Las ráfagas de los fusiles Barrett, normalmente utilizados por grupos de la delincuencia organizada al norte de país, comenzaron a sonar a las 6:35 horas del viernes en el cruce de Paseo de la Reforma y Monte Blanco.
En medio de la incredulidad y miedo por la potencia de los disparos, los vecinos de la colonia Lomas de Chapultepec despertaron de golpe; las balas rebotaron en varios lugares, incluidas casas.
José Armando Briseño de los Santos
En una escena que no se acostumbra a ver en calles de la Ciudad, centenares de casquillos percutidos de grueso calibre quedaron tirados sobre el pavimento todavía húmedo por la lluvia de la noche anterior.
Las células de sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) cerraron el paso del convoy en donde viajaba el jefe de la policía capitalina, Omar García Harfuch, justo en el cruce del Paseo de la Reforma y Monte Blanco, luego, según inteligencia, de monitorear sus movimientos desde semanas atrás.
Comenzaron a disparar durante tres minutos, que fueron eternos para los vecinos de Lomas de Chapultepec. El tiempo del ataque quedó registrado en cámaras del C5 de la Ciudad de México.
Por esta zona de la Ciudad nunca se había escuchado el rafagueo de armas de ese calibre.
En el lugar, la incertidumbre se hizo mayor para los vecinos cuando escucharon el ajetreo de la calle y el amplio despliegue policiaco que se realizó tras el ataque, no sólo de sectores de la alcaldía Miguel Hidalgo, sino de agentes de inteligencia, equipos especializados y de la Policía de Investigación (PDI).
Una de las vecinas consultadas, quien prefirió no dar su nombre, dijo que fueron momentos de horror, miedo e incertidumbre, por no saber exactamente lo que sucedía.
Aseguró que escuchó una ráfaga larga, luego el silencio que se transformó en sirenas de la policía capitalina que llegaban al lugar; sin embargo, prefirió no salir de su casa.
Durante el ataque, vía radio los policías comenzaron a informar sobre el atentado: “Rápido, en K5, están tiroteando, base”, se escuchó.
El acordonamiento que se realizó en la escena del crimen tampoco fue habitual; varias calles de distancia y aledañas se cerraron para iniciar con el levantamiento de indicios.
No hubo vecinos curiosos que salieran a contar lo sucedido. Esa parte de Reforma había sido cerrada para la investigación. Peritos establecieron la ruta de escape de los sicarios así como el registro de los objetos que tiraron durante su escape.
Los agentes contabilizaban las casas en ambos sentidos de la vialidad para solicitar los videos de las cámaras de seguridad.
Intranquilidad
Trinidad Belaunzarán, presidenta del Observatorio de Seguridad Ciudadano y vecina de la colonia, dijo a EL UNIVERSAL que sus compañeros que escucharon los disparos y se resguardaron, se encontraban bien, pero el susto continuaba tras los hechos.
Se dijo consternada por el atentado ya que el Observatorio Ciudadano —que preside como vecina de Lomas de Chapultepec—, mantiene comunicación constante con el jefe de la policía para coordinar trabajos en materia de seguridad.
“Sentimos como si nos hubiera pasado a nosotros”, expresó.
El Paseo de la Reforma fue cerrado más de 12 horas tras los hechos y se quedó muda ante los trabajos periciales. El silencio se llamaba miedo, lo que impedía a los vecinos salir a observar lo sucedido.
De las residencias que conforma esta colonia de alta plusvalía en la capital, ni una sombra se asomó durante las primeras diligencias que realizaron agentes de la Policía de Investigación de la fiscalía local.
Rafael, un trabajador de seguridad, se acercó al lugar de los hechos y contó que él evitó salir de su centro de trabajo minutos después de la balacera por el miedo y se dijo desconcertado por lo que había sucedido.
En el lugar también se encontraban familiares de Gabriela, una mujer de 26 años que perdió la vida durante el fuego cruzado.
A las 18:00 horas fue reabierta la circulación en este tramo de Paseo de la Reforma.