La víctima, asesinada este lunes, había denunciado en enero el intento de homicidio de su exmarido y estos dos jueces estuvieron implicados en que el acusado quedara en libertad
Abril Pérez Sagaón, de 48 años, hizo lo que en México hace menos de un 10% de las mujeres. En enero denunció que su exmarido había querido matarla. Después de años de ocultar los golpes, consiguió que fuera procesado por intento de homicidio. Y hasta ahí ha llegado su historia. Tras el recurso de su expareja, un juez consideró que el delito más apropiado era violencia intrafamiliar. La nueva sentencia convirtió a un presunto asesino en un hombre que podía librar la cárcel. La batalla legal de Abril terminó este lunes con dos tiros en su cabeza y en el cuello. La indignación nacional por el caso ha provocado la suspensión de dos de los jueces implicados en el proceso.
En un comunicado, el Poder Judicial de Ciudad de México ha informado este viernes que Federico Mosco González y Luis Alejandro Díaz Antonio habían sido suspendidos de su puesto. Unas horas antes, la oleada de críticas apuntaba directamente al sistema de justicia mexicano. El mensaje para muchas mujeres tras el feminicidio de Abril era claro: si denuncias te matan; si no denuncias, también.
Aunque los magistrados han sido apartados del cargo, no se ha hecho pública ninguna sentencia del caso. Algo que reclaman las organizaciones de derechos humanos, para conocer cuál fue la lógica procesal mediante la cual un juez decide que el testimonio de una víctima, los informes médicos e incluso el testimonio de un hijo adolescente —que le salvó la vida a su madre aquella noche de enero— no son suficientes. "Las sentencias no son públicas en la práctica. Tendríamos que conocer el número de expediente para tener acceso a algunas de ellas. Pero ese número solo lo tienen las partes interesadas. De manera que no podemos hacer un diagnóstico sobre cómo se juzgan los casos de violencia de género en México", señala la directora de la asociación Equis Justicia para las Mujeres, Ana Pecova, que lleva años exigiendo transparencia.
El caso de Abril ha escandalizado a un país donde mueren asesinadas 10 mujeres al día (la más alta de la historia) y donde más del 90% de los delitos no se denuncia. Mientras un hombre en moto le descerrajaba dos balazos ante el horror de sus dos hijos que viajaban con ella, a unas calles de ahí, en la avenida Paseo de la Reforma, miles de jóvenes destrozaban paradas de autobuses a martillazos para que México no diera más una noticia como esta. No hicieron falta ni 24 horas.
El debate estos días giraba en torno a si destrozar el mobiliario urbano era la "mejor forma de manifestarse". Las críticas de muchos hacia la ira de las mexicanas, que alegaban no haber sido escuchadas durante décadas mientras los homicidios no dejaban de aumentar, se silenciaron temporalmente después de conocer la tragedia de Abril. Y el movimiento feminista encontró en #JusticiaParaAbril un nuevo símbolo en su lucha. El baile que hizo viral al movimiento de Chile con el himno Un violador en tu camino, lo han replicado este viernes cientos de mexicanas en el zócalo de la capital.