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Las proyecciones económicas de México chocan con el optimismo del Gobierno

Los datos más recientes apuntan a una rápida recuperación, pero los analistas son más cautos ante las previsiones

Los datos más recientes parecieran, a primera vista, apuntar a una rápida recuperación. Esta semana, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) de México anunció que la actividad económica del país subió un 8.9% en junio, un salto mensual récord, al levantarse algunas restricciones del confinamiento por la pandemia de la covid-19. Las exportaciones llevan dos meses al alza y el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que en agosto se recuperaron 52.000 empleos hasta mediados de mes. “La economía está respondiendo bien”, dijo el mandatario el 12 de agosto, ”nos va a llevar tiempo, pero ya vamos de salida”. Unos días después, en videoconferencia con sus clientes, el matemático y estratega financiero Luis Gonzali expone un panorama muy diferente: la recuperación económica de México será lenta y dolorosa. “Ya se está hablando de un sexenio perdido, incluso un poco más”, dice Gonzali, estratega de deuda y macroeconomía de la firma Franklin Templeton en la Ciudad de México. “Al final de 2021 México va a seguir bastante mas rezagado que el resto de los países”.

Los datos son positivos porque parten de una base muy negativa, explica en conversación telefónica Gonzali. “La economía cayó tanto que nos echó treinta y ocho trimestres para atrás, entonces cualquier aumento en la actividad se va a ver como un rebote importante pero no nos va a acercar a los niveles en que estábamos antes”. De hecho, la actividad económica de junio, a pesar del rebote, sigue siendo 15% menor que el mismo mes un año antes. El pesimismo se extiende a los inversores extranjeros. En su último reporte, el Banco de México registró que inversionistas retiraron 8.710 millones de dólares del mercado de dinero mexicano durante el segundo trimestre de 2020, una cifra por mucho mayor a los 3.370 millones que se perdieron en 1995 cuando se detonó la “Crisis del Tequila” que se sintió por todo el mundo. Por primera vez en ocho años, los mexicanos desplazaron a los extranjeros como el grupo con mayor tenencia de bonos de deuda del gobierno.

Aunque se hayan creado nuevos empleos como anunció el presidente, el total acumulado de puestos de trabajo formales destruidos por la pandemia sobrepasa el millón, de acuerdo con los últimos datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Más de 11 millones de mexicanos perdieron total o parcialmente su fuente ingresos, contando el trabajo informal. En el segundo trimestre del año, el Producto Interno Bruto (PIB) cayó 17% en comparación con trimestre anterior y acumuló cinco trimestres consecutivos con bajas algo que no se había visto desde finales de 1985 cuando la Ciudad de México sufrió un devastador terremoto. Las últimas previsiones del banco central pronostican una caída del PIB, en el mejor escenario, del 8,8%. En el peor de ellos, del 12,8%. “¿Por qué?”, continúa Gonzali. “Porque no hubo estímulos. Si el Gobierno decidiera hacerlo ahora ya no va a ser suficiente, ya no tendría el mismo efecto. Se debieron haber dado en un un principio y ese barco ya zarpó”.

Analistas de bancos de inversión y organizaciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional coinciden en que países como Colombia, Chile, Brasil y Perú se van a recuperar mucho más rápido porque inyectaron en sus economías recursos a manera de depósitos directos a familias, créditos y garantías. En México, el Gobierno aseguró que gastaría entre el 1.5% y el 2% del PIB en medidas de apoyo a la población más vulnerable. Esto se compara con los paquetes de Brasil del equivalente del 11,8% de su PIB y Perú con 12%. Chile, por su parte, anunció que los apoyos se extenderán hasta el 2022.

“Me queda clarísimo que AMLO tenía la oportunidad de su vida si él quería ser un populista del gasto, pero él no es así,” explica Marcos Casarin, economista en jefe para América Latina de la firma inglesa Oxford Economics. “Esto ya lo demostró. Para mí, su onda no es ser argentino o brasileño o venezolano, de estar distribuyendo plata a la gente, ese no es su mecanismo de hacer política. Creo que el presidente tiene muy claro que la única cosa que no puede hacer es gastar más de lo que recauda y me parece bastante claro que no lo va a hacer”.

Casarin estima que la economía del país se contraerá en un 7,2% este año y rebotará en 4% en 2021. Su pronóstico para el próximo año es menor al rebote de 5,6% que pronostica el Banco de México. La etapa más dura del confinamiento ya pasó en la mayoría de los países que sufren del Coronavirus, dice Casarin, por lo que los analistas y expertos ya se están enfocando en la recuperación. Entre las seis economías más grandes de América Latina, Casarin espera que todas, excepto México, regresen a sus niveles de PIB pre pandemia entre finales de 2021 y la primera mitad de 2022. México no regresará a sus niveles pre pandemia hasta un año después, en la primera mitad de 2023. El economista no cree que suceda hasta después de 2024 y el banco de inversión Credit Suisse lo contempla hasta finales del 2025.

En el caso de México, dice Casarin, cuando el país pueda reabrir su economía en su totalidad, tendrá que enfrentar los obstáculos al crecimiento que ya estaban ahí antes de la pandemia. Entre ellos, la fuerte caída de la inversión fija que ha venido bajando desde 2018. En mayo, la inversión fija bruta reportada por el Inegi se desplomó en 39% a niveles no vistos desde 1997. Y también, el clima de incertidumbre que ha generado el Gobierno actual con la cancelación de grandes obras como el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México y una planta cervecera en Baja California. Además, el presidente López Obrador ha amenazado con llevar a los tribunales internacionales contratos “leoninos” entre las empresas paraestatales y el sector privado que, asegura, abusan del Estado.

“Hay un gran problema que no cambió y que no va a cambiar que es la actitud del Gobierno hacia inversión privada y el de la inversión privada hacia el Gobierno. Hay una guerra fría, como tal. No creo que esto sea una gran ayuda para nadie”, afirma Casarin. Mientras tanto, el nuevo tratado de libre comercio con Estados Unidos puede impulsar la economía mexicana así como las remesas que llegan de otros países directo a las familias. “No se trata de que México vaya a implorar,” explica el economista, “es más que México va a seguir en esta muerte lenta que todos ya sabemos que va a ser”.

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Nacional
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