Bien lo dice Jair, el conductor atacado y robado el viernes en Viaducto Tlalpan por los guaruras de Alberto Sentíes Palacio: su caso no debe quedar impune sólo porque el patrón tiene una enorme cuenta bancaria o uno de esos apellidos que apantallan a los bobos. Ya presentó denuncia, pero no ha llegado siquiera al escritorio de un juez. ¿Justicia expedita? ¡Ajá! Óscar Montes de Oca, subprocurador de Averiguaciones Previas de la PGJDF, dice que para proceder tiene que corroborar si el Ferrari se vendió y no se hizo el cambio de propietario. ¿Tanto tiempo lleva conocer ese dato? ¿No le pueden preguntar a Sentíes si lo hizo? Impunidad y más impunidad. ¡Basta ya! Pero ojo. A cualquiera de nosotros nos puede pasar lo que a Jair mientras no haya un castigo ejemplar no sólo para los guarros, sino para los que les pagan. Aquí sobran motivos legales para aplicar sanciones. Esperemos que no sólo sea una multa que es un pellizco para los propietarios de ese tipo de vehículos (Excélsior/ Arsenal/ Francisco Garfias).