Se prevé un crecimiento puntual del PIB de 2.6 por ciento para 2022, de acuerdo con los Criterios Generales de Política Económica.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) descartó un crecimiento del cuatro por ciento en el Producto Interno Bruto (PIB) al final del sexenio, en el escenario estimado en el Paquete Económico 2021, a pesar de los pronósticos son inerciales y no consideran políticas económicas en discusión, ni incorporan todos los efectos de política pública del gobierno federal para el resto de la administración actual.
De acuerdo con los Criterios Generales de Política Económica, para 2022 se prevé un crecimiento puntual del PIB de 2.6 por ciento, y de 2023 a 2026 de 2.5 por ciento, en cada año; estas previsiones se contemplan en un rango entre 2.1 y 3.1 por ciento para 2022; y de entre dos y tres por ciento de 2023 a 2026, en cada año.
PIB, gasto en salud y empleo... consulta aquí el Paquete Económico 2021
El escenario macroeconómico de mediano plazo está sujeto a riesgos que podrían modificar las trayectorias anticipadas, entre los factores que pueden generar un entorno más benéfico al alza se encuentra una disminución significativa del número de nuevos contagios por el covid-19 o la finalización del desarrollo y producción de una vacuna.
Otros factores que podrían jugar a favor del crecimiento está una disminución de las barreras al comercio como parte de la resolución favorable de acuerdos comerciales y resolución de conflictos ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) y aumentos en la productividad global por la implementación de políticas que la impulsen.
Entre los factores que podrían afectar el crecimiento, destaca que continúen las interrupciones por la pandemia de covid-19 y se profundicen las tensiones comerciales, afectando la estabilidad del sistema financiero y el crecimiento global de mediano plazo, así como una profundización de los conflictos comerciales y los riesgos geopolíticos que genere menores perspectivas de crecimiento en la economía mundial.
Asimismo, hay una recuperación de la economía de Estados Unidos más lenta que la esperada y la materialización de condiciones más restrictivas en los mercados financieros internacionales por los procesos de normalización de las economías, que afecten la inversión y los flujos de capitales a nivel mundial.