El Presidente Andrés Manuel López Obrador alista un golpe mortal a los órganos autónomos y reguladores para ponerlos bajo su control.
Ayer anunció que enviará al Congreso una reforma para que dependencias del Gobierno puedan "absorber" funciones de entidades de vigilancia y contrapeso gubernamental.
El argumento de AMLO es que busca evitar la duplicidad de funciones y conseguir ahorros.
"(El Instituto Federal de Comunicaciones cuesta) mil 500 millones, entonces, que pase a Comunicaciones. ¿Y por qué autónomo?", cuestionó.
"El otro es el de la Transparencia. ¿Por qué autónomo? Y con un uso faccioso, muchas veces", agregó.
El anuncio desató la alerta de especialistas y organismos por implicar un regreso a la opacidad y anular los contrapesos para la Administración federal.
Las ex comisionadas del Instituto Nacional para el Acceso a la Información (INAI), Jacqueline Peschard y María Marván, coincidieron en que los órganos autónomos surgieron para evitar el hiperpresidencialismo.
Y el plan de López Obrador, advirtieron, es un retroceso y concentración de poder.
"Es ir contra los contrapesos, de la deliberación pública", apuntó Peschard.
"Tiene implicaciones muy graves para el desarrollo democrático, implica una concentración del poder".
Recordó que la labor de los reguladores es supervisar que las autoridades no cometan abusos, corrupción o conflicto de interés.
"El Presidente tiene popularidad, respaldo social, pero no es eterno", añadió, "y pretender desaparecer instituciones que nos han costado 30 años, es algo que es indebido".
Marván descartó la posibilidad jurídica de la medida.
Eduardo Pérez Motta, ex presidente de la Comisión Federal de Competencia (CFC), explicó que la importancia de los reguladores no es sólo la independencia, sino tener organismos técnicos y que la única lealtad que tengan los comisionados sea a la Ley de Competencia.