Estudio de la SEP supera referencia de la STPS, que habla de 23% menos en todas las actividades laborales. La situación viola norma mexicana de igualdad emitida en 2015 y un convenio firmado con la OIT.
Graduadas en carreras técnicas ganan 50% menos que los hombres |
La brecha salarial es descomunal, revela estudio del Conalep a través de la SEP.
Las mujeres mexicanas, aun con la misma carrera o instrucción escolar de los hombres, ganan en promedio la mitad de aquéllos, de acuerdo con un estudio de la Secretaría de Educación Pública.
El documento, el cual aborda la inequidad laboral y salarial en nuestro país, fue realizado por el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica y entregado ya a las diversas subsecretarias en la SEP.
“Es descomunal la diferencia en el tema de los salarios”, señaló a Crónica el subsecretario de Educación Superior Luciano Concheiro.
“Ahora tenemos un estudio reciente que nos fue presentado por los compañeros del Conalep. ¿Cuánto crees que gana, con la misma carrera, una mujer y un hombre? La mujer gana el 50 por ciento en relación al hombre”, detalló el funcionario.
La discriminación está enfocada al rubro profesional técnico…
“Estudié Química Industrial en el Conalep, obtuve el título, la cédula profesional y hasta el certificado de competencia. Logré ingresar a una empresa dedicada a la comercialización de materias primas de origen químico, principalmente para el ramo automotriz y de limpieza. Ahí encontré a un excompañero y me dio mucha tristeza conocer después las condiciones en las que lo contrataron a él, que eran superiores a las mías”, cuenta Eva Mondragón, de 26 años.
“Mientras él ganaba 3 mil 900 a la quincena, a mí me contrataron por 2 mil 200. Cuando le pregunté al jefe de personal por qué la diferencia, me dijo: ‘él tiene más experiencia, está más capacitado’… ‘¡Pero si salimos de la escuela al mismo tiempo!’, le comenté, y sólo me pidió que le echara más ganas, que aprendiera más y poco a poco podría tener un mejor salario”.
El análisis en cuestión supera referencias como la de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, cuyo último dato revelaba un ingreso salarial 23 por ciento menor al de los hombres, aunque abarcaba todas las actividades laborales, y no sólo las relacionadas con una carrera académica o técnica, como la investigación retomada por la SEP.
Y otras cifras como la del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), donde se había ventilado una brecha salarial —en general— del 15.6 por ciento.
El diagnóstico del Conalep va más en sintonía con otras visiones, como la de la Secretaría de Hacienda, para la cual la desigualdad salarial “es el tema más urgente en el ámbito del desarrollo social en México, así como la baja participación de las mujeres en el mercado laboral”, pues sólo el 47 por ciento de quienes se encuentran en edad productiva tienen un trabajo formal.
“Comparar el salario de un hombre y una mujer con el mismo nivel de instrucción, sólo considera una variable del universo del trabajo, pero hay otras complementarias, como el número de horas trabajadas. Ahí vemos una diferencia más grande del 50 por ciento y es lo que tiene a las mujeres sumidas en la pobreza”, apuntó Denisse Vélez, especialista en asuntos de género de la Facultad de Economía de la UNAM e investigadora de la asociación: Equidad de Género, Ciudadanía, Trabajo y Familia.
“Las mujeres ocupadas trabajan 63 horas en promedio a la semana, y los hombres 53 horas, pero en actividades domésticas no remuneradas la brecha es aún mayor: ellas laboran 25 horas a la semana y ellos sólo siete. Y hay otros estudios que revelan cómo mujeres más preparadas académicamente, tienen mayor dificultad para encontrar un trabajo que los hombres”.
En una revisión de los datos del INEGI, el rango salarial de las mujeres se concentra en dos salarios mínimos, mientras el de los hombres en cinco salarios mínimos.
El artículo 86 de la Ley Federal del Trabajo estipula: “A trabajo igual, desempeñado en puesto, jornada y condiciones de eficiencia también iguales, debe corresponder salario igual”.
A la par, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó el Convenio 100, en el cual se aboga por la “Igualdad de remuneración por trabajo de igual valor”.
Según la OIT, “en algunos países se fijan salarios mínimos más bajos para algunos grupos de trabajadores… La aplicación de salarios mínimos diferentes por sector u ocupación resulta, de manera indirecta, del establecimiento de salarios mínimos más bajos para grupos de trabajadores con características particulares, como en las ocupaciones o sectores en que predominan las mujeres”.
Pese a la Recomendación de aplicar este principio, “tan rápidamente como sea posible”, el gobierno mexicano lo signó en el papel, pero no en los hechos.
Apenas el año pasado se ratificó el Convenio 189 de la OIT, el cual ofrece protección específica a los derechos de las trabajadoras domésticas, mediante diversas medidas encaminadas a lograr “un trabajo decente”. Este acuerdo había sido firmado por otros países muchos años antes.
“En el trabajo doméstico no remunerado comienzan las desigualdades. La política salarial en el país debería tener perspectiva de género, porque se están incrementando las brechas, no sólo en salarios mínimos generales, sino en los profesionales, que es donde está la mayor disparidad”, dice la académica Vélez Martínez.
“México vive una coyuntura que pasa por movilizaciones de carácter feminista, desde las cuales se hace un llamado a detener la violencia machista o de género, que no debería reducirse a la sexual o física, sino a la patrimonial y económica, donde está la discriminación salarial”.
Con el supuesto objetivo de incrementar la participación de las mujeres en el mercado laboral y propiciarles mejores condiciones, en 2015 se emitió la Norma Mexicana en Igualdad Laboral y No Discriminación, la cual ha quedado en letra muerta.
Recién se han presentado en la Cámara de Diputados iniciativas para eliminar las diferencias salariales por género, con una reforma al artículo 123 de la Constitución, pero igual fueron archivadas.
“Un día salió el tema de los salarios con mi compañero —narra Eva Mondragón—. ¿Cómo vez que tu ganas del doble que yo?, le dije. Él bromeó que así debía de ser, porque era más fregón, pero al final, ya más en serio, me dijo: ‘No lo entiendo, si tú has sido siempre mejor que yo´… Es muy doloroso que esto siga pasando en el país: ganar menos, sólo por la condición de mujer”.
LOS DATOS
OCDE:
► La tasa de mujeres jóvenes en México que no estudian ni trabajan es de 33%, mientras el promedio de todos los países pertenecientes a la Organización es de 15%.
► Las mujeres tienen cuatro veces más probabilidad de ser nini que un hombre.
Secretaría del Trabajo:
► Seis de cada 10 jóvenes que conforman el programa Jóvenes Construyendo el Futuro son mujeres.
► 53% de las personas que ganan un salario mínimo son mujeres.