nos están matando.
—¿Qué hay de las disfrazadas importaciones temporales?
—Lo tienen tan enmarañado que cuando estos operadores le presentan a la secretaria de Economía un reporte ejecutivo y le dicen: se importan mil millones de dólares de manera temporal y con esa mercancía se exportan 10 mil millones de dólares, ella dice: es una maravilla, los textileros están locos. Pero cuando te vas a las tripas del programa compruebas que hay empresas IMMEX (con permiso para este tipo de exportaciones) sin retornos: devuelven contenedores fantasma, camiones vacíos.
—¿Y cómo lo han comprobado?
—Nos dimos cuenta en la reciente negociación del Tratado de Libre Comercio, el T-MEC: cruzamos información con la contraparte americana y canadiense, y en las cifras encontramos una diferencia de mil millones de dólares que ellos no me importaron y nosotros no les exportamos, se explica por estas tranzas.
—¿Han sabido de registros de empresa IMMEX sobre pedido, que funcionarios de Economía vendan estos permisos?
—¿De qué otra manera? Intuyes que puede ser por ahí, porque una mano no aplaude sola.
—¿Y dónde para toda esa mercancía ilícita?
—Ya no hablamos de los tianguis, que sí son un problema y se ha perdido ahí la participación casi por completo, ahora hablamos del mercado formal. ¿Cómo le hacen para venderla ahí? Nacieron las factureras y se creó la tormenta perfecta: ahora estos cuates compran a las factureras, les pagan el 2 o 3 por ciento sobre la factura, y con esa factura venden a un canal establecido, con IVA. Y todavía reclaman el 16 por ciento de impuesto, se están clavando el 13 o 14 por ciento de la transacción, se lo están robando al erario.
¿Y qué hubo en el pasado?, ¿qué se dejó de hacer?...
Pistas criminales
► Las leyes mexicanas permiten el ingreso de mercancía por debajo de su valor, con la condición de entregar una garantía al SAT, la cual puede ser devuelta después de una investigación. El problema es que la autoridad devuelve en todos los casos el 100 por ciento de la garantía, sin indagatorias de por medio. ¿Corrupción?
► Programas como IMMEX de la SE avalan la importación de mercancía temporal para manufacturarla y devolverla al extranjero, pero los contrabandistas usan esta figura para ingresar mercancía definitiva y exportan contenedores fantasma.
► La cadena de venta ilegal va desde tianguis hasta grandes tiendas departamentales, supermercados, almacenes y boutiques, con el uso de facturas falsas.