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EL FINANCIERO: BIVA, el duro camino en el 'desierto' financiero mexicano

La directora general de esta Bolsa, María Ariza, insiste en la importancia de tener dos plataformas bursátiles en el país y los beneficios que eso genera a las empresas de todos los tamaños, pese a una sequía de Ofertas Públicas Iniciales.

A mediados de 2016, Fernando Obregón acudió a dos reuniones por separado con directivos de la que se perfilaba como la segunda Bolsa de Valores en el país. Como trader de banca privada en Grupo Bursátil México (GBM), miembro del comité de la Asociación Mexicana de Instituciones Bursátiles (AMIB) y más de un lustro como operador y conocedor del mercado financiero, su experiencia en el sector era importante para entender mejor las necesidades más básicas de quienes eventualmente habrían de utilizar la nueva plataforma.

El problema, les comentó Obregón, actualmente socio de Mauna Kea Holdings, no estaba en los productos o los sistemas de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), sino en la legislación y los reglamentos para hacer más flexibles las operaciones de empresas más pequeñas. También les dijo que la nueva Bolsa no debía ser una copia de la primera, sino una alternativa.

Actualmente, Obregón voltea a ver los resultados y se sigue cuestionando: “No estoy tan seguro de que necesitáramos una segunda Bolsa”.

María Ariza insiste que sí. De hecho, la primera y actual directora de la Bolsa Institucional de Valores (BIVA), la ‘alternativa’ a la BMV, es bastante tajante en su respuesta.

“Toda competencia, en todos los sectores, genera beneficios”, mencionó. “Lo hemos visto en muchas industrias, lo hemos visto pasar cuando se erradicaron monopolios en otros sectores, los beneficiarios somos nosotros mismos”.

BIVA arrancó operaciones en julio de 2018, luego de más de dos años de un ‘estira y afloja’ que le impedía ver la luz. El momento del arranque no fue el ideal, de acuerdo con Ariza, quien apunta a que el país acababa de pasar por una elección presidencial que arrojó un cambio inédito de gobierno y, por lo tanto, los inversionistas y las empresas se amarraron en sus intenciones de gasto y financiamiento. El mercado reflejaba también el momento. En 2018, ni una sola empresa realizó una Oferta Pública Inicial (OPI) y para el año siguiente las cosas no levantaron tanto. Apenas unos años atrás, en 2017 y 2016, el mercado mexicano había presenciado salidas de gran perfil como la de José Cuervo, Grupo México Transportes, Vista Oil & Gas y AB InBev. Ahora, una OPI de esos vuelos se antoja lejana todavía.

Pero Ariza fue y sigue siendo optimista. “Habiendo salido en el momento que lo hicimos, vamos bien”, dijo.

“Sí hay apetito, hemos visitado más de 150 empresas nuevas que no conocían el mercado, que no consideraban al mercado bursátil como una opción de financiamiento y las hemos acompañado en el proceso de búsqueda de la opción ideal para ellos”.

Entre los argumentos a favor que se esgrimían antes del lanzamiento de BIVA y que Ariza destaca todavía tras casi dos años de operar, es que un país como México, con el tamaño de su economía y el dinamismo de sus empresas, requería un espacio bursátil adicional.

En su día de arranque, BIVA le ‘robó’ a la BMV casi el 2 por ciento de las operaciones del mercado bursátil y actualmente ese porcentaje ronda entre 9 y 11 por ciento al mes, de acuerdo con datos de ambas Bolsas. La directora de BIVA usa ese indicador para resaltar que los operadores bursátiles sí han encontrado en su plataforma un espacio para llevar a cabo sus actividades de manera satisfactoria.

“Tenemos la plataforma más efectiva del país, necesitamos trabajar en muchos frentes, pero siempre será positivo tener una alternativa”, insistió. “BIVA genera una posibilidad real de crecimiento para las pequeñas y medianas empresas del país”. Anteriormente, dijo, las compañías no consideraban una salida al mercado bursátil por los costos que eso significaba, así como lo complejo que era para muchas de ellas acercarse con la única opción que tenían en ese momento.

Es decir, la BMV parecía un mundo completamente ajeno a ellas, sin reparar en las múltiples oportunidades que dejaban escapar.

La directiva cree que eso ha cambiado.

Con la llegada de BIVA se ha generado una competencia frontal con la BMV, un grupo fundado a finales del siglo XIX y que había tenido el dominio absoluto del mercado desde hace décadas.

Según Ariza, BIVA ya provocó, por ejemplo, que la BMV redujera sus tarifas. Datos de esta última al cierre del tercer trimestre de 2019 arrojan que por el plan de descuentos que aplicó el año pasado dejó de ingresar 55 millones de pesos. No obstante, el director de la BMV, José Oriol Bosch, ha comentado en diversos foros que pese a la presencia de BIVA el mercado bursátil en realidad no crece y el número de trámites se ha mantenido en un nivel similar desde 2018. Es decir, aun con la inversión realizada para poder lanzar la segunda Bolsa, los beneficios, según él, no están ahí.

Un análisis de la firma Rión M&A apunta a que, tanto en 2018 y 2019, el número de emisoras totales en el mercado bursátil no pasó de 145 y ha agregado apenas 12 desde 2011.

Bloomberg Businessweek México buscó a la BMV para comentar en este artículo, sin embargo declinó la solicitud.

Ariza usó las cifras anteriores para recalcar que es precisamente por ese escenario que la presencia de una segunda plataforma bursátil era tan necesaria. Según ella, el mercado está ansioso de financiamiento y de una Bolsa alternativa a la tradicional que por años no ha fomentado la llegada de nuevos emisores y participantes en el mercado bursátil y, por el contrario, las operaciones se siguen concentrando en un puñado muy reducido de empresas.

BIVA cerró 2019 con un financiamiento de 66 mil millones de pesos, de los cuales 52 mil 900 millones fueron en deuda de largo plazo, 4 mil 55 millones en deuda de corto plazo y 9 mil 169 millones en CKD’s y CERPI’s. Además, se emitieron 15 mil 900 millones en Warrants, 99 millones en Tracks, hubo 144 empresas listadas en el SIC y 25 emisoras en SIC de deuda. BIVA también realizó la colocación del ETF de Vanguard y lanzó el FTSE4Good, el índice líder para inversiones éticas.

“Llevamos apenas menos de dos años operando y creo que para ese periodo los resultados son muy positivos”, recalcó Ariza. “Son cifras que otras Bolsas ven hasta los cuatro o cinco años de operación”.

Fuera de BIVA hay voces que apuntan a los beneficios de la segunda Bolsa.

“El reto es muy grande y siempre ha sido que el mercado empiece a crecer”, mencionó Almudena Ruiz, directora de gestión de renta variable en Finamex. “Estos años han sido de un mercado complicado, pero la segunda Bolsa ayudará, no hay duda”.

Ruiz consideró que los beneficios de BIVA son tangibles en la reducción de costos en el mercado, así como en la garantía de saber que existe una segunda plataforma con tecnología de punta para operar en caso de que ocurra alguna falla en la BMV. “El mercado está seco y está complicado, pero sí han ayudado en el tema de comisiones”, agregó. “La estabilidad de la plataforma también ha dado garantías al mercado”.

Hacia adelante, Ariza asegura que habrá mayor confianza para realizar otras OPI y llevar a más empresas al mercado de deuda. De hecho, aseveró que están en conversaciones avanzadas con varias que están interesadas en financiarse a través de su plataforma en los siguientes meses. La propia BIVA, apuntó, podría volverse pública en un plazo de 3 a 5 años, una vez que su operaciones estén mucho más consolidadas.

Ariza no es nueva en los mercados. Antes de asumir su actual puesto dirigió la Asociación Mexicana de Capital Privado (AMEXCAP), en donde percibió la urgencia de financiamiento de un grupo creciente de empresas, sobre todo de sectores relacionados con la innovación. De ahí saltó a BIVA con la misión de arrancar el proyecto bursátil mexicano más grande en décadas.

El deseo de Ariza es que BIVA sea considerada como la Bolsa incluyente, donde empresas de todos tamaños y de todas las regiones puedan participar. Se lee como un objetivo muy ambicioso, al menos para la situación actual del mercado y de una economía mexicana que difícilmente crecerá más allá del 1 por ciento este año. Pero esos pronósticos no mueven a María Ariza, quien está convencida de varias cosas, entre ellas, que BIVA será un referente en el mercado bursátil. Y sí, también que México necesitaba una segunda Bolsa.

Con la colaboración de Susana Sáenz.

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