La diputada cuestionó su desempeño; ¨Usted no tiene ninguna justificación. No da resultados¨, expuso
A causa de sus ¨deficiencias¨, Morelos se ha convertido en ¨una tierra fértil para la delincuencia organizada¨, acusó
Rosalina Mazari Espín, diputada del Partido Revolucionario Institucional, cuestionó el desempeño del fiscal general, Uriel Carmona Gándara. “Usted no tiene ninguna justificación. No da resultados”; por ende, lo indujo a emitir su dimisión.
En el marco de la comparecencia del funcionario (en el Salón de Plenos del Congreso, este miércoles), la parlamentaria expuso que, a causa de las “deficiencias” de aquél, Morelos se ha convertido en “una tierra fértil para la delincuencia organizada”, que se traduce en: asesinatos contra mujeres, robos y secuestros.
De igual forma, insistió en que “no es nada personal”; pero, “le queda muy grande” la encomienda. El informe (de alrededor de 183 páginas) que se presentó es "oscuro". No da cuenta de los 100 feminicidios suscitados hasta ahora (según la Comisión Independiente de Derechos Humanos). Las asociaciones civiles dan garantía de cómo está “adoleciendo el estado, por su falta de liderazgo”.
Además, comentó “… no trate de justificarse”. No ha logrado terminar con la "inoperancia". No a “cifras alegres”. En el estado, “se vende la libertad: de 30 mil a 50 mil pesos”. Las escenas de homicidios “se contaminan”; como resultado de esto, las carpetas llegan mal integradas a los jueces de control. “Necesitamos un fiscal eficaz y capaz”.
En su réplica, el fiscal justificó que el presupuesto que posee “no es la panacea. No vamos a resolver la procuración de justicia de un día para otro”. El organismo recibe 734 millones anuales. De éstos, hacia la nómina se destinan: 500 millones. Y quedan 234 -para operar-. “Recibí, hace dos años, en números rojos, con 180 millones de deuda”. A modo de ejemplo, dijo que tan sólo un dictamen de ADN oscila entre los 12 a 15 mil pesos.
En su intervención, Dalila morales Sandoval, de Acción Nacional, hizo alusión al caso de Jonathan Martínez, a cuya mamá le entregaron un cuerpo equivocado. Y, entonces, sepultaron al vástago de otra familia. En suma, fue un “error” en identificación humana. Hubo daño moral. Carmona Gándara se defendió, al decir que los consanguíneos sí identificaron el cuerpo del joven; la investigación continúa su curso, “por posibles anomalías”.
El servidor comentó que, de agosto a enero, se produjeron 39 denuncias de personas desparecidas: 25 casos “sabemos dónde están”. El resto sigue en indagación.
Nadia Josefina Díaz Roca, independiente, ponderó que la violencia se ha acrecentado. Puso el caso del cuerpo sin vida de una niña, encontrado en Temixco. “Vemos con alarma cómo se recrudece” la inseguridad.
Blanca Nieves Sánchez Arano recalcó que, recién, hubo homicidios en el penal de Atlacholoaya. Y aquél contestó: “hay problemas, por el hacinamiento”.
Keila Celene Figueroa Evaristo espetó que el plagio se ha convertido en un flagelo en Morelos. “Ningún municipio está exento”. A raíz de las deficiencias en la unificación de las carpetas, el crimen sigue en ascenso. “Estudian a la víctima. Conocen su itinerario y, bajo ese esquema, consuman el delito”.
José Casas González informó que las estadísticas marcan que se generan 42 asesinatos, por cada 100 mil.
Marcos Zapotitla Becerro, de Encuentro Social, resumió: “si no puede, “¡váyase!”.