Con el comienzo de la guerra contra el narcotráfico, en 2006, se incrementó el número de homicidios en el país. En esa misma tendencia están los cometidos contra mujeres, que el año pasado llegaron a 3 mil 752, o sea, 10 diarios, advierte el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Pese a contarse por miles, la cifra está lejos del número de asesinatos que se registraron en 2018 en el caso de los hombres, que llegó a 32 mil 765. La distinción está en que "las mujeres son asesinadas con mayor violencia y saña en actos en los que se utilizan medios que producen mayor dolor, prolongan su sufrimiento antes de morir y, sobre todo, conllevan la aplicación de la fuerza corporal para someterlas".
Si bien el mayor número de asesinatos es usada un arma de fuego, "existe una diferencia relevante por sexo", destaca el Inegi. Mientras los homicidios contra los hombres han sido perpetrados en su mayoría con armas de fuego –72 de cada 100–, entre las mujeres fue de 57 por cada 100.
En cambio, tres de cada 10 mujeres fueron estranguladas, ahorcadas o sofocadas, ahogadas, quemadas, golpeadas con algún objeto o heridas con un arma punzocortante, frente a 18.3 por ciento para el caso de los hombres.
Patricia Valladares, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México, explica que a la violencia genérica del país se suma una cultura que asume como "propiedad privada" a las mujeres, al grado de que 70 por ciento de los asesinatos son realizados por personas que conocían a la víctima. En los homicidios por crimen organizado a las mujeres se les usa como "botín de guerra" en un negocio del narcotráfico que tiene carácter masculino.
Con cifras, a propósito del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el Inegi advierte que de los 46.5 millones de mujeres mayores de 15 años que hay en el país, dos de cada tres (30.7 millones) han enfrentado violencia de cualquier tipo y agresor alguna vez en su vida.
Para violencia emocional se tiene 49 por ciento; sexual, 41.3; física, 34; económica y patrimonial, 29; laboral, 21.9, y 12.7 por ciento han sido discriminadas en el trabajo por estar embarazadas. Jalisco, estado de México y la capital se ubican como las entidades con mayores casos.
De acuerdo con Valladares, ninguna exigencia ha sido subsanada: en los años 80 del siglo pasado era penalizar la violencia física, siguieron los feminicidios en el desierto de Ciudad Juárez y actualmente es el acoso sexual. Ahora la violencia laboral sigue sin tomarse en cuenta, además de que las acciones del gobierno mantienen rezagado el tema, "en muchos casos me atrevería a decir que se ha quedado en simulación".