Cientos de hondureños iniciaron el viaje este miércoles en San Pedro Sula. México advierte de que no es “un país de tránsito”
Cientos de ciudadanos hondureños partieron este miércoles de San Pedro Sula con destino Estados Unidos, formando una nueva caravana migrante, la enésima que se organiza y sale de Honduras en el último año y medio. Los migrantes se juntaron en la terminal de autobuses de la ciudad en la tarde del martes y desde la madrugada del miércoles empezaron a salir hacia la frontera.
Según la agencia France Presse, 400 han llegado al paso de Corinto este mismo miércoles. Ante la cerrazón de los agentes, los migrantes han cruzado sin permiso y ya transitan por Guatemala. AFP calcula que otros 600 llegarán a la frontera en las próximas horas, al paso de Corinto, pero también al de Agua Caliente. Fuentes de la Secretaría de Relaciones Exteriores mexicana han explicado a EL PAÍS que los migrantes "buscan llegar a las festividades del Cristo de Esquipulas" y así agrandar la caravana. Esquipulas es un pueblo de Guatemala, conocido por el cristo de su basílica, celebrado estos días, y la cercanía a la frontera con Honduras.
Esta nueva caravana es la primera que se organiza después del acuerdo que firmaron los gobiernos de México y Estados Unidos en materia migratoria en junio pasado. Entonces, Estados Unidos amenazó con imponer tarifas arancelarias a las exportaciones mexicanas si México no endurecía sus controles migratorios. Después de varios días de negociaciones, México aceptó. El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que se había estrenado en el poder en diciembre de 2018 repartiendo visas humanitarias a los migrantes, mando la Guardia Nacional a la frontera.
Desde entonces, la política migratoria mexicana ha ido en la línea marcada en junio. La fronteras norte y sur de México, sobre todo por el lado de Tapachula y Tijuana, se han convertido en estaciones a ninguna parte para los migrantes. Miles aguardan su momento para cruzar a Estados Unidos, trámites cada vez más largos y desgastantes. Al mismo tiempo, México ha aumentado las expulsiones de migrantes que cruzan sin permiso.
Este miércoles, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, ha insistido en que México no es un país de tránsito. "No damos salvoconductos. Abrimos la puerta a aquellos que quieran migrar a nuestro país, pero no damos visas de tránsito. Habrá operativos especiales y agentes migratorios". Sánchez Cordero ha rebajado la cantidad de integrantes de la caravana a 600.
También se ha referido a la caravana el recién estrenado presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, que justo se había reunido este miércoles con el canciller mexicano, Marcelo Ebrard. "Hoy en la conversación con el canciller le hicimos la pregunta sobre esa caravana", ha dicho el mandatario en declaraciones a la prensa. "El Gobierno mexicano nos advirtió de que no los va a dejar pasar y que va a utilizar todo lo que esté en sus manos para impedir que pasen". Giammattei ha añadido que la frontera de México será un "muro" para los migrantes, en clara referencia a la retórica que usa el presidente de EE UU, Donald Trump.
AFP ha entrevistado a varios migrantes en la garita fronteriza de Corinto, entre Guatemala y Honduras y en el camino a Corinto. Wilmer Gabriel Benítez, de 30 años, iba con su hijo de 10 junto a otros cuatro hombres que no pudieron cruzar. "Vamos a esperar que vengan los demás", ha dicho en referencia a los que caminaban desde San Pedro Sula para cruzar en grupo. "No hay trabajo aquí, el Gobierno nos tiene abandonados", se quejó Antony Gómez, de 26 años, oriundo de del departamento de Santa Bárbara.