Los obispos del país hicieron un llamado a las autoridades para atender los hechos violentos ocurridos recientemente en Morelos y esclarecer las situaciones de amenaza e intimidación de que han sido víctimas diversos miembros de la diócesis de Cuernavaca.En un comunicado, los obispos informaron que en días pasados un grupo de personas intentó apoderarse de la administración de la parroquia, santuario de Tepalcingo, oriente de Morelos, y robó 120 mil pesos que el párroco había pedido prestado para compra de material para una feria. "Un comité espurio, nombrado supuestamente por el pueblo, ha querido en esos días apoderarse de la administración, relegando la función del párroco a un empleado. Se trata de personas que no participan en la vida pastoral de la comunidad, algunos ni siquiera son católicos y quieren someter a la Iglesia a sus intereses, incluso mezclan intereses políticos", se lee en el comunicado. El 4 de febrero pasado, ese grupo se instaló en el atrio del templo e impidió el desarrollo de las actividades pastorales y culturales de la parroquia. "Siguieron días de tensión, ofensas y calumnias. Por escrito y verbalmente proferían amenazas contra el párroco". El domingo 7 de febrero los grupos parroquiales decidieron llevar a cabo una marcha por la paz. Al finalizar desalojaron a los invasores del recinto sagrado, pero media hora después regresaron junto con un grupo de ticuanes (danzantes enmascarados), quienes, al parecer habían sido preparados previamente con bebidas embriagantes y enervantes, irrumpieron violentamente en la casa parroquial con cadenas, palos, machetes, piedras y armas golpeando personas y destruyendo puertas, ventanas, baños y enseres propios de la casa habitada por dos sacerdotes. Durante este tiempo de violencia, el mando único permaneció pasivo observando sin intervenir mientras eran golpeados; algunas personas tuvieron que huir. Los ofensores, al parecer completamente ajenos y solo contratados para este acto de violencia, preguntaban quién era el cura que buscaban, querían lincharlo. Como pudieron escaparon dos de los cuatro sacerdotes que allí se encontraban. Quemaron la motocicleta del vicario, robaron 120 mil pesos que el párroco había pedido prestado para compra de material para la feria, robaron computadoras y todo cuanto tuvieron a su alcance. "Llama enormemente la atención que la policía solamente observaba, cuando terminó la violencia y habían destrozado la casa, ni la policía municipal, estatal, ni federal desalojaron a los agresores, ellos quedaron en posesión del santuario y la casa del peregrino. Actualmente mantienen la total administración del santuario; los fieles que permanecieron al lado de los sacerdotes tienen prohibido entrar al templo". Ante estos hechos el lunes 8 de febrero se presentó la demanda de los hechos al Ministerio Público y a la Procuraduría General de Justicia de Morelos, pero ambas oficinas fue rechazada la petición sin motivo o razón alguna.