Declarada la guerra contra la corrupción por el nuevo mandamás del PRI, Enrique Ochoa, los Gobernadores Javier Duarte y Roberto Borge, villanos que precipitaron la crisis del tricolor, brillan por su ausencia en la consumación de un dedazo más en la historia del Revolucionario Institucional.
"Creo que hicieron bien", arriesga Carlos Aceves, jerarca de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), el primero de los tres sectores que dio la bendición a Ochoa para que tomara las riendas del tricolor.
-¿Y por qué?
-No iban a ser bien recibidos.
Tras el ungimiento del economista y abogado de 43 años, aflora el júbilo en el auditorio Plutarco Elías Calles.
José Antonio Meade, Secretario de Desarrollo Social, está presto para atender la línea que ha dictado Ochoa a militantes y funcionarios públicos: el Gobierno debe rendir cuentas al partido.
"Va a ser muy sano que el gabinete rinda cuentas a todo mundo, para que sea una gestión transparente y eficiente. Éste es un Gobierno al que no le asusta rendir cuentas", define Meade, visiblemente satisfecho.
En sintonía con su colega, Aurelio Nuño, titular de Educación Pública, proclama la idoneidad del nuevo dirigente priista.
"Enrique es justo lo que necesitaba el partido. Va a ser Enrique Ochoa un gran presidente del partido. Creo que su discurso fue muy claro, muy puntual y, sin lugar a dudas, me parece que es lo que necesitaba el partido en esos momentos. Y como militante tendrá todo mi apoyo", adelanta.
El Secretario de Salud, José Narro, considera viable que el Gobierno rinda cuentas al partido.
"Saludo el mensaje del nuevo presidente. Y, por supuesto, hay que sentir orgullo de lo que en el Gobierno de Enrique Peña Nieto se ha conseguido", expresa el ex rector de la UNAM, quien antes reafirma su militancia tricolor: "Yo presidí la fundación Cambio 21. Usted dirá".
En la algarabía, hundido en su butaca de primera fila, el ex dirigente Gustavo Carbajal Moreno le ve a Enrique Ochoa cualidades incluso como eventual presidenciable.
"¿Por qué no? ¿Por qué no?", desliza el veracruzano.
El chihuahuense César Duarte, uno de los Gobernadores que entregó la plaza al panismo y discurre en el descrédito por escándalos de corrupción, se apersona en la sede del tricolor y ocupa una butaca en primera fila, pero en un extremo distante de Ochoa.
Los 541 consejeros que a mano alzada, en votación económica, proclaman al ex director de la CFE, callan cuando el secretario técnico del Consejo Político Nacional, Joaquín Hendricks, anuncia que la ex lideresa María de los Ángeles Moreno había solicitado hacer uso de la palabra.
Sin regatearle su voto a Ochoa, De los Ángeles Moreno cuestiona la ausencia de debate sobre el descalabro del pasado 5 de junio, sin dejar de señalar que "valdría la pena considerar formas y tiempos distintos" en la ruta que llevó al relevo de dirigentes.
"Le pedí autorización al Consejo Político, a su secretario técnico y éste a su vez a la presidenta del partido. Hubiéramos querido que fuera más pausado (el procedimiento)", relata.
-¿Entonces, pesó el dedo presidencial?
-Siempre ha pesado, siempre ha pesado, ja, ja, ja. Pero me parece que en los nuevos tiempos del partido, debe tenerse más consideración por la militancia.
El grueso del gabinete desfila por el Plutarco Elías Calles para arropar a Ochoa: Meade, Narro, Nuño, Claudia Ruiz Massieu, Gerardo Ruiz Esparza, Ildefonso Guajardo y Pedro Joaquín Coldwell.
En la lógica de la pugna hacia el 2018, que ya alborota y distrae a los priistas, es significativa la ausencia del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, ajeno al círculo en el que se mueve el nuevo dirigente tricolor.
Sobresale también la ausencia de Manlio Fabio Beltrones, que a instancias de Ochoa se lleva la ovación en el ritual del relevo.
Minutos antes de que expresara la palabra "corrupción", Ochoa menciona varias veces a quien en los hechos lo llevó al PRI: Enrique Peña Nieto.
"Un hombre bien nacido es un hombre agradecido", dicen algunos priistas.
Exalta la figura presidencial y contrasta los logros del Mandatario mexiquense con los de los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón, cabezas de "12 años de gobiernos nefastos".
"El PRI es un partido de jóvenes. La juventud no es un tema de edad. Es un tema de actitud", sentencia el nuevo líder ante la mirada recelosa de Adolfo Lugo Verduzco, Jorge de la Vega Domínguez, Roberto Madrazo, Francisco Labastida Ochoa, Gustavo Carbajal Moreno, María de los Ángeles Moreno, Mariano Palacios Alcocer y Humberto Roque Villanueva, viejos dirigentes que por años y por años se hicieron de la vista gorda frente a la consigna de "El que no transa, no avanza".
"Estamos a tiempo de rectificar", proclama Ochoa.
A ver.